¿A quién culpo?

¿A mi biorritmo, a la luna que se esconde de mí, o a las nueve hijas de Zeus que cerraron mi inspiración y apagaron mi chispa interior, taparon los oídos y hacen poco caso de mí?
Acaso ¿Neptuno no me tiene compasión, me oculta la fantasía y aborta mi imaginación? Y si Venus está de recreo con Mercurio y olvidaron decirle a la nada y a los sueños que me visiten de vez en cuando? ¿A quién culpo?
Y en esta lánguida tregua donde no sé unir palabras, donde las hojas se quedan en blanco, ya no sé a quién recurrir…

Hombre pues a la izquierda! Esos revoltosos proletarios que no agradecen las migajas que caen del plato de la gente de bien de la derecha conservadora y creyente... Culpad a ellos! Y a Fidel y el Ché Guevara!

Digo, por echarle la culpa a alguien... Y que tal Eva? Para qué le dió a probar el fruto prohibido a Adán? Ella, ella y solamente ella es la culpable!

O Charles Darwin y su pseudoteoria de las especies! En qué cabeza cabe semejante afirmación! Hereje!

O... O yo qué sé! Pero bueno, es lindo verte y leerte Ethel. Recibe mi saludo fraterno de siempre.

¡No puede ser posible!... ahora sí me dejaste peor Roberto. Esperaba que viniendo de ti la respuesta me dijeras que debería de recurrir a un Ángel pero no de los caídos, jejejejeje,..

Gracias... seguiré en mis intentos, un abrazo

No sé querido Jaime, pero parece que la inconformidad de los humanos ha llegado a un momento de no soportar más los errores de hace según dices en Chile 30 años, nosotros más de 60. Como se dice "el palo no está para cucharas", son modelos que se repiten en nuestra América. Nosotros aqui tenemos paro nacional el 21, ?????.

Y si, mientras tanto no podemos dejar de seguir escribiendo, espero que mi hoja en blanco no se quede sin llenar. Gracias por tu paso.. Un abrazo

A veces creo que esas culpas vienen por tanta información que nos bombardea la cabeza, a veces los monstruos terribles y los milagros que solo creemos soñar de repente y gracias a la tecnología y a la Internet realmente pululan la tierra, saludos Ethel

Para decir que no tenés que decir o cómo hacerlo creo que no, el interrogante en sí mismo es un buen texto. Pero me llama la atención todos los culpables que han encontrado al final. Son muchos!!
Nilda