Mi amiga Roxana (capìtulo 3)

Mi amiga Roxana (capìtulo 3)


Suena mi telèfono.
_Si! ¿Quién habla?
_Eh! ¿Qué pasa? ¿Por què me hablas a sì?
_Mamà, disculpame. No mirè el visor. No me dì cuenta que eras vos.
_ ¿Dònde estàs?
_Con Roxana.
_Voy a cenar al puerto con Silvia y Sonia ¿Venìs?
_Si, ¿tipo nueve està bièn?
_ ¿Vas a casa a cambiarte?
_Sì. Esperame. Chau!
La invitaciòn de mamà me vino "al pelo", quiero salir corriendo de aquì. No puedo hilvanar los pensamientos, vienen a mì todos los recuerdos de mi infancia con papà y mamà, se mezclan con mis amigos de la adolescencia, se le suman viajes, mi primer trabajo, mi novio cincuentòn....
_Rosi me tengo que ir.
_ ¿Cuando nos volvemos a ver?
_Nos llamamos. ¿Si?
Nos saludamos con un abrazo, ya no tan efusivo. Nos vemos desganadas, sin energìa. Siento que las piernas me pesan. Camino hasta el ascensor casi arrastrando los pies, està en el piso quince, serà mejor que baje por las escaleras, total, son dos pisos nomàs.
Voy mirando los escalones, la ùltima vez que bajè por estas escaleras lo hice de cola. ¡Que dolor! Todavìa siento alguna molestia cuando estoy mucho tiempo sentada. Ay! Otra vez el encargado lustrò el piso. ¡Que maniàtico! Si me caigo lo demando. Que nadie me vea como camino para evitar caerme, sino van a pensar que me ocurriò “un accidente”, camino como pisando huevos (asì dirìa mi hermano si me viera).
¿Y esa risa? Me resulta conocida.
_Hola!
_Hola Jorge. ¿De que te reìs?
_Como caminàs…. Està resbaloso el piso (jajajaja)
_Si, un poco. Me voy, tengo una cita. Chau.
Jorge me mira sin entender por què soy cortante con èl.
Al salir a la vereda el sol me dà de lleno en la cara como invitàndome a disfrutar de sus ùltimos rayos del dìa. Cambio mi rumbo y me dirijo a la playa, en el camino veo una nena que me recuerda a mì misma, sus rulos todos sostenidos en una larga cola, de la mano de su papà mientras espera que el señor del carrito pochoclero le prepare su bolsita. Me detengo a observarla, nos miramos, nos sonreimos y mi mente viaja en el tiempo.
Papà y mamà se casaron cuando tenìan diecinueve y dieciseis años respectivamente, yo ya estaba en camino. A pesar de que siempre fueron geniales como padres, cuando su matrimonio dejò de funcionar se separaron, no por eso dejaron de hablarse, es que estàbamos mi hermano y yo en el medio. Papà siempre cumpliò con el aporte econòmico, y jamàs estuvo ausente. Mamà sigue muy enamorada de èl, de vez en cuando papà la invita a cenar y ella llega re feliz. Yo sospecho que son amantes, porque mamà lo adora, es que èl es re lindo… le gusta vestir y calzar bien elegante y aunque ya casi va para los cuarenta y tres, no tiene ni una cana.
Llego hasta la arena, me quito los zapatos y comienzo a caminar hacia el sur.
Los pescadores deportivos estàn en la escollera concentrados en su tarea.
Un grupo de jubilados juegan al tejo en la arena mientras unos niños corren como desaforados por la playa. Las señoras que acompañan a los jugadores de tejo, estàn sentadas en sus reposeras y conversan mientras tejen con dos agujas.
Cada uno con su historia, sus problemas, sus sueños, sus triunfos y fracasos. Los miro a todos y trato de adivinarlos en sus casas, con sus familias, con sus rutinas. Me pregunto: ¿Seràn felices? ¿Lo habràn sido alguna vez? ¿Seràn generosos o egoìstas? ¿Habràn herido alguna vez a alguien? Si lo hicieron ¿habrà sido intencionalmente?
Y pienso en Roxana y Jorge, mi cabeza va a mil.
Rosi acaba de cumplir veintitres, igual que yo, pero Jorge ya pasa los cincuenta. La falta de padre ha hecho que ella se “enamore” de èl. A mì me pasò que cuando tenìa dieciocho años me re enganchè con un tipo de cincuenta y dos años, eso era porque yo veìa a mi papà como a un tìo joven no como a mi padre, èl era super canchero y le gustaba jugar con nosotros, hacer bromas, llevarnos a jugar carreras a los karting. Con mi papà ibamos de camping, a pescar, le contàbamos todo y èl siempre nos protegìa de los retos de mamà. Fuè entonces que yo me confundì, la rebeldìa de la adolescencia hizo que yo exagerara las cosas, mi papà no actuaba como un amigo, actuaba como un papà joven, que no tuvo hermanos y ama a sus hijos.




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La estoy siguiendo, eh?
Está muy interesante y eso es muy importante.
Te sigo:

¡El tercero y me leeré el cuarto si nadie interrumpe! Esto está güeno.

Atrapás Graciela, da ganas de seguir leyendo