animalSON Escritor activo


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 | Tema: Portadora de luz - 09 Sáb Oct 31, 2009 12:33 am | |
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Portadora de luz PARTE IX
Dos días habían pasado desde el ataque de los bombarderos, y Sofía no había vuelto a ver a su madre. La ciudad estaba destrozada y el gobierno había enviado varios grupos de evacuación a la zona.
-De acuerdo ¡Todos los civiles vayan subiendo en la caja de los camiones! –exclamó el soldado que organizaba señalando los camiones militares.
Los ciudadanos estaban acostumbrados a acatar órdenes de cualquier uniformado, así había sido siempre, y así lo hicieron. Sofía no fue la excepción, y subió con otras mujeres, hombres y niños en uno de los camiones. En pocos minutos los vehículos estaban llenos y comenzaron su marcha.
Desde la caja cubierta del camión veían alejarse los restos del desastre. Escombros de edificios completos, restos de vehículos y algunos cuerpos calcinados, descansaban aún humeantes en la desolación del camino. Los camiones zigzagueaban en fila esquivando las ruinas latentes de la arrasada ciudad. Y las caras sin expresión, negras por el humo, no pronunciaban palabra alguna.
Un par de horas de viaje, y el sol comenzó a morir en el horizonte pintando el cielo de rojo sangre. Los camiones tomaron diferentes caminos al llegar a una bifurcación en la ruta. Algunos pasajeros comenzaron a dormirse demostrando su fatiga extrema, mientras el aire tibio del verano sonaba con el ruido del motor a combustión. Nadie se permitía siquiera pensar; los recuerdos eran balas. Cayó la noche y el camión encendió sus luces alumbrando la carretera. Sofía permanecía despierta.
La marcha se detuvo de pronto sin apagar el motor. Algunos dormidos entreabrieron los ojos. Se oyó abrirse la puerta del conductor y los pasos de éste alejándose hacia la trompa del camión. Nadie en la caja veía qué acontecía, y nadie bajaría tampoco para averiguarlo.
-¿Dé dónde dice que viene? -Se escuchó leve la voz del conductor.
Sonó otra voz muy suave que se perdía entre el sonido del motor ronroneante.
-No comprendo soldado. Identifíquese –continuó el conductor levantando el tono.
Un súbito disparo y un cuerpo desplomándose. Los pasajeros se agacharon hasta donde pudieron escondiendo sus cabezas. El sonido de unas botas en el asfalto se acercó por un lado, y un hombre uniformado asomó la silueta de su cabeza en la cajuela. Todos lo miraron de reojo.
-Hola compañeros, pueden llamarme Larry –comenzó diciendo con voz amigable –Sé por lo que pasaron y también sé hacia donde los llevaban. Créanme que no les gustaría saber –continuó mientras encendía una linterna iluminando los rostros.
-Veamos… mujeres… algunos niños… y algunos soldados retirados –contaba –Bien. Voy a llevarlos hasta un refugio aquí cerca y allí hablaremos mejor –continuó diciendo mientras se alejaba hacia la cabina.
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