Carrito.

Carrito.

Ricardo no siempre vivió como ahora…
Hubo un tiempo en que iba a la escuela. No terminó nunca, pero eso fue porque tuvo que trabajar ya que era el mayor de cuatro y el viejo se murió una noche de furia y tragos…y golpes y algo más.
La madre le dijo: Hijo, tenés que ayudar, yo sola no puedo.
Y salió a la calle a buscar un trabajo, lo que fuera, para ganarse el puchero. Anduvo por todos lados: abrió puertas, lavó parabrisas, subió a los colectivos, vendió estampitas. También durmió en la calle, cuando lo que había sacado era tan poco que le daba vergüenza volver, se iba quedando para ver si arrimaba algo más, hasta que el cansancio lo vencía y se tiraba en cualquier parte , donde el sueño lo ganaba.
Un día se hizo amigo de Juan, un pibe más grande que él, que se las sabía… El le contó que si era “bicho” pa’ buscar se podía encontrar de todo y después eso se hacía plata.
Así fue como comenzó a recorrer las calles “cirujiando” con Juan y caminaban mucho tirando del carrito, pero al final del día, se iban a los galpones a vender… y después Juan le daba parte de lo ganado. Hasta que un día decidieron que tenía que conseguirse su propio carrito para juntar más. Juan lo ayudó. Lo llevó con uno que vendía carros y se pusieron de acuerdo que lo pagaría a como juntara, en el día a día.
Anduvieron juntos un tiempo pero al final se fueron separando… sin enojos, se fueron distanciando como si uno anduviera más lento y el otro estuviera apurado. Ese era Juan. Tenía apuro por vivir, nunca supo porqué, hasta que murió… entonces Ricardo pensó que el apuro también era por morir.
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Ricardo solía mirar a la gente y pensaba: ¿porqué no somos todos iguales?
Veía a los que corrían para tomar el colectivo que los llevaba al trabajo. Los veía colgarse cuando estaba lleno y viajar apretados como animales, con tal de llegar a tiempo.
Esa gente corría siempre: para ir al trabajo y para volver a su casa. Parecía que no sabían ir despacio, era tal la costumbre que corrían, no querían esperar.
Otros pasaban en sus autos, esos tampoco sabían esperar. Si el tránsito se embotellaba y tardaba en circular, ellos empezaban a darle a la bocina, como si eso fuera a mover la fila de coches. Si la bocina no alcanzaba, sacaban la cabeza por la ventanilla y puteaban… a cualquiera. ¡Pobre del carrito que anduviera cerca! Seguro que le descargaban toda la bronca como si él fuera el culpable.
Ni hablar cuando entraban a una estación de servicio a cargar nafta. Si el tipo no los despachaba en seguida empezaban a resoplar, a ir y venir, como si les picara algo y no pudieran estar quietos.
Si paraban en un semáforo y un pibe les quería limpiar el parabrisas, lo sacaban corriendo: ¡no dejá, dejá!... con tal de no darle una moneda.
¡Mala y pobre gente! Esa era su conclusión. Pobres, porque no eran capaces de disfrutar de nada, porque vivían amargados.
Él, en cambio era, a pesar de todo, un tipo casi feliz.
Andaba con su carrito de la mañana temprano a la tarde, casi noche, en que se iba a vender lo que había podido conseguir. Los días que sacaba más plata rumbeaba contento a su casa pensando en la alegría que iba a tener su mama con esos pesitos que él le arrimaba. Los que sacaba menos, se consolaba pensando: hoy fue un día malo, entonces mañana tiene que ser bueno… no puede ser igual. Eso solo le servía para levantar el ánimo y pensar que el día siguiente sería mejor. Y casi siempre era así… parecía que la vida quería premiar su optimismo.
Con Juan, la cosa era distinta. Tal vez por eso se separaron. Juan no se conformaba nunca. Siempre estaba mirando más allá. Le decía: no podés conformarte con poco, siempre se puede conseguir algo mejor…
Eso habrá sido lo que lo llevó a enredarse con esos tipos…
Y ya se sabe que cuando se llevan fierros encima, no es para jugar al “vigiladrón”. Con eso no se juega. Siempre termina mal.
No supo, o no quiso saber como había sucedido, la cosa es que un día se enteró que lo habían encontrado en un campito entre los pastos con un balazo en la cabeza. ¡Pobre Juan! Todavía le faltaba por vivir la parte buena de la vida… y no la conoció.
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Ahora Ricardo va con su carrito por la escuela de la vida, aprendiendo mucho cada día. En su cabeza, un diálogo constante le apura el paso. Se va haciendo sabio sin enterarse.

Gra. 2012.

Bello escrito. El tiempo de la vida es uno solo y ese es el tiempo que manca el compás de la naturaleza. Es la única manera de acercarse a la sabiduría.
Un placer leerte

QUE BUEN ESCRITO,ME GUSTO LEERLO,VI A VARIOS PERSONAJES DE MI BARRIO REFLEJADOS EN EL.
MUY BUENO

Gracias Ricardo! también sentí placer al leer tus escritos. Es bueno poder comunicar lo que se siente.

Qué suerte Mateo! eso significa que hice bien el retrato... Gracias por comentar.

Relato simple, sencillo y al corazón. Muy agradable lectura. Saludos,
Jose

Es interesante la técnica empleada para recortar al personaje. Los datos son mínimos para apuntalarlo porque lo que importa es él. Y se perfila entre sus pares según la suerte que le tocó en la vida y lo que decidió. Por eso está el similar, con otro camino, y los demás con sus prisas, para comparar. Más que Fulano y Mengano, somos nosotros. Y esto deja la autora libre a la interpretación del lector, en una historia que no es lineal, que anda dando vueltas como la ciudad o la vida. Qué más se puede pedir? Acaso un pequeño pulidoo en la mirada a los demás.

En general un escrito muy ameno. La escritora logra hacer girar en torno al protagonista personajes y situaciones de manera agil y verosimil. Aunque es evidente que esto ha sido de manera intuitiva, eso es un buen signo. Hay alguna que otra cuestion de puntuacion que yo cambiaria pero no soy corrector profesional, aunque, y hay que decirlo, son esas cuestiones de puntuacion las que hacen la diferencia entre un escrito bueno y uno excelente.

Ya al final del escrito, la autora escribio: "Con Juan, la cosa era distinta". Yo habria escrito: "Con Juan, la cosa habia sido distinta". Sucede que al leerlo de la primer manera, como esta en el escrito, me da la sensacion de que hay una extrapolacion en el tiempo del verbo.

Pero bueno, un buen escrito y una mucho mejor historia.

P.D. A que le llaman ustedes "carrito"?


Saludos desde el mismisimo infierno.

Un excelente relato,ameno y bien planteado.
Un carrito ,Angel,es el que llevan en general aquellas personas indigentes,con los que andan en la calle ,recicladores que le llaman aquí por que suena más bonito,pueden ser de madera con dos ruedas de bicicleta o las que se tenga a mano,algunos,tirados por caballos.

Gracias José. Un gusto verte por aquí...

Bueno Angel, me gustó tu crítica... debe ser así nomás, aunque como yo soy una intuitiva , como vos decís, no se me ocurrió la otra, siempre ando extrapolando...
Gracias de todos modos por poner la diferencia entre "bueno" y "muy bueno", una generosidad de las tuyas para conmigo. Gracias de nuevo.

Gracias Mario, amigo, por comentar y por explicar a nuestro amigo el significado de carrito. Muy elocuente y claro. Agregaría tal vez una aclaración sobre el "cirujeo" que no es más que el reciclado, o sea la trasformación de basuras en plata... alquimias de este siglo...

antifaz escribió:

Es interesante la técnica empleada para recortar al personaje. Los datos son mínimos para apuntalarlo porque lo que importa es él. Y se perfila entre sus pares según la suerte que le tocó en la vida y lo que decidió. Por eso está el similar, con otro camino, y los demás con sus prisas, para comparar. Más que Fulano y Mengano, somos nosotros. Y esto deja la autora libre a la interpretación del lector, en una historia que no es lineal, que anda dando vueltas como la ciudad o la vida. Qué más se puede pedir? Acaso un pequeño pulidoo en la mirada a los demás.

Gracias por el comentario, Antifaz. Me encantaría saber un poco más para poder analizar mejor. Soy conciente que escribo al vuelo, como va saliendo y me cuesta volver varias veces sobre lo escrito para pulirlo. Voy a tener que trabajar un poquito más. Cuando me despierte con ganas y me den los tiempos...

Hombre, Gralber, en mi caso, la critica ni me gusta ni me disgusta, sino todo lo contrario... me importa un reverendo y real pepino! Cuando escribo algo, para mi lo interesante e importante es que sea leido, lo que el lector opine de mi escrito realmente no tiene la menor importancia. Eso si, siempre doy las gracias por la lectura de mis escritos pero nunca entro en debate con mis lectores, una vez que leen algo mio, la interpretacion que hagan de mi obra, es de ellos y jamas intentaria cambiar eso! Jamas!
Y bueno, asi fue como logre comprar mi primera guitarra electrica, que tiempos aquellos! Y que frase mas gastada esta de "que tiempos aquellos"... y que recurso mas viejo este de reirse de uno mismo... por eso es que no lo uso mucho y prefiero reirme de los demas, si, de los demas! Pero de ti, Gralber, de ti? Jamas! Y cuando digo jamas, es Jamas!

Graciela, un escrito muy bien elaborado que logra trasmitir con claridad y fluidez. Más allá de algún menor detalle de puntuación (muy menor) como: "Él, en cambio era, a pesar de todo, un tipo casi feliz." Capaz que con un punto y coma luego de "era" se leería mejor. Cuando queda entre comas a veces se puede entender que es extensivo/explicativo y se puede obviar como ej.: "Mi madre, aún preocupada por mi, buscaba entender la causa de mi angustia" se lee tb. "Mi madre, buscaba entender la causa de mi angustia".
Vuelvo al principio para recalcar el buen escrito en contenido y forma. Gracias por compartirlo.

Gracias Angel... no sé por qué me mimas tanto ¿será que me aprecias?

sgrassimeli escribió:

Graciela, un escrito muy bien elaborado que logra trasmitir con claridad y fluidez. Más allá de algún menor detalle de puntuación (muy menor) como: "Él, en cambio era, a pesar de todo, un tipo casi feliz." Capaz que con un punto y coma luego de "era" se leería mejor. Cuando queda entre comas a veces se puede entender que es extensivo/explicativo y se puede obviar como ej.: "Mi madre, aún preocupada por mi, buscaba entender la causa de mi angustia" se lee tb. "Mi madre, buscaba entender la causa de mi angustia".
Vuelvo al principio para recalcar el buen escrito en contenido y forma. Gracias por compartirlo.

Gracias Sil. Es apreciado tu comentario. Creo que, aún sin el punto y coma(el que no se escondió se embroma...) en el caso mío que citaste, es lo mismo. Si le quitás el "a pesar de todo" se entiende bien. Gracias de nuevo por valorar el escrito.