QUIZAS

QUIZAS


Cuando llegué el barrio, ya estabas allí.
En aquel entonces se te veía perfecta, hasta me imaginé que estarías como yo, orgullosa de ser parte de todo aquello que apuntaba a un crecimiento rápido y sosteniendo en el tiempo.

Vivíamos frente a una escuela modelo, donde concurrían cientos de niños y por esa razón, siempre supuse que al igual que a mi, risas y alegrías nunca te faltaron. Sin embargo, hay algo que el transitar de la vida no perdona y los dos, tú, tanto como yo, sufrimos el desgaste.

Quizás en otras condiciones económicas y de no abandono, mi jubilación hubiera alcanzado para los medicamentos que necesito, y tú no tendrías que soportar insultos los días después de una lluvia, si te hubieran mantenido para que la desidia, no te convirtiera en una fastidiosa baldosa floja.

"Quizás"
Más allá de ese quizás, el poder de observación de las pequeños detalles de la vida; macerado con el alma, es lo que da magia a este relato.

Jaa..., me mataste con el final. No me lo esperaba para nada. Muy bueno Ricardo. Un abrazo,
Jose

CUANDO NOS ALCANZA EL TIEMPO...NI LAS BALDOSAS SE SALVAN.
TAMBIEN EXTRAÑO ALGUNAS COSAS QUE HABIA EN MI BARRIO Y QUE AHORA YA NO.LA FUENTE POR EJEMPLO DE LOS SAPOS SIN CABEZA,NADIE SABE AHORA PORQUE ESA PLAZA SIGUE SIENDO PARA LA GENTE LA PLAZA DE LOS SAPOS SIN CABEZA,AHORA HAY UN CANTERO QUE NUNCA TIENE FLORES Y UN CARTEL DE METAL QUE DICE,PLAZA DEL INMIGRANTE,AUNQUE NADIE LE DICE ASI.

Un buen micro ,marcando esa veta observadora que tiene el autor de los pequeños detalles que hacen al hacer cotidiano.
Un abrazo.