¿Qué es el aura? +++DESTACADO DE DICIEMBRE DE 2010+++

El aura humana es una emanación sutil y magnética producida por fuerzas etéreas. Todos los cuerpos, inclusive el físico, poseen este campo magnético. A pesar de ser ignorada por la mayor parte de las personas en sus estados normales de conciencia, es percibida y claramente reconocida por individuos que se encuentran en condiciones adecuadas de sensibilidad, los llamados “sensitivos”.

El aura además es la extensión sutil de la personalidad, que puede igualmente producir o recibir impresiones, y gracias a ella es que contamos con la posibilidad de generar y entablar contactos con seres no físicos. Es normal sentir atracción o repulsión instintiva con ciertos objetos, lugares y personas, dependiendo del caso. No obstante, esta atracción o repulsión que experimentamos nos está hablando, nos está revelando que hay armonía o desequilibrio entre el aura más próxima y la nuestra o en ocasiones de varios elementos que conforman un situación o escenario al mismo tiempo.

El aura varía de muchas maneras, en primer lugar, su área y extensión dependen del desarrollo consistente del alma y de la mente. En individuos de bajo desarrollo espiritual, estas fuerzas interiores son rudimentarias, mientras que en personas evolucionadas e inteligentes sucede todo lo contrario. Por consiguiente, la textura y composición del campo áurico cambia según las cualidades de cada persona, su disposición y carácter. Otro aspecto que actúa sobre la complejidad y sobre la diversidad del aura son las emociones, pasiones y sentimientos, que poseen características propias. El aura es una guía del estado de salud tanto emocional como física del individuo.

En las personas sanas, los rayos vitales se expanden en la atmósfera áurica dotada de un brillo intenso y cristalino. Sin embargo, cuando hay enfermedad, se pueden ver manchas opacas o sombras sobre las zonas del cuerpo que están afectadas. Así mismo, en sentido vital se puede plantear, que todo sujeto es creador de su aura magnética mediante la cual da a conocer de modo infalible su temperamento. Todo en la naturaleza produce su propia aura. Las comprobaciones efectuadas muestran que cada cosa que ocurre y es observada en el cuerpo físico, primero se gesta a nivel energético. En efecto, nuestra aura proyecta lo que somos intrínsecamente.

Las investigaciones de los científicos señalan que todos los cuerpos, animados o inanimados, emiten una radiación sutil; esa emanación ha recibido distintos nombres: Magnetismo, fluido eléctrico, llamas odílicas, sensibilidad exteriorizada y rayos vitales, entre otros.

Paracelso fue uno de los primeros estudiosos de Occidente en divulgar la teoría del campo astral. Más adelante, el doctor Walter J. Kilner, en Londres, especialista en medicina eléctrica, a través de un cristal denominado tela de Kilner, observó el hecho curioso de que una fuerte aura positiva reacciona en presencia de una delgada de tipo negativo, de la misma forma en que una pila pierde su carga cuando se conecta a otras pilas descargadas. El aura delgada así termina siendo un indicio de la vitalidad reducida y funciona como una esponja psíquica que absorbe las energías de las que están a su alrededor.

Por otro lado, la famosa cámara que fotografía el aura- la cámara Kirlian- fue reconocida por la Academia de Ciencias de Moscú; los rusos denominaron estas emanaciones energéticas que podían ser fotografiadas como “bioplasma”.

En la actualidad estas técnicas fotográficas han sido modernizadas. Lo que se aprecia en ellas es la representación del aura en el momento preciso en que fue tomada la foto, pues el aura cambia constantemente de tamaño y de color, porque está ligada a las modificaciones que a diario y de un instante a otro se dan en la salud física, emocional, mental y espiritual. El resultado es la confirmación de algo que el ojo humano, excepto en algunos casos contados, no está preparado para recibir, por lo que el diagnóstico dentro de lo posible debe hacerse estudiando los patrones que muestran una serie de fotografías.

Los investigadores, en su mayoría, están de acuerdo en que existe una gama de estratos en el campo áurico. La cantidad de capas en el aura vistas y descubiertas por la ciencia y por los videntes a lo largo de los años, está entre tres y siete. Los campos impares tienen una estructura más definida, mientras que los pares aparecen relativamente fluidos y en continuo movimiento. Todos los estratos áuricos invaden a su vez los estratos inferiores. Cada estrato está conectado con un chakra específico y las glándulas principales del sistema endocrino, es decir, que podemos asociar las tres primeras a la energía del mundo físico, porque están metabolizándola; el cuarto estrato sería un transformador, interconectando las capas áuricas, y las tres superiores metabolizarían las energías pertenecientes al mundo espiritual.