El ocaso de un dios

El ocaso de un dios



Balam contempló a lo lejos, desde su nicho de selva y humedad, los despojos de lo que poco antes fue su reino, su mundo y su universo. El nuevo dios había llegado y a espada, sangre y fuego fue impuesto a aquellos que todavía le adoraban y clamaban su protección y venganza. Balam se fue, se perdió en las oscuras cavernas del tiempo y sus hijos, huérfanos de él, ante la disyuntiva de Cristo o muerte, se doblegaron y de rodillas aceptaron a la santísima Trinidad.



P.D. Balam en la mitología maya era una entidad espiritual con forma de jaguar encargado de proteger el campo y la selva. Para algunos era una deidad aunque no aparece en el panteón de dioses mayas.

Ese dolor de 5 o casi 6 siglos de haber dejado huir la magia de la sangre tierra por un cuento llamado biblia que aun no termina de ser mal contado. me gusto mucho volver a leer tu relato.

"La magia de la sangre tierra" ¡que poético!

Tu comentario redondea mi escrito, ¡gracias Gara!