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 La Alcaldesa II. Cuento

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luis tejada yepes
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MensajeTema: La Alcaldesa II. Cuento   La Alcaldesa II. Cuento Icon_minitimeMiér Jun 11, 2008 11:37 pm

Le informó a la muchacha que se escudaba tras la madre, señalándole una camioneta Toyota, cuatro puertas con los vidrios polarizados, que con el motor encendido estaba parqueada a todo el frente de la puerta de la casa.
-Como así, relevo, porque no nos avisaron antes. Esto está muy raro, yo voy a llamar al teléfono que me dieron para avisar cuando observara algo irregular. Lo debo tener apuntado en alguna parte…si, en la pared…cerca al teléfono, ya verán…-
Les espetó la madre de inmediato. Una voz interior le decía que algo raro estaba ocurriendo.
Ante el gesto de desconfianza de la mujer, el jefe del grupo les explicó sin inmutarse, ni ponerse nervioso, que los otros fueron relevados porque ya habían cumplido el período.
-No perdamos el tiempo, todo esta arreglado de acuerdo a lo acordado con la comandancia, no hay más que discutir, usted me entiende niña…sabe, es mejor para todos que usted se apresure en acompañarnos-.
Se lo dijo despacio, dándole un mensaje, clavándole una mirada de odio a la vieja. Seguramente la alcaldesa intuyó acertadamente e interpretó correctamente la amenaza en los ojos de ratón del presunto escolta. El timbre y el sentido de las palabras del negro grande de escopeta bajo el abrigo no daban lugar a dudas. Para la alcaldesa lo prioritario en este momento, sobre todo, inclusive por encima de su seguridad personal, era proteger a la madre. Rápidamente le echó mano al maletín, se precipitó hacia fuera sin darle tiempo a la madre para decir ni hacer ningún movimiento que la pudiera poner en peligro. Al mismo tiempo le aclaraba:
-No mamá, no es necesario llamar a ningún lado yo los conozco, hasta luego… hasta luego. Nos vamos rápido señores, ¡si!, por favor-
Lo dijo mirando al negro casi al borde de las lágrimas, al mismo tiempo que se encaminaba hacia el carro. Este la esperaba con la puerta de atrás abierta. A ella se le hizo la entrada a una tumba, a un siniestro túnel de donde no saldría, seguramente, con vida.
El bolso con los enseres de viaje se lo cedió a otro de los presuntos escoltas que le esperaba dentro de la camioneta Land Cruiser Toyota. Este le había estirado el brazo izquierdo para recibírselo, más por apresurar la situación que por amabilidad. El hombre tomó enérgicamente el bolso y lo arrojó sin consideración hacia la parte trasera de la camioneta.
Al subirse al carro la alcaldesa se corrió hacia el centro de la silla para abrirle campo al negro que la acosaba detrás, entre los dos hombres la estrecharon. Quedó sin movimiento, enzanduchada. Acto seguramente con el fin de impedirle todo movimiento o maniobra defensiva. Se notaba a leguas mil que estaba ante expertos en estas lides.
Antes de cerrarse la puerta del vehículo la madre vio a su hija frágil e indefensa en medio de los dos hombres. El negro le echó una mirada como diciéndole: por poco te toca. La puerta de la camioneta se cerró enérgicamente. Los vidrios polarizados del todo terreno apartaron a la alcaldesa de la vista de la madre o de cualquier curioso que pasara en esos momentos por allí.
-Que Dios la proteja-
Dijo la madre para sus adentros, encomendándoles la seguridad de su hija a todos los santos y santas del santoral católico. Tenía un mal presentimiento. Todo se le hacía bastante raro. Cerró la puerta de la casa y se propuso continuar con los quehaceres de la pequeña casa. La cabeza no le daba para nada. Aunque no conocía muy bien todo eso de la seguridad pensaba para sus adentros que algo andaba mal. De inmediato en el corazón de madre un presentimiento tenebroso le hizo saltar gruesas lágrimas de los cansados ojos. Un desespero acompañado de una crisis de pánico le recorrió todo el cuerpo. Se dirigió presurosa hacia el teléfono y comenzó a marcar el número apuntado con lápiz en la pared.
En el mismo momento en que marcaba los dígitos asignados para reportar las novedades relacionadas con la protección de la funcionaria, a las seis y media en punto de ese aciago día, sonó nuevamente el timbre de la puerta y nuevamente se sobresaltó ante la intempestiva estridencia. El corazón le dio un vuelco. Por un momento se hizo a la ilusión de encontrarse con la amable figura de la hija al abrir la puerta. Despreocupada como siempre, sonriéndole desde la acera, diciéndole que el motivo del regreso era el olvido de alguna cosa.
Solo habían transcurrido diez minutos desde el momento del embarque de la hija en la camioneta. El corazón quería salírsele del pecho, se le aceleró al máximo. Tenía la impresión de que sus latidos podían oírse mas allá de la puerta. –
-¿Hija, por qué te devolviste?…-.
Decía en voz alta, al mismo momento de abrir la puerta. Confirmando de inmediato, que el mal presentimiento, que la había acompañado desde que su hija se marchó con el grupo de desconocidos, tenía basamento real. El grupo de escoltas verdadero, el del día anterior, estaba en pleno, presente ante sus ojos.
El comandante trataba de mirar hacia dentro de la casa, la mujer le impedía la visión. El movía la cabeza buscando con su mirada a la protegida detrás de ella. No la veía por ningún lado. Le dijo con voz agria a la pobre vieja en son de reclamo:
-Donde está la alcaldesa no dijo dizque estuviéramos cumplidos, ¿entonces?-
La madre comprendió de inmediato la terrible realidad.
El escolta al ver como se tambaleaba la mujer, como si fuera a desmayarse, se precipitó a sostenerla tomándola por el brazo derecho. Gesto rechazado de inmediato por ella y mucho menos agradecida. En el fondo estaba segura: la trampa fue iniciada por estos escoltas que la miran con curiosidad desde fuera y dentro del carro blindado parqueado al frente de la puerta de la vivienda.
El hombre sabía que no contaba con la simpatía de la vieja. Dio un paso atrás como un resorte, pensando:
-si no quiere que la ayude, allá ella-
Sin amilanarse por el gesto de desprecio preguntó nuevamente.
-¿Y la alcaldesa, no dizque tenía mucho prisa?
La madre lo miró con rabia y angustia, con el rostro desencajado por el dolor. Abundantes lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Todo este enredo y el corazón de madre le decían que algo muy grave le había ocurrido a su hija:
-Pero si la acaban de recoger unos que dijeron ser la nueva escolta. Cogieron hacia el norte, ella me dijo: no te preocupes mamá, yo los conozco -
-¿Como así?-
Apuntó el comandante-
Increíble que hubiera sido tan ingenua. Ahora si la embarró bien embarrada la muchachita esta, esto me huele mal, muy mal… -.
Dijo el detective en voz alta dirigiéndose al resto de personal que esperaba dentro y fuera del carro.
Inmediatamente avisó por radio a sus superiores y les relató en el argot policial lo ocurrido.
En el fondo podía reconstruir, por experiencia, lo ocurrido.
Humm, si le montaron este operativo no es para conversar con ella-.
Estaba completamente seguro:
El trabajo como escolta de la alcaldesa había llegado a su fin.
Ni una palabra de consuelo para la desesperada mujer llorando frente a ellos. No se le ocurría nada para decirle, el siempre había sido muy malo para improvisar en estas ocasiones luctuosas. Era cuestión de esperar el aviso de la aparición del cadáver. Según lo estilado en esta guerra de exterminio no tardarían en tirarlo en cualquier potrero.
Había muy pocas esperanzas de que los motivos del secuestro fueran algo distinto a asesinarla. De acuerdo a su experiencia seguramente esto ya ocurrió:
-¡Que desperdicio!, una mujer tan hermosa, joven, soltera y meterse de comunista, vean los resultados-
Les dijo a sus hombres como lección de comportamiento en la vida. Ser comunista en su conciencia significaba merecer la muerte.
Dicho y hecho, dos horas más tarde fue encontrada muerta con varios disparos en la cabeza tirada en una glorieta organizadora del tránsito. Muy cerca de donde fue secuestrada. No más de dos kilómetros, contados a partir del lugar donde su madre la vio por última vez, ensaduchada por los asesinos.
La novedad la informaron por las frecuencias de la radio de la policía. La comunicación a pesar de las claves técnicas usadas por los agentes fue interpretada acertadamente por la madre que cayó de inmediato de rodillas clamando al cielo Justicia.
-¡Lo sentimos mucho. Si quiere la llevamos al sitio para que la reconozca. Estamos muy cerca.
La encontraron en una posición imposible, lacerada, enredada entre sus miembros superiores e inferiores. Esta circunstancia denotaba que fue arrojada desde un carro en movimiento. La cabeza de la muchacha estaba dos veces más grande debido a las hemorragias e hinchazón del cerebro. La cara, su hermosa cara, no era más que una masa informe de piel desprendida y coágulos de sangre. Mostraba las secuelas de una golpiza brutal, seguramente con el fin de mandarle un mensaje a los compañeros de partido político de la víctima, destinada a aterrorizar, propinada seguramente antes de vomitarle varios tiros a quemarropa. La madre la reconoció por la ropa y el bello cabello enredado y pegado a su cuello.
FIN


Última edición por luis tejada yepes el Lun Jun 16, 2008 11:00 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: La Alcaldesa II. Cuento   La Alcaldesa II. Cuento Icon_minitimeJue Jun 12, 2008 12:55 am

Bueno, la historia esta muy bien narrada, con los detalles necesarios, aunque a gusto personal, algunos pueden obviarse para que el relato no sea tan largo y le resulte pesado al lector.
Una historia de "crimen y castigo",a veces ser uno mismo, o mantener sus convicciones tiene resultados fatidicos, lo importante, más allá de cualquier ideología, es mantener en alto las convicciones de uno, sean del color que sean o tengan el sentido que tengan.
Los abusos de poder se dan tanto en las derechas como en las izquierdas.
Un buen relato, eso sí hay un término que no comprendo:dizque

No le encuentro el significado, no se si será un regionalismo, o es una palabra aceptada por la real academia, realmente no la conozco y no entiendo su significado,primero pensé que era un error tipografico, pero veo que se repite, o sea que está puesta con un sentido,el cual desconozco.
Un abrazo que las Hadas te acompañen.
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MensajeTema: Re: La Alcaldesa II. Cuento   La Alcaldesa II. Cuento Icon_minitimeJue Jun 12, 2008 1:04 am

Poesiacarnivora escribió:
Bueno, la historia esta muy bien narrada, con los detalles necesarios, aunque a gusto personal, algunos pueden obviarse para que el relato no sea tan largo y le resulte pesado al lector.
Una historia de "crimen y castigo",a veces ser uno mismo, o mantener sus convicciones tiene resultados fatidicos, lo importante, más allá de cualquier ideología, es mantener en alto las convicciones de uno, sean del color que sean o tengan el sentido que tengan.
Los abusos de poder se dan tanto en las derechas como en las izquierdas.
Un buen relato, eso sí hay un término que no comprendo:dizque

No le encuentro el significado, no se si será un regionalismo, o es una palabra aceptada por la real academia, realmente no la conozco y no entiendo su significado,primero pensé que era un error tipografico, pero veo que se repite, o sea que está puesta con un sentido,el cual desconozco.
Un abrazo que las Hadas te acompañen.

Recuerda mi posición frente a la síntesis. No estamos ante un guión cinematográfico y los detalles son importantes. Si, la palabra dizque es un regionalismo, se me fue en la redacción, dizque lo sabía, que tal esa, no sabe nada del asunto. Es duditativo, enfático, dizque iba para Europa, tan mentiroso...

Los busco y los elimino, no son necesarios.
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MensajeTema: Re: La Alcaldesa II. Cuento   La Alcaldesa II. Cuento Icon_minitimeDom Jun 15, 2008 9:35 pm

Una vez más me atrapo sus relatos, bien llevados y que ha pesar de la crudeza del trasfondo, se hacen amenos,textos que nos dejan reflexionando.
A modo personal, y leyendo su respuesta a Poe, quizás no sea lo más indicado borrar el término "dizque", que confieso tampoco conocía, pues aclarando su significado, creo que aporta mucho a lo que es la cultura, regionalismos etc,personalmete me gusta conocer ese tipo de terminología.
Un buen texto, como era de esperar.
Saludos cordiales.
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MensajeTema: Re: La Alcaldesa II. Cuento   La Alcaldesa II. Cuento Icon_minitimeLun Jun 16, 2008 10:10 pm

Un buen relato, bien llevado,sobre una historia como hay tantas en nuestra América sobre detenciones arbitrarias, desapareciones y muerte.
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MensajeTema: Re: La Alcaldesa II. Cuento   La Alcaldesa II. Cuento Icon_minitime

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