animalSON Escritor activo


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 | Tema: Portadora de luz - 15 Dom Nov 01, 2009 11:00 am | |
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Portadora de luz PARTE XV
Los habitantes de Ajax andaban con tristeza atravesando el bosque, rumbo a las montañas de Athan. Su pueblo ya no era más que una nube de polvo. Y el avión bombardero de Fushidara, giraba en círculos por el área buscando a los sobrevivientes para cambiar su suerte.
-Se lo ve destrozado –comentó Sofía mirando a Philip que caminaba sin ganas de vivir.
-Sí… Pierre era su hermano –respondió Walter con angustia.
-Oh… Pobre, cuanto lo siento ¿Y cómo se conocieron ustedes?
-¡Uff! mi niña. Es una larga historia.
-Me gustaría oírla señor. Es largo el camino que queda, y no quisiera pasarlo en silencio con mis pensamientos –dijo la muchacha.
-De acuerdo –el anciano no se hizo rogar y comenzó a contar mientras caminaban por el imponente bosque –Bueno. Quizás hayas notado que mi acento es un tanto extraño. Eso se debe a que mi idioma natal es otro, ya que nací en New Valley.
-¿New Valley? –preguntó asombrada Sofía –Pero es del otro lado del océano Central.
-Así es. A mis dieciocho años entré en el Ejército Unido de New Valley y me enviaron a mi primera misión. Desembarcamos luego de tres meses en las costas de Wa`el, una de las cuatro regiones dominantes. Wa`el es aliada de Fushidara, las dos facciones enemigas contra las que desatamos esta eterna y absurda guerra. En fin, al llegar a Wa`el nos unimos a un grupo de soldados especiales de Riverland, que nos acompañarían en nuestra misión. En esos días conocí a un soldado que me habló de ciertas profecías. Algo en verdad sorprendente. Un tal San Octavius fue bendecido en épocas de antaño, y por ello tenía la capacidad de ver la historia de la humanidad en sus sueños. Escribió un libro llamado “Los cinco momentos”. Este soldado de Riverland lo había estudiado durante toda su vida y descifrado sus significados. Me dejó ver sus apuntes que eran muy claros y concisos. Más tarde nos topamos con una tribu de nativos que tenían una mascota muy particular. Éste enorme felino desparramó a todo el escuadrón por la jungla y me dejó inconsciente. Los nativos me apresaron, pero al otro día mi compañero, el de las profecías, me rescató. Caminamos unos días juntos, y luego decidimos tomar diferentes rumbos. En un acto de generosidad me obsequió su libro y sus apuntes. Días después llegué hasta un desierto, donde casi muero de sed y calor. Pero afortunadamente un convoy de lugareños que pasaba por allí me rescató. Me llevaron hasta Abdel, su ciudad cerca de los límites de Wa`el. Allí viví los siguientes tres años y aprendí a hablar su lengua. Pasé ese tiempo estudiando las profecías que me estaban volviendo loco. Un día partí hacia el norte en busca de un nuevo destino. En la frontera de Wa`el y Riverland me detuvo un grupo militar. Al comprobar que yo era un soldado aliado de New Valley, me dieron libre tránsito para andar por toda la región. En los siguientes diez años vagué por muchas ciudades de Riverland, y aprendí a hablar éste idioma. Fue entonces, en una tarde de otoño que yo andaba por las calles de Dominique, un pueblo del oeste, cuando me encontré con los hermanos Pierre y Philip Florentine. Tenían montado un puestito en una esquina, con un cartel que decía “Las profecías de San Octavius”. Al hablar con ellos me di cuenta de que, a pesar de haber leído el libro, no tenían idea de lo que trataba. Y cuando les enseñé su verdadera interpretación, quedaron maravillados y se declararon mis aprendices. Desde entonces me acompañaron por doquier, y continuamos juntos analizando las profecías. Luego de años de estudiar los escritos con detenimiento, descubrimos que en éste lugar se llevaría a cabo un evento muy importante para la historia del hombre. Algo fundamental que no debería ser impedido por nada, ni por nadie. Por ello decidimos establecernos en esta zona, y fundar Ajax hace ya unos largos cincuenta años. Así que aquí estamos, intentando formar parte de la historia y de las profecías. Debemos proteger a toda costa a… esta… cosa, o las consecuencias serán terribles. En pocas palabras, el destino de la humanidad está en nuestras manos.
-Realmente increíble, estoy asombrada –dijo la jovencita con el estupor que le brotaba por los ojos –Pero... ¿Qué es esto que deben proteger a toda costa? ¿Por qué tanto misterio, de que se trata?
-Estem, bueno… verás, no puedo decirte más al respecto. Es algo muy delicado, y creo que no podrías entenderlo sin conocer las profecías –respondió el viejo secándose la frente.
-Ya veo… -dijo la niña conformándose con la historia.
La noche se adueño del bosque, y aún faltaban varios kilómetros hasta la cordillera de Athan.
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