((No se de donde saque eso, no se por que lo escribí pero ahí lo tienen jaja. No, de verdad, no se de donde se me ocurrió eso.))
El Doppelgänger.
El portal se abrió sin muchas dificultades. Siempre es útil aprovecharse de aquellos individuos que experimentan con lo que no conocen. La persona que esta adelante mío… siento sus cabellos, los siento creciendo sobre mi cabeza. Sus ojos, la sensación de mis propios globos oculares modificándose invade mi cuerpo. Siento como si una sabana me cubriera todo el cuerpo, es su piel. Lentamente fui modificando mi altura, peso, rasgos faciales, cualquier cicatriz, absolutamente todo fue copiado a la perfección.
Espere, paciente, a que el chico abandonase el cuarto, cuando salió extendí mis manos hacia donde se veía el cuarto y mis manos sintieron el marco del espejo, recordé el chico se fue con una sonrisa, extraño. Saque una pierna fuera y repentinamente sentí algo crujiendo debajo de mi recién formado pie, al parecer el chico se había olvidado la vela y en una cama veo las hojas de impresora que utilizó para bajar la información de algún sitio poco confiable. Desvió la mirada de las hojas y miro hacia el armario, termino de salir del espejo. Abro el armario del chico y me sorprendió ver que todas las prendas eran la misma, al igual que las zapatillas. Aun con esa sensación extraña tomo las ropas y me visto rápidamente, en la mesa de luz veo una foto del chico, veo su peinado y siento como mis propios cabellos van modificándose según aquella fotografía.
Una nueva espera llegó, esta vez para asegurarme de que nadie entrara al cuarto, cuando escuché el sonido de la puerta cerrándose salgo de la habitación y comienzo a buscar algún modo de abandonar la casa, al parecer el chico también se había retirado; por fortuna al lado de la puerta había unas llaves de repuesto, las tomo y abro la puerta para salir al exterior. El sonido del afuera llego a mis oídos repentinamente, autos, gente, algún animal, toda esa combinación de ruidos… era tan irritante. Me di vuelta para cerrar la puerta y cerré con llave. Al darme vuelta nuevamente el impacto que recibió mis ojos fue demasiado; la gente que andaba por la calle, los vehículos, todo era… ¡igual! Por momentos no me pude creer lo que veía, apenas podía distinguir hombres de mujeres, lo único que me permitía diferenciar uno de otro eran las obvias diferencias que había entre los cuerpos de uno u otro sexo. Los cabellos estaban arreglados de forma similar, todos iban como si tuviesen a un monstruo corriéndolos detrás y en una mano llevaban un celular y en la otra miraban de forma incesante al reloj. Aún en mi perplejidad di unos pasos más hacia la acera. Un malestar comenzó a formarse en mi estomago y empezó a extenderse por todo mi ser, ¿A Quién había copiado? ¿Acaso es ese que iba en la vereda de enfrente o era ese que dobló en la esquina? ¿Por qué me costaba tanto recordarlo? Hasta había visto su fotografía, no puede ser. Repentinamente siento como si mi rostro empezara a perder consistencia, mis manos temblaban al igual que mis piernas. Una de las tantas personas detiene sus pasos y se me acerca sin motivo aparente. Lo miro mientras intento, con todas mis fuerzas, mantener la forma que había copiado.
- Déjame adivinar, eres nuevo ¿verdad?
- ¿Qué? –Pregunté con incredulidad y sin salir de mi estupor.
- Si. Eres nuevo. Conozco esa expresión… o expresiones… deja tu rostro quieto por un momento. ¿Quieres?
Comprendí en ese momento que todos mis intentos por mantener la copia fueron infructuosos, dirigí mi mirada hacia un vidrio y pude ver como mi cara mutaba permanentemente y sin mantener una pizca de coherencia. Sentí una mano en mi hombro y volví la mirada hacia la persona que me hablaba.
- Escucha, no importa la forma que tomes, aquí intentaras ser alguien pero serás todos.
- No entiendo.
El hombre dio un hondo suspiro mientras negaba lentamente con su cabeza.
- Escucha, no se cuando habrá sido la última vez que viniste a este plano… pero lamentablemente ahora no podrás volver. Ocurrió algo en este sitio, algo que la gente llamó globalización. Pues por culpa de eso no podemos volver.
- ¿Y eso por qué? –Pregunté mientras sentía como el aluvión de cambios se extendía hacia mi brazo izquierdo.
El hombre carraspeó antes de responder, parecía apurado por llegar a algún sitio. Además no dejaba de teclear algo en su teléfono celular.
- Todos somos dobles de nosotros mismos y de los demás. No tomas las formas que tú quieres, tomas las formas que los demás tienen de ti en su mente. Por querer ser alguien terminaste siendo todos y nadie a la vez.
- ¿Pero no se supone que deberíamos de eliminar a aquellos a los que copiamos?
- No. Todos han desaparecido. No hay personas aquí, solo dobles, sombras de lo que una vez fue la humanidad. Ahora despojada de identidad y diferencias. El que copiaste era el último que quedaba…
El Doppelgänger, el doble fantasmagórico de alguien vivo. Muchas son las historias de estos seres, también hay testimonios y demás pero… en esta época… ¿Habrá sitio para un ente de esa índole? ¿Podría un Doppelgänger realmente tomar forma en un mundo en que todos cada vez son más parecidos? Quizás si, por el momento, pero dentro de unas décadas o un poco más ya todos seremos un doble fantasmal solamente siendo nosotros mismos dentro de una “sociedad” sin limites.