EL DAR Y RECIBIR

El dar y recibir se encuentra en todos los acontecimientos de nuestra vida, y de forma repetitiva, sin embargo, somos sordos y ciegos, o quizás nuestra mente todavía no se ha detenido a reflexionar sobre ello. Nos gusta más, quedarnos en la posición del recibir, pero no damos nada a cambio. Nos cuesta. Y es que recibir es tan cómodo y agradable: cuánta gente vemos en la calle con la mano extendida, esperando que le coloquen una moneda en ella.

Es mejor “tener” que dar. Cuando nos toca devolver entonces somos esquivos, egoístas y hasta ruines. Nos adueñamos no sólo de los objetos materiales, sino de las personas, "mi zapatero", "mi médico", mi peluquero", ¿acaso somos pertenencias los unos de los otros, según la relación que tengamos?

Hay que reflexionar más sobre el compartir, el ser solidarios, al significado de estas palabras no les prestamos mucha atención, estas acciones nos cuestan, damos muy poco, lo mínimo que podamos. He oído decir "Yo no le doy a nadie, porque a uno le pagan muy mal". Y así vivimos toda una vida entera, acumulando cosas que a otros les pueden servir, nos volvemos coleccionistas, anticuarios, porque nuestro ego se siente grande y mucho más, cuando mostramos a los demás nuestras pertenencias, cosas materiales que al morir no nos llevamos y que sólo sirven para que los que quedan las sumen a sus haberes, y se disputen el poder de ellas. Guardamos revistas, ropa, y enseres que pueden servirle a otros, queremos más celulares, -personas que tienen dos o tres de estos aparatos-, este querer tener se convierte en una ambición: entre más tenemos más queremos, nos sirve de referente para demostrar que tenemos y esto se convierte en nuestra valía, entre más tenemos, más importantes somos.

Igualmente es nuestro interior, guardamos resentimientos, rencores, envidias, y así nos llenamos cada día de sentimientos que se convierten en basuras mentales, que no nos sirven. Sólo cuando damos se abre un espacio muy grande, mucho más grande de lo que dimos. Muchas personas han salido de todas sus pertenencias porque tienen que viajar, o por cualquier otra circunstancia y al poco tiempo esa acción de dar, abre paso para que entren nuevamente cosas u objetos. Hay que dar, hay que soltar, hay que limpiar nuestro interior, para lo material es fácil deducir qué es lo que vamos a dar, pero para nuestro interior necesitamos llamarnos la atención y conocer qué es lo que estamos acumulando y está ocupando un espacio que sería mejor tenerlo vacío, para permitir que entren los sentimientos de amor hacia sí mismo y hacia los demás, así la ley de la compensación empieza a dar resultados. Y para finalizar pregunto: ¿Qué tienes tú para dar?

Etelsaga, octubre, 2007

Dijo el gran Maestro Jesús de Nazareth:

"Hay más felicidad en dar, que la que hay en recibir"....

Qué gran verdad, cuando comprendemos que el servicio al prójimo es necesario para que fluya toda esas energía de amor y se instale en nuestro planeta!!

Es un hermoso tema el que has expuesto aquí, Ethel... quien no tiene algo para dar?? "nadie es demasiado pobre que no tenga nada para dar "
La felicidad está ahí, en el DAR.
Pero también es importante saber recibir. Es un intercambio con el universo.

Me encantó tu tema, Ethel.
Felicitaciones. Gracias por hacernos reflexionar, amiga.
Te quiero mucho!

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Gracias por dedicarme algunso minutos de tu riempo para dejarme este comentario.
Un abrazo