Estaba afilando un cuchillo, intentaba desvestir papas, pero su filo no traspasaba pellejos, excepto el mío, corte dos de mis dedos.
¿por qué no uno?
¿por qué no tres?
Siempre así, atragantándome de los por qué, esa palabra que no se me quita desde los primeros sonidos de mi gran boca.
Se me vino a la cabeza, eso de Heisenberg y su incertidumbre, las posiciones dinámicas, velocidades, los momentos, que angulares o no, respondían a su llamado, a un punto de referencia.
Me digo, tal vez son esos libros gordos, que ahora engrosan mi biblioteca, creo, les pesan las formulas y los malos ratos, cuando trataba de entender su idioma.
Y todo en variables, y yo inmutable, y estos en incertidumbre y el cuchillo por las papas, todo un asunto operacional, perturbando el sistema, o dejas que pase o interfieres a ver si pasa, o algo así, para mí, esa es la incertidumbre, al principio o después de la sangre, me sigo preguntando ¿por qué?.