Paloma de la última noche

(Antes que nada me gustaría que el lector evite prejuicios, pues los que escribimos sabemos que lo que uno produce no depende tanto de cómo nos sintamos en el momento sino que es un sentimiento escogido, es la posibilidad de crear y aprender a describirlo. En este caso elegí a una persona "desesperanzada, inútil, inservible y acostumbrada a servir a otros humanos", o como le llamo cotidianamente, "un pobre hombre". Espero les guste.
La forma de escribir la capté -más bien intenté captar y reproducir a medias con mi forma de escribir mezclada-con Los Cantos de Maldoror del autor uruguayo Isidore Lucien Ducasse, conocido como Conde de Lautréamont).

Y largué a hablarle:


...Paloma que osas destrozarme la cara. Forajida, cuyas patas -hermosas- desmantelan esta última noche que vino a encontrarnos. Te me posas encima de mi rostro con un único propósito: desgarrar la piel que mantiene pegados mis ojos con el horizonte, muy a lo cerca de mis pensamientos corrosivos de placer eterno, diría que topándose con mi sedienta conciencia.
Mi cuello viejo y curvo con mi espalda curva y gastada junto con mis piernas flojas y dobladas, me obligan besar el suelo seco e incípido, pero tu presencia hace que mi espalda enderece y tu peso forja a mi semblante, lo mueve para que quede derecho hacia el cielo con mi vista dura ante las nubes, respetándolas y respetándote a ti. Belleza de ave, himno de muchas religiones, has posado en lo que resta de mi frente sana, has brotado de mi dolor a flote, te atreves a jugar conmigo sin nada que puedas perder. Vamos, vente, acóplate a mi carne, juntemos nuestras lágrimas, tu por ser un himno, yo por ser tu borrego.
Tienes firmeza en tus garras y certeza en dónde punzar, y ganas para actuar dolorosamente. Este sufrimiento no he de comparar ni con el más lujurioso aroma de la noche que muy pronto llegará, tenue, arrebatando mis sentidos diurnos para mantenerme perdido en si misma, conmigo mismo hasta el próximo rayo de luz. Los sonidos de los cuervos se oyen seguir, más bien temen tu presencia de ángel moribundo, de ese perfil diabólico. No eres como las demás aves y sé que no tienes remota idea de querer serlo, en tus plumas se opaca la verdad de lo que mantienes callada. Amiga ave, almacenas un ser podrido y mezquino, atrevido y arriesgado por lo que te respeto y envidio; te adoro y te amo; te odio por no tener un gramo de la fuerza que emanas; mi realidad te llora a gritos pero no te importa ni debes dar darte cuenta de que mi cabeza está debajo de tus garras pues en tus planes no está mirar a los locos, lo he notado con un sarcasmo excepcional de no ponerte a divagar como yo lo estoy haciendo y en cambio gozas tu silencio. Asumo que has venido esta noche porque he sido un hombre malo y un mal varón que son dos conceptos distintos, y he corrompido (me he violado la moral, tu moral, otros pensamientos que no me pertenecen) y debo aprender la lección; o tal vez caíste por coincidencia del cosmos.
Paloma blanca, eres un dulce nectar que ya no se halla en la misma blancura, te mojas y te me empañas definitivamente con partes de mi sangre, yo quiero verte volar libre con mis pupilas en tus patas derecho a la luna que nos envolverá de frío. Por favor, piensa que vagarás por el cielo enchastrada de mis lágrimas que querrán separarse y mantenerse solas en el aire. Y si todavía conservas dudas de mis súplicas entonces valdría decirte que me gustaría que te ahogues, si, que te ahogues de orgullo y tiñas tus pinzas con el puro anhelo de mis deseos, aprieta con rabia mis globos oculares y apronta las alas para retomar tu ritmo. Criatura celestial, llévatelos lejos porque estorban la nueva visión que me dará su ausencia, además semi-secos no servirán para mucho, tal vez para pinchar de lado a lado con escarbadientes, traspasando esos pegajosos cuerpos redondos, blandos y con suavidad de babosas, posteriormente poner una copa cristalina y meterlos en las profundidades de mi cólera, abrir una botella fina de martini frío, oír cómo las gotas van chocando una con una, otras con otras mientras las pupilas se desprenden. Más tarde lo bebería lentamente sintiendo el sabor característico de una realidad acechadora, sofocante e implacable. Me sentaría en el balcón y vería -sin ellos- el majestuoso nido en el que tú, querida Paloma, belleza emplumada estarás empollando dos ojos que no serán los míos; de esa manera me veré entristecido con un nudo en la garganta, pensando en que escogiste otro inservible mejor que yo y que no estuve a la suficiente altura para ganarme esa mínima recompensa de estar contigo a pesar del sufrimiento ocasionado. No soportaría que eso sucediera y lo sabes entonces prefiero caer eternamente en la ceguera y en la imagen ambigua que desbordan mis neuronas enamoradas de ti, de la Grandeza de tus plumas rozando mi nariz. Hoy para siempre tendrás en tus sueños y en cada noche que no estarás presente -físicamente- estas palabras de un perdedor, y yo seguiré desmantelando mi cabeza para dejarme re-recordar tu aurora tenebrosa, devenir tras devenir...; Así es que no escuches a este pobre hombre y píntame las memorias de blanco rojizo -el color que nos ha regalado el amanecer que se aproxima-, y hazlo. Asciende alto hasta donde el infinito se esconde; navega hasta el otro lado de las nubes; moja, mueve tu pico para cortar el aire del viento; que el sol no sea el único soberano y si puedes tíralo de su trono soberbio porque acá abajo tenemos hambre de él; vuela, que esos ojos aman las dificultades; sube que mi cabeza seguirá torciendo naturalmente mi cuello hasta el suelo pero el peso de dos piedras que serán dueñas en las cavidades huecas -que vaciarás al irte- forjarán mi semblante hacia el cielo; vuela Paloma hasta que el vuelo sea vital para mis ojos.

Muchas gracias por esas palabras Poesiacarnivora Un beso grandotote....