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 Crónica de un Divorcio anunciado: ¿Quieres casarte conmigo?

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franckpalaciosgrimaldo
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franckpalaciosgrimaldo


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Crónica de un Divorcio anunciado: ¿Quieres casarte conmigo? Empty
MensajeTema: Crónica de un Divorcio anunciado: ¿Quieres casarte conmigo?   Crónica de un Divorcio anunciado: ¿Quieres casarte conmigo? Icon_minitimeVie Ene 25, 2019 9:21 am

Primera parte de la historia de Juan y Felipa, una pareja de enamorados que no saben cómo va a terminar su larga relación de muchos años.
***
Juan es un joven de 28 años, es periodista, escritor y profesor de literatura, es un joven inteligente y muy atractivo, tiene una relación con Felipa, una licenciada en diseño de interiores muy reconocida de 25 años, ambos llevan juntos más de 10 años, 11 el domingo.
EL problema es que ella, Felipa, cree que ya es hora de que se casen, o al menos que se comprometan formalmente, puesto que la mayoría de sus amigas ya han pisado la iglesia o el registro civil, hasta niños tienen, lo que a ella le causa a veces la sensación de ser una solterona a su pronta edad, ella viene de un hogar construido, con padres amorosos, que se casaron jóvenes y vivieron muy felices, siempre vio besos, abrazos, y ninguna discusión entre ellos, eran la maravilla, lo que hace que ella considere el matrimonio como algo hermoso y el final perfecto para una relación de más de 10 años.
Juan sin en cambio, proviene de un hogar divorciado, sus padres se separaron cuando el tenia penas 10 años, lo que le dejó un mal recuerdo, dado que los últimos 5 se la pasaron discutiendo como perros y gatos, as visitas al psicólogo y los meses que pasó con sus primos le mostraron que el matrimonio no siempre es el final perfecto para una relación tan bonita.
Pero la semana pasada le llegó una invitación de la boda de su hermana Marina, quien se casa en España con su esposo, ella se casa el Jueves, él se encuentra en España terminando los arreglos para la publicación de su último libro, esto coincidía con la boda de su hermana por lo que aprovecharía para asistir en ese momento especial.
EL pensaba que su hermana al ser mayor, tendría los mismos conceptos que el entorno al matrimonio, pero aparentemente no es así, lo que lo ha confundido puesto que cree que no necesariamente un matrimonio judería su relación con Felipa. Este pensamiento es nuevo para él, pué los últimos 10 años pensó en eso solo algunas veces, las otras lo anulaba de su cabeza.
Felipa sin en cambio había comenzado a pensar que Juan a pesar de amarla no se casaría con ella, cuando ella piensa que ya es hora, viven buena estabilidad, se aman, tienen planes juntos ¿Por qué no sacarse de una buena vez? Irma, su mejor amiga le comenzó a decir que hay hombres que no se casaran nunca por miedo a compromisos fuertes, lo que resulta real en la vida pero que ella no pensaba que sería así en su caso, pero la idea estaba presente, 11 años sin propuestas formales de nada la hacían pensar mucho en su relación. Comenzaba a pensar  que serían enamorados hasta los 50 años, que no tendría hijos, que nunca se casaría, puesto que Juan tenía la idea de no tener hijos aun, a pesar que incluso la hermana menor de Felipa a sus 21 ya tenía un par de gemelos hermosos.
***Primer día, lunes. ***
Cafetería frente de Diseños Fantasía, La casa de diseño de interiores donde trabajaba Felipa.
Esta bebe un café y come unas galletas con su amiga Irma, quien trabaja con ella, pero en la sección infantil.
— Así que tu cuñada se casa este jueves, — dice Irma — Es una lástima que no puedas ir ¿no? España es hermosa, hay unas iglesias… fantásticas.
— Si, lo sé, pero tenemos mucho trabajos que hacer, estas fechas son así, le llame ayer y le dije que me perdonara, además no me he quitado el miedo a volar…
Sonríen.
— Ay ojala yo me hubiera casado en España… — dice suspirando Irma.
— Te casaste en un centro de recepciones muy elegante, ¿Qué no te gustó? — pregunta Felipa.
— Si, pero es diferente a una de esas iglesias españolas… ¿Dónde será la boda?
— En una iglesia de Asturias, no recuerdo en nombre…, es muy suertuda, su futuro esposo es muy bueno, siempre suben fotografías lindas a internet…
— Si, los españoles son guapísimos… — dice sonriendo y bebiendo su café. — ¿y tu mujer, cuando ya te casas…? — le pregunta. — hasta tu cuñada se va al altar y ustedes nada. ¿acaso el no quiere casarse aun?
— No es eso, creo que si quiere, nos amamos, pero pues con todo lo de su trabajo, el libro, mi trabajo… pues creo que aún no hay oportunidad. — bebe de su café.
— Ay están en toda la flor de la juventud, es perfecto para que se casen ya, ya viven juntos… creo que viven juntos desde hace 5 años, ya debieron haberse casado, sé que tú quieres casarte he visto tu cara el decorar recepciones, o cuando vemos vestidos de novia en el Centro comercial — le dice su amiga mirándola inquisidoramente.
— Bueno, no te negare que si me gustaría casarme, pero no es una decisión solo mía, aun confió en que pronto me lo diga, no lo sé es posible…
— LO que sucede es que no has sido directa con él, no conozco un solo hombre que haga algo así de trascendental sin que una mujer se lo exija. Si no le hubiera exigido a Johan que se case o se largue de mi apartamento hoy estaría como tú, mi amor, perdón que te lo diga — le dice seriamente y bebiendo nuevamente de su taza de café.
— No seas tan dura conmigo, además tu no lo conoces tanto como yo, es muy romántico, tierno, nos amamos, no siempre las parejas duran 11 años juntas…
— Eso es verdad, y pues es que como yo lo veo, el sigue pensando que son noviecitos como a los 14 o a los 17, mujer debe saber que ya tienen 11 años 11… O sea uno debe madurar, las relaciones se consolidan… no es solo vivir juntos, mira, que pasa si él no se quiere casar… ¿vale la pena estar siempre con él? Eso quiere decir que el solo está probando aun si de verdad estará a tu lado siempre…
— Bueno, en parte tienes razón, muchos hombres la hacen larga…, no pensaba que el seria de esos, pero pues los últimos meses he pensado que el no piensa casarse, se preocupa por mi, por nosotros, pero jamás habla de niños, de casarnos…, hace planes si, pero de un apartamento mejor, viajes, ahora que publiquen su libro en España pues… sin duda tendremos mejores entradas, y nuestra empresa de decoraciones está en su auge… nos va bien, yo al menos creo que sería perfecto ya casarnos, o al menos me conformaría con que me proponga matrimonio, que importa que nos casemos en 5 años, esperaría feliz de saber que está en la agenda.
— Eso mismo, yo me case con Johan a los 3 años de estar juntos, y míranos, estamos felices, nos va bien, y estamos buscando el niño como locos, ya hasta me duele la vagina… — dice sonriendo.
Felipa sonríe y responde:
— Si, lo sé, a veces en serio pienso que lo último en lo que él piensa es en casarse conmigo, él sabe que desde niña soñaba con eso, siempre quise un matrimonio como el de mis padres…
— Pero según sé el viene de un hogar bastante disfuncional…
— Pero su hermana si se casó, así que el solo piense que el matrimonio es un error, suena a excusa.
Por otro lado, en Barcelona.
Algunas horas antes.
Juan y su representante y amigo Manuel salen de editorial donde se estaban terminando los detalles de la publicación de su nueva novela, esta vez en España lo que sin duda le abría una nueva puerta para el crecimiento como escritor internacional, había tenido un éxito relativo en latino américa pero en Europa con una cultura literaria más amplia tendría mayor reconocimiento, fue este el motivo por el cual viajó, para terminar los últimos detalles, firmar contratos, formas las revisiones de la editorial, derechos y demás protocolos de las editoriales europeas que era bastante burocráticas, principalmente con escritores Latinoamericanos.
Esto coincidió con l boda de su hermana, por lo que se quedara con ella hasta la celebración en 3 días más, aprovecharía para ayudarla en lo que pudiera ya que sus padres llegarían un día antes de la boda, el miércoles y Marina estaría sola en la casa que habían comprado ella y David, este por petición de ella se había mudado a casa de sus padres, para que no se vean hasta el día de la boda, el aceptó por darle gusto, puesto que las amigas de esta se habían ofrecido a ayudarla con el vestido y demás cosas, además sus padres se quedarían también ahí y la ayudarían en lo que fuera necesario, lo que era la recepción, la iglesia y demás situaciones relacionadas a la fiesta, comida, tragos y trasportes.
David había ya pagado por todo, pero por su puesto todo se haría como Marina deseara, él se remitiría a esperar y conseguir un traje, así como su despedida de solteros el día martes, a la cual su cuñado estaba invitado.
Esa tarde saliendo de la Editorial, Manuel y Juan van a celebrar el contrato por la publicación a un bar donde conversan.
Se sientan en la barra y beben unas cervezas.
— ¡salud por tu publicación, Juancito! — brinda Manuel sonriente.        
— Salud, amigo… — responde chocando los vasos y sonriendo.
Beben.
— Tu sueño de toda  la vida, ser un escritor publicado internacionalmente, amigo, en serio me siento orgulloso, jamás dude de ti, desde que me hiciste leer esa novela supe que sería un éxito y míranos ahora…, Editoriales Cartagena, sé que de aquí mínimo una película… — bebe.
— No espero que suceda eso, solo quiero concentrarme en la segunda parte de la novela, he pensado en muchas cosas, estoy muy feliz, es una lástima que Felipa no haya podido venir, le hubiera encantado estas ciudades, Madrid es hermosa, Barcelona, amaría Barcelona… — bebe — pero ella odia volar, aparte esta con muchísimo trabajo.
— Si, lo sé, me lo habías contado, además pues trabajo es trabajo y hablando de eso, me disculparas con Marina, tengo que regresar mañana a catalina, no eres el único al que represento, pero le haces llegar mi regalo, lo deje en el hotel, sé que encantara…
— Descuida, yo le diré, — bebe — y muchas gracias, no hubiera podido hacer realidad esto sin ti, la verdad no me sentía confiado de enviar mis novelas, ya sabes cómo es aquí, lo competitivo que es el mundo literario.
— Pues cuando veo talento doy todo por él, además tengo contactos que se fajaron conmigo, sé que no los decepcionaras — sonríe.
— Pues de todas maneras, de no ser por ti…, seguiría intentando publicar en argentina. — sonríe.
Sonríen.
— Por cierto, recuerda que este lunes que viene necesito que vayas a mi despacho, debemos firmar los últimos documentos de los derechos actualizados, debo tenerlos listos el sábado, pero no creo que puedas regresar sábado… — dice Manuel.
— La verdad es que pensaba regresar el mismo viernes en la tarde, con mis padres, EL jueves se casara marina, no veo razón para quedarme más tiempo, ella se ira de luna de miel, hasta donde se, a Roma. y bueno, mientras más rápido regrese mejor.
— Lo digo porque ya sabes cómo son las bodas, alcohol, primas del novio… — sonríe.
Juan sonríe también.
— ¿por quién me tomas? — dice bebiendo y sonriendo.
— No lo tomes a mal, pero vamos, hermano estas a kilómetros de Felipa, españolas… ya viste los melones que se manejan la mayoría, yo cada vez que vengo me doy mi escapada, hay un lugar que a unas calles excelente…
— No, Manuel tu sabes que amo a Felipa, no la engañaría.
— NO te estoy diciendo que te enamores de una española, solo… que bueno, antes que te cases disfrutes un poco, se viene la despedida de solteros de tu cuñado — le guiña el ojo,— … supongo que luego de Marina sigues tu…
Juan bebe de su cerveza y la acaba. Ordena con la mano un par más para ambos.
Responde:
— La verdad no he pensado en casarme muy pronto, no creo en el matrimonio…, estamos excelentemente bien como estamos ella y yo… ¿Por qué cambiar las cosas? Hay que ser pragmáticos.
— ¿y ella que piensa? — dice tomando su baso y bebiendo de él.
— Pues creo que piensa igual, hasta ahora ella no ha mencionado nada de matrimonio, y bueno, llevamos casi 11 años juntos, este domingo es nuestro aniversario. — responde.
— Vaya que mujer tan perfecta, Ximena, a los 3 años me dijo que si no nos casábamos me fuera a la mierda…, y bueno… nos fuimos a la mierda, pero a los 2 años de casarnos…, por eso es mejor estar así, felices, los matrimonios, sin… ofender obviamente, me parece una estupidez de los dioses.
— Bueno, no pienso tanto así, pero creo que no es más que un papel, una firma, ósea le he demostrado a Felipa que la amo durante 11 años, ¿acaso en un día firmando con un sacerdote le demostrare más que en estos años? Es lo que pienso, y ella nunca dice nada. Aunque a veces pienso que si quiere, pero te soy sincero, yo no… no quiero arruinar las cosas…
— Haces bien, yo estuve con Ximena perfectamente durante nuestro enamoramiento, sexo salvaje, noches de alcohol, bailes, comidas… vaya, excelente, nos casamos… todo se jodió, comenzó a ser mandona, espesa, quería niños… ¿niños yo? Por favor… no me ataré así a nadie, ahora estoy casado con ella, pero como sabes, ella vive en otro lugar yo hago lo que quiero… y aun los papeleos del divorcio no salen, que asco… al menos no compre nada durante ese periodo. — Bebe — un consejo, no te cases nunca, a menos que te vuelvas medio idiota claro y quieras joderla toda.
— No, no… no está en mis planes — dice el algo dudoso.
Lo que no decía era que ahora que había comenzado a tener más éxito, que sin duda alguna se le habían abierto más puertas y el reciente matrimonio de su hermana la idea de casarse con Felipa había comenzado a nacer en el repentinamente, pero pro su puesto aceptarlo era algo que el mismo aun no hacer, ya que tenía fuerzas externas que se lo impedían, y le mostraban que el matrimonio solo arruinaba a las parejas.
No solo su representante había fracasado intentándolo, tenía amigos de la universidad, que durante los 6 años de su carrera habían estado juntos, se casaron y terminaron divorciándose en 2 años, Parejas que el vio enamorarse, comprometerse, terminar la carrera, jurarse la vida y después mandarse al diablo con una firma fuertemente colocada en el papel.
Sin ir muy lejos sus padres, desde que el recuerda siempre peleaban, no se llevaban bien, incluso el hecho de que Marina viva en España es causa de una familia disfuncional, donde un día la joven Marina de 19 años decidió irse a vivir con sus tías en España, el pequeño Juan de entonces 12 tuvo que soportar discusiones, peleas y una dura separación en donde él estaba en medio.
Por donde lo vean el matrimonio para Juan no era más que algo que la gente hacia para fastidiar la felicidad, puesto que los videos de sus padres de jóvenes, sus fotos y las cartas que un día encontró entre las cosas que su madre tiró a la basura, mostraban que ella y su padre se amaron casi tanto como el ama a Felipa.
Luego de beber algunas cervezas más ambos regresaron al hotel.
A la mañana siguiente Manuel regresó a Catalina a seguir su trabajo.
****Martes. ****
Juan se comunica con Felipa por Video llamada n la habitación del Hotel.
— Hola... ¿Me escuchas? ¿Me ves? — pregunta Este.
— Si, si te veo… ¿Qué hora es allá? — pregunta Felipa sonriente.
— Son las 9:30 de la mañana, allá deben ser…
— Las 6:00 más o menos, casi 4 horas… — responde ella.
— No te desperté, verdad ¿o sí? sé que eres más dormilona que la bella durmiente. — dice sonriendo.
— No, no, estaba despierta desde las 5, sabía que llamarías, además anoche no pude, llegue tarde, y pues sabía que a las 3 ya estarías descansando sé que celebraste con Manuel, asumo que les fue genial — sonríe.
— Pues la verdad es que si, quería darte la sorpresa hoy, peor veo que estas informada… — responde sonriendo.
— Bueno, nunca dude de ti, así que asumí que estarían celebrando ayer, lo importante es que ya estas conectado, puedo verte y… te extraño, mi amor. —le dice sonriéndole.
— Ay, amor… también yo, ayer que firmamos quise tenerte para abrazarte, como cuando publiqué por primera vez…, me diste suerte.
Felipa sonríe dulcemente.
— Nada, amor, tu eres talentoso, eso fue todo… será un éxito en España, lo se…
— Gracias, mi vida, eso espero, hemos invertido mucho aquí…
— Lo será no dudes de mí... — dice fingiendo enojo.
— Ok, ok… — Juan sonríe.
— Por cierto ¿Cómo va lo de tu hermana? — le pregunta.
— Ah, bueno aún no he podido ir a verla, solo le he llamado, me dio su dirección, me voy a quedar con ella hasta el viernes y ese mismo día partiré para allá, amor… le voy a ayudar con algunas cosas, quiere que hable en su boda…
— vaya que honor, el hermano escritor dando unas palabras, no vayas a llorar he… — le dice sonriendo.
— Nah, eso ya no me pasa desde los 11 años, amor. — dice sonriendo.
Ríen.
— Ojala pudieras venir, amor… pero se que es complicado, tomare muchas fotos. — le dice.
— SI, amor — pone expresión de tristeza — pero le llamare el jueves en la mañana, descuida, no quiero que piense que soy una faltosa.
— No, ella sabe que es por motivos personales, amor. ¿Cómo has estado estos días lejos de tu amorcito? ¿te abras portado bien, verdad? — le dice achinando los ojos.
— Pues debo confesar que anoche contrate a tu prostituto…
— ¿pero… cómo? — dice fingiendo sorpresa.
— Si, es que… te extrañe mucho y las pilas de mi vibrador se acabaron… y me dio flojera cargarlo, así que contrate los servicios de un Italiano que sale en las páginas amarillas…, pero te juro que pensé en ti, amor…— dice fingiendo arrepentimiento.
— Pero que desvergonzada… y yo que te fui fiel… — dice fingiendo dolor. — Ahora de venganza me voy a levantar una Sevillana con un par de melones bien dulces… — no aguanta la risa.
Ambos ríen.
— Ay mi amor, de verdad te extrañe mucho, anoche estuve viendo una película y algo en ella me hizo acordarme de ti… — dice Felipa.
— ¿Qué porno estuviste mirando, Amor? — pregunta el.
— No es porno, Boludo…, era una de romance y comedia… — le respone.
— Seguro salía Johnny depp o Brad Pitt… — dice.
Ella ríe.
— No, no… no seas payaso, tu eres más lindo, amor…
— Eso ni yo me lo creo… — responde.
— Bueno, déjame terminar pues… — dice y continua —… se trataba de una parejita que se iban a casar, y bueno a él le entro como miedo, y termina fugándose en la boda, en la misma boda… — ella sonríe.
— vaya, bueno… suele pasar, pero… ¿Por qué te acordaste de mí? — Pregunta y sonríe.
— Bueno, — sonríe algo avergonzada —  es que no se, imagine que quizás podrías hacer eso…, como siempre escapas de la idea de casarnos… — le dice.
Juan se queda en silencio un momento fingiendo una sonrisa, no sabía cómo responder a eso, ya que en el fondo era algo que era posible, aunque no lo aceptaría tan fácilmente.
— Pues… no creo que escape, amor… es decir, si decidiera casarme pues… creo que lo pensaría bien para evitar esos sucesos infortunados, no te haría pasar esa vergüenza, corazón — responde sonriendo.
— Bueno, yo que se…, llevamos 11 años juntos y la verdad nunca hablas del tema, cualquiera pensaría que no está en tu planes, casarte conmigo — sonríe algo forzadamente, era obvio que la indirecta era más que directa.
— Tu sabes que… la idea de casarse, bueno… es complicado, ¿no? No es que no peinse en eso, a veces pienso en…¿Cómo seria, no? Pero la respuesta es que… estamos juntos desde hace más de 10 años, nos amamos… soy feliz, eres feliz…
— He… — interrumpe. — ¿Cómo puedes decir que soy feliz? — le pregunta.
Esto impacta a Juan.
— ¿no eres feliz conmigo? — pregunta.
— No lo mal intérpretes, me refiero al hecho de vivir así hasta ahora, sin… casarnos o que me propongas matrimonio…, eso no me hace feliz…, mira, Juan yo te adoro…, pero… me intriga que a los 11 años de estar juntos no hayas una sola ves siquiera jugado con la idea de casarte conmigo…, no sé, siquiera formalizar y poner una fecha que importa al 3789 cuando hayan bodas cibernéticas en 5D… me intriga, hay parejas que tienen 2 años y se comprometen…
— Bueno, como te dije, amor… es que estamos prácticamente viviendo como casados, pero sin tramites absurdos que solo… compliquen nuestra situación, solo… mírate, a penas tocaste el tema de matrimonio y no se… huele a… discusión…, amor, no quiero discutir, por favor, menos por un tema que…
— Que que… que te llega… ¿verdad?—completa ella —… yo ya se eso…
— No, no es que me llegue, es solo que… el matrimonio es un simple proceso más, como… el bautizmo, no por bautizarte ya eres un católico o cristiano…, amor para esas cosas se necesita más que solo unas gotas de agua…, amor el matrimonio para mi es… pasarte la vida amando a alguien y hasta ahora vamos bien…
— Eso piensas tú, pero ¿Qué pasa con lo que yo pienso? Ya me harte de que mis amigas se hayan casado, mi hermana se haya casado tenga hijos, que mis primas se estén casando a sus 21, y yo… amor tengo 25 y un enamorado de 11 años… piensa un poco en eso, Eugenio…
— Ahí vamos, solo me llamas Eugenio cuando te enfadas… por favor…, matrimonio igual problemas…, no quiero pelear contigo pues, mi amor…
— No me digas mi amor…
— Ok, Felipa… ok… solo cálmate, no he dicho que no quiera casarme, es solo que… necesito pensarlo bien…
— Claro, quizás 11 años más, si, ¿Por qué no? — Dice sarcásticamente, — casarse a los 35 como tu hermana, no estaría mal… tendríamos 22 años de enamorados, ella ¿Cuánto tiene con David?
— 4— responde Juan.
— ¡Yey! ¡Les ganaremos por casi dos décadas! — dice con sarcasmo también.
— Felipa…, por favor, tú me conoces, estamos bien…, no lo fastidiemos, no hasta estar seguros…
— Yo estoy segura… — Acomoda la cámara de la laptop y retrocede ella, se agacha y coloca una rodilla en el suelo — Juan Eugenio Palacios Vega, ¿quiere usted casarse conmigo? — pregunta.
Esta acción deja sin palabras a Juan quien de verdad estaba muy nervioso.
Nunca en su vida se supuso esa situación tan sorpresiva, es más ni el mismo sabría cómo hacerlo, si dice que si estaría yendo contra sus ideas actuales, forzando algo que él quisiera que sea con seguridad, y aunque una parte del gritaba si, una parte más realista decía que no responda.
Entonces hizo algo que fue un error por donde se le vea.
— Felipa, levántate no seas graciosa — No respondió nada.
Felipa lo miró con un poco de decepción y se puso de pie tan rápidamente que la pantalla solo parpadeó, entonces se acercó a la cámara:
— ¡Eres un estúpido! ¡Quédate soltero toda tu vida! ¡Yo si quiero casarme contigo! ¡mejor dicho quería, tarado!— entonces cerró la tapa de su laptop.
Es lo último que vio Juan.
— ¡Felipa! ¡Felipa! — repitió unas veces, pero ella no respondió. El video llamada acabó ahí.
Hasta que tuvo que cambiarse y salir camino a casa de su hermana, estuvo intentando llamarla, pero ella no le respondió nada.
Finalmente se aburrió y se dirigió a casa de su hermana, a quien no veía en años.
Esta lo recibió con un abrazo, lágrimas y mucha felicidad, pensaba que no podría venir, verlo ahí fue fantástico, porque después de más de 10 años su familia estaría unida en un solo lugar, la última vez que se reunieron fue para la operación del páncreas de su padre.
En la casa de Marina se encontraban sus dos amigas, Samanta y Elizabeth, dos amigas que la estaban ayudando en todo, principalmente en su vestido, zapatos, maquillaje, querían que todo fuera perfecto, aparte que estaban preparando su despedida de solteras que al igual que su prometido seria esa noche.
Presentó a su hermano a sus amigas las cuales no tardaron en notar lo atractivo que era este extranjero para estas españolas, que no estaban nada mal para sus 32 y 37, ambas solteras.
— Desde ya les informo que mi querido y guapo hermanito menor está feliz mente comprometido — Miriam mira a Juan — ¿comprometido, verdad? — pregunta.
— He…, más o menos, cumplimos 11 años este domingo — sonríe.
— Vaya — dice Samanta, la mayor de ellas. —sí que son raras las costumbres en tu país, 11 años…vaya… ¿Por qué tanto? — sonríe.
— Bueno… es complicado… — responde algo avergonzado.
— Ya ya, no fastidien a mi hermanito, — dice marina — hay Eugenio con el maldito internet no sé qué hablaremos — le dice llevándolo a las escaleras — solo hace una semana estuvimos conversando. Vamos te mostrare donde dejar tus cosas.
— Si, siento como si te hubiera visto ayer, pero me da gusto verte, hermana. — le dice sonriendo.
— Igualmente, es una lástima que no pueda venir Felipa — dice Marina.
—  Si, es una pena… — responde algo preocupado.
Ambos suben las escaleras rumbo a la habitación donde se quedara.
Las chicas abajo e quedan cuchicheando.
Más tarde ese día la casa ya estaba decorada para la despedida de solteras que se realizaría, mientras Marina y Juan conversaban en la cocina.
— Entonces se enfadó mucho… — dice Marina sentada frente a juan en la meza.
— Pues si, he intentado llamarla, pero nada… — responde jugado con el celular.
— Es que también 11 años… digamos que es un numero grande… — sonríe y bebe de su chocolate.
— Es que no me animo mucho a casarme, tu sabes el matrimonio que vi en casa…
— Yo también lo vi, y bueno, te comprendo, Eugenio, pero no debes truncar una relación tan bonita pro un trauma de la niñez, si bien papá y mamá parecían gato y perro pues al menos tu no repitas eso, además míralos ahora…, se reencontraran después de más de 10 años y aceptaron es más papá y mamá dijeron tener ganas de verse, como sabes viven muy lejos de cada quien, a pesar de los años siguen pensando en el otro, es mejor eso a que se terminaran odiando en un matrimonio que siempre fue un error…
— Si, pero no quisiera eso para Felipa, es decir, la amo, pero no quiero casarme y arruinarlo… en serio la amo, y he pensado en proponerlo, luego pienso en papá en mamá en nosotros… mis muchos amigos que terminaron mal…
— Solo no pienses en eso, yo pensaba igual. Cuando David me propuso casarnos pensé que era una locura, le dije que no en 2 oportunidades, pero pues me dije a mi misma que lo amaba que si pasaba algo sé que él estaría ahí, y ese sentimiento de casarnos no es solo de él, es mío también, tu sabes que papá y mamá se amaron mucho, pero… pues tenían personalidades muy chocantes, aparte que fue muy pronto… se conocieron más casados… yo en estos años he conocido perfectamente a David, no hay anda que no sepa, y creo que igual te pasa con Felipa…
— Pues si…
— ¿color favorito?
— Turquesa
— ¿Comida favorita?
— Pastas…
— ¿música favorita?
— baladas románticas en ingles…
— ¿Qué ama?
— Las rosas y a mi… no en ese orden…
— ¿Qué odia?
— Que beba mucho, que fume, que coma grasas, que no me corte las uñas, que no decida, que mienta que me junte con escritoras que para ella son putas…
— ¿crees que sería mala esposa?
— Seria la mejor del mundo…— responde.
— Entonces… creo que eres tu quien debe solucionar sus traumas — se pone de pie — un favor… — le dice.
— Si… he… dime — responde.
— Ahora que vayas a la despedida de solteros de David, vigílamelo, ¿no? Confió en el, pero algo que tengo en común con Felipa es que odio que se junte con putas, así que… bien vigiladito… — le dice guiñándole el ojo.
— ¿vendrán desnudistas aquí? — pregunta.
— No se… es posible, mis amigas son unas locas… — sonríe dirigiéndose a la sala.
— ¿a ti quien te vigilara? — pregunta.
— No seas metiche hermanito — sonríe y sale de la cocina.
Juan sonríe, pero luego piensa en la conversación con Marina. Ella tenía mucha razón, por sus problemas estaba comenzando a joder él ya lo que había sido una relación fuerte y bonita de muchos años, ellos jamás habían peleado más de una semana, siempre terminaban arreglándose, conversando, finalmente muchas discusiones eran ridículas, habían aprendido a comunicarse, no era necesario ni hablar, con dos o tres palabras o gestos ella sabía que sentía el o que quería decir, como se viera era de esas parejas que uno piensa que morirán uno después del otro, enamorados y de la mano. Pero el miedo surgía al pensar en arruinarlo, en este caso casándose, aun en su mente seguir significando problemas, aburrimiento, pensaba que escucharía de sus labios lo mismo y tan trillado: “No eres la misma con quien me casé”. Lo había oído de su padre, su mejor amigo, sus primos, amigos, y muchas personas más.
Por otro lado, algunas horas antes, Felipa conversaba con su amiga en su oficina en el trabajo.
Le daba las últimas noticias de su situación sentimental: 10 años de relación con 11 meses y 3 semanas y media y nada de matrimonio.
— Entonces no te dijo siquiera un ¿no? — pregunta extrañada Irma parada al lado de la puerta.
— Así es… — dice enfadada Felipa. — el muy idiota no se tomó la molestia ni de decirme un maldito “no, Felipa no me quiero casar”; simplemente se burló y no me dio importancia.
— No debiste rebajarte a pedirle matrimonio, eso fue también muy arriesgado, tu sabes cómo es… es un miedoso, un inseguro… es escritor finalmente, algo de antisocial debe tener… — dice moviendo la boca de lado.
— Yo lo amo, Irma, pero de verdad me está cansando esa actitud, no esperare 11 años más pues… no soy tan buena, ni tendré tanta paciencia, quizás… no se….
— Dilo, vamos, no te frustres… dilo…
— Pues — exhala —… quizás él no sea el hombre indicado…  ¿o crees que soy injusta y egoísta? — pregunta con expresión de tristeza.
— Bueno hubieras sido injusta los primeros 5 años… pero ya son 11, mujer…, no eres injusta eres… mujer, y los años pasan, y ese hombre no piensa casarse nunca…
— Me dijo que es algo que debe pensarlo mucho…
— Pensar que… ya sabe cómo eres, son 11 años conociéndote por todas partes… ¿Qué más? ¿Quiere hacerte una vivisección? — sonríe.
— Es verdad… — dice mirando su celular el cual sonaba, era Juan. — No le responderé — dice y deja el celular en un cajón.
— Es mejor, debes pensar muy bien en esta situación, mira — se acerca y se sienta frente a ella — no quiero ser mala, ¿sí? Per eres mi amiga, y ese muchacho, podrá haberte aguantado 11 años, que la verdad es bastante, a veces eres bien especial… — le dice alzando las cejas —… pero como mujer te entiendo, tu sueño es casarte, y pues… están en una edad y situación perfecta no veo ningún impedimento… más que sus dudas… si en 11 años, ya ponle 7 desde que al menos tuviste mayoría de edad… él no ha considerado casarse sabiendo quien eres, entonces como dices anda le impide tomarse otros 7 o 9 más… — se levanta — eres hermosa, joven… no será difícil encontrar a alguien que en un año se enamore y quiera pasar la vid a tu lado, y no dude de comprometerse en algo más allá de una editorial…
Irma sale de la habitación y deja pensando a Felipa.
Felipa deseaba casarse desde niña, su madre, su abuela le contaban de sus bodas, le enseñaban fotos, videos de la ceremonia, de la recepción del momento del “sí” trascendental, incluso del momento en que le hicieron la radiografía a su madre, ella creció rodeada de amor, de una madre que adoraba a su esposo, de una mujer que entregó todo por su esposo, un militar que a pesar de su formación de hombre rudo jamás se reprimió un “te amo” tanto para su esposa como para sus hijas, un hombre que era capaz de jugar como un niño con su esposa y con sus pequeñas, un hombre que el día de su boda lucio tan varonil y a la vez tan romántico, en una ceremonia enorme en donde todos sus amigos estuvieron presentes. Ella creció pensando que el matrimonio era la forma perfecta ara consolidar una unión de dos personas que se adoran y pretenden morir juntas.
Hasta que esa noche recibió una llamada.
— ¿Hola? — responde desde la oficina.
Era su hermana con una mala noticia.
La pareja de casados, sus padres, luego de más de 30 años de matrimonio se divorciaran.
Los ojos de Felipa se abrieron de par en par seguido de la imagen de la fotografía familiar rompiéndose como un cristal al cual le han arrojado una roca.
Mientras Juan algunas esa noche, en otro continente.
La despedida de solteros de David seria en un bar en el centro de Asturias, un pequeño bar de época en donde se habían reunido algunos amigos cercanos de David, No era la primera vez que lo veía, pero si la primera vez que estarían frente a frente, se saludaron y dado que ya habían hablado algunas veces en internet no fue difícil llevarse de lo más normal.
Mientras la mayoría de sus amigos, dicho sea de paso también abogados igual que él, jugueteaban con las mecerás del lugar las cuales no se preocupaban en juguetear con ellos y el resto de visitantes, Juan y su cuñado conversaban mientras bebían alegremente.
Su cuñado le preguntaba acerca de su nueva novela, sus proyectos, quería conocerlo un poco más, dado que lo hablado en internet no pasaba de saludarse y preguntarse como están, lo que David sabia de el era por Marina, y era una oportunidad para hablar más directamente de cuñado a cuñado.
Ya entrados en copas la conversación fue más amena, como más sincera.
— Amo mucho a vuestra hermana… — decía David con ese particular acento español que todos ahí compartían y se le comenzaba a pegar al Buen juan — se ha convertido en el amor de mi vida, te prometo hacerla de lo más feliz, pero de lo más feliz…
— Creo… creo que lo harás — dice Juan ya con la voz típica de la tercera botella de cerveza personal algo alentada y como entrecortada. — ella siempre anda diciendo que eres un novio ejemplar, que… que la cuida y la adora… y eso, eso es causa de alegría para mí, cuñado… — bebe un trago de su botella.
— Ella siempre me menciona que eres un buen chaval, que eres de lo más empeñoso y que triunfareis aquí en España con vuestra novela. Joder, yo leí la versión que le enviaste a ella, y déjame deciros que fue Excelente, sé que aquí será un éxito… os lo aseguro, cuñado… — le dice y bebe de su botella.
— Muchas… muchas gracias, David, eres un buen hombre, mi hermana no pudo conseguir un mejor partido, un mejor esposo… ojala yo pudiera tener los cojones para pedirle a mi enamorada que se case conmigo… — sonríe y bebe.
— Pero, ¿Qué os impide que os caséis? — pregunta.
— Pues veras, me da miedo, mucho miedo joderla con ella, no ser un buen esposo…, mis padres… no quiero que pase como ellos… — le dice.
— Os entiendo… — responde — yo también vengo de una familia de padres separados, lo mío es aún peor, mi padre era un cabron mujeriego, un cabron que al enterarse que mi mamá me esperaba salió cagando leches… y mi mamá se casó con un hombre que la verdad solo la maltrató, y digo… se casaron con todo y las rosas he… y la verdad la pasé muy mal, pero… pero al conocer a tu hermana me di cuenta que yo no era como mi padre o mi padrastro, que yo si podría formar un hogar, con vuestra hermana sería fácil… re fácil… ella me negó casarnos 3 veces…
— Me dijo que 2…
— Fueron 3, — ríe. — pero no me rendí, yo entendía el pro que de la reacción de ella, pero pues no me di por vencido, la amo, y la amaré pro siempre si dios me da vida y suerte… no debes temerle al matrimonio, es solo un papel, lo verdadero es lo que sientas…, si sientes que la amas y peudes pasar la vida con ella, firmar y decir un “acepto” frente a dios, si es que creéis en él, hacedlo , casaos con vuestra amada…, que todo dependerá de vosotros… no de tus padres, ellos ya hicieron sus vidas, vosotros, nosotros estamos comenzándola… que ella no te esperara siempre, cuñado… — le dice y bebe.
Esa noche continuaron bebiendo hasta que no pudieron más.
Juan no recuerdo cómo llegó a casa de Marina, pero si lo que conversó con David.
***Miércoles***
La hermana de Felipa, Francesca la busca en su oficina, llega con la carriola con sus gemelos de 1 año y medio.
Irma la hace pasar, Luego de saludar a los pequeños gemelos, Felipa le dice a Irma que los cuide en la recepción mientras habla con su hermana. Esta lo hace de buena gana, dado que le encantan los bebés.
Ya acomodadas, las hermanas conversan.
— ¿hablaste con papá o con mamá? — pregunta Francesca.
— No, no… aun no logro procesar la idea, no dormí en toda la noche ¿Cómo es posible que se divorcien? — pregunta.
— Me parece igual de sorprendente que a ti, siempre se veían tan hermosos juntos… y míralos ahora… — dice sorprendida también.
— Pero. ¿Qué te dijo? ¿Qué te dijeron?  — pregunta Felipa.
— Yo hablé con mamá, y me dijo que había descubierto que papá le era infiel… — le dice sorprendida.
— Dios… — dice Igual de sorprendida Felipa. — No es posible… — dice poniéndose de pie.
— Lo es…, me dijo que había seguido a papá a uno de sus tantos viajes de destacamento en el ejército…, los papeles eran falsos, en verdad se iba a otra ciudad, donde tenía otra mujer, hasta una hija…de 15 años…
— Dios… no puede ser, papá… — dice sujetándose la cabeza.
— Cuando fui a casa, porque ella me llamó, pues no estaba papá ni nada de él… y me contó, me mostró las fotos, me dijo que papá no lo negó, solo… lo aceptó, y le dijo que se iría, y así lo hizo, se fue con esa mujer…
— Ay dios… pero… — se sienta nuevamente — Papá y mamá… se veían tan felices, en navidad… en navidad estaban de lo más tiernos… ay papá…. —dice sorprendida.
— Y no es todo, mamá me confesó algo más…
— Que más, dios mío…  que más… — dice sobándose las sienes.
— Mamá… también tiene un romance… — dice Francesca.
— AY no jodas… ¡¿mamá también?! — dice poniéndose de pie.
— Pues sí, me lo confesó, se llama Claudio, tiene… ay no sé si decirte… — duda.
— Dime… dímelo ya… — exige.
— Tiene 29, recién cumplidos, y lo conoce desde que el tenia 20…
— ¡No esto debe ser una broma! — dice cayendo a su asiento incrédula.
— No es broma, él estaba con ella cuando conversamos…, es un chico guapo… buena gente — dice Francesca.
— Mamá tiene 48 años… — dice con seriedad y moviendo la cabeza negativamente.
— Que te digo… la verdad no me sorprende… como dice Oscar, — su esposo —, mis padres eran demasiado perfectos, como si trataran de compensarse inconscientemente de algo, no por nada es psicólogo… — dice levantando las cejas.
— Creo que mi infancia acaba de destruirse — dice pegando la frente a su escritorio.
— Tranquila, ya no somos unas niñas, ya tenemos nuestras vidas hechas…, solo preocupémonos pro que no hagan alguna tontería, mamá quiere denunciarlo, divorciarse y casarse con Claudio… y Whow… no se… ¿Qué hacemos? — pregunta.
— No lo sé…, solo que… no me siento muy bien justo ahora… — responde.
La idea de la familia perfecta se había destruido para Felipa, ella pensaba que su hogar era puro amor, ahora ese amor era mentira, le habían destruido la infancia por unas mentiras, su madre ahora amaba a un hombre casi 20 años menor, su padre tenía una doble vida, ahora comprendía pro que nunca discutían, no tendría sentido hacerlo, ambos ocultaban cosas, eran felices por sus lados, los últimos años cuando se reunían eran una postal, hermosos, pero ahora, ¿qué significado tenía todo? Pues nada, no significaba nada, no existía su familia funcional, existía una pareja de lo más poco ética, donde enseñaron a sus hijas el valor de una familia fingida, de haberse separad antes de mentirse hubiera sido más sano.
Ahora la palabra familia, matrimonio, infancia en la cabeza de Felipa, la defensora de los matrimonios, se habían desintegrados, ya no sabía que pensar al pensar esas palabras.
Incluso se sentía ridícula ahora el sentir tanto orgullo de sus padres, pero que más le quedaba ahora… solo tratar de comprender que es decisión de ellos ser felices juntos o sin ellos.
Pero en la mente de Felipa, la familia aún era muy importante en un punto muy profundo, que se negaba a ver una realidad, el matrimonio no siempre era señal de estar juntos por siempre, algo que había pensado desde que tiene conciencia.
Francesca en cambio era la rebelde de la familia, ella rescataba que sus padres fueron muy liberales con ella, por eso entiende ahora sus decisiones, aunque se preocupa, al igual que ellos en su momento, que no hagan una tontería guiados por las emociones.
Por otro lado, 4 horas adelante, en Europa, Juan acude en la tarde a recoger a sus padres al aeropuerto, vendrían en el vuelo de las 3:00 y él estaba ahí esperándolos, después de todo algo en él le preocupaba de verlos juntos.
Papá y mamá juntos, igual una pelea, igual Juan asustado, Marina en su habitación con la música al máximo, perro de la infancia saltando por la ventana.
Entonces comienzan los pasajeros a aparecer por el conducto de des abordaje, Entre tantas personas no lograba ver a sus padres, Los imaginaba enfadados, discutiendo, mamá peleándose con las aeromozas, papá coqueteándole a las mismas, mamá gritándole, pero al verlos salir se sorprende.
Salen riéndose de lo más normal.
— ¿son ellos? — se pregunta Juan acercándose y llamándoles — ¡Mamá, papá! ¡Por aquí! — dice acercándose.
Ambos lo ven y se acercan a él.
Se abrazan y saludan efusivamente los 3.
—Mamá te ves genial, has bajado de peso… — le dice Juan a su madre, quien efectivamente había estado haciendo una diera para ese día tan especial, la boda de su hija mayor.
— Si, y tu… — lo huele — estuviste bebiendo… — le dice frunciendo el ceño. — ya sabes que no me gusta que tomes… te aprovechas de que Felipa no está…
— Ay mamá — dice Juan sonriendo.
— Ya, ya, Esther, no seas exagerada, el chico tiene derecho a beber unas copas — dice sonriendo su padre.
— Tu porque eres un borrachoso… — le dice su mamá a su ex esposo.
Inmediatamente los recuerdos de una pelea venían a la memoria de Juan.
— AY Esther, tu no cambias,… ¿no te bebiste como 3 mini wiskis en el vuelo? — le dice sonriendo,
Esther hace un gesto de sorpresa y golpea juguetonamente a su ex esposo, Mario.
— Dijiste que no le dirías a nadie…
— Ah… tu comienzas, no fastidies al muchacho… ya está bien grande ya, no le ves la barba…
— Si, que por cierto deberías cortártela, si tu te ves mayor, que pensaran de mi… — dice.
— Más vieja no puedes verte — le dice Mario riendo y aleándose de ella escapando de un juguetón golpe que ella le intenta dar riendo también.
Esto era raro para Juan, no recordaba ver a sus padres tan… felices el uno con el otro, era como ver a dos personas diferentes, hacía más de 20 años que no los veía juntos, siempre los había visto por separados, pensaba que quizás era el alcohol en mamá, o el alcohol en el mismo, pero algo no andaba bien aquí.
No podía creer ver a sus padres persiguiéndose y riendo como dos niños que están felices de verse.
Un rato más tarde recogen el equipaje y se dirigen a casa de Marina en un taxi, en el cual siguieron fastidiándose, bromeando y por momentos parecía que Mario le coqueteaba a Esther, la cual se divertía respondiéndole los coqueteos. Juan solo esperaba en silencio el momento en que comenzaran a pelearse y a gritarle a él.
Lo que extrañamente, para él, no sucedió en todo el camino.
Al llegar a casa, bajando del taxi seguían igual de divertidos, cuando fueron recibidos por marina la saludaron efusivamente, con fuertes abrazos y besos, la misma marina fue testigo de algunas de sus bromas entre ellos, y los miraba igual de confundida que Juan.
— ¿estas seguros que trajiste a nuestros padres? — pregunta susurrándole  cuando estos entran a la casa.
— la verdad creo que ese avión viene de un universo paralelo…, estoy asustado, Marina.
— Yo también, Eugenio…
Ingresan tras ellos con el equipaje.
Esa noche en la cena, luego de haberse acomodado en sus habitaciones, conversaban, las bromas seguían, se notaban tan alegres, los que parecían asustados eran Juan y su hermana quienes casi ni comieron.
— Se supone que… en una cena… se cena… — dice Mario.
— Si, papá — responden ambos y comienzan a comer.
Misma acción de cuando eran niños.
— Esperen... Esperen… ustedes están muy raros… — dice Esther.
— Ok, mamá — responden.
— ¿ya se tranquilizan? ¿Qué tienen? Por dios… parecen… asustados…— dice Esther sonriendo.
—Bueno… — comienza Marina afinando la garganta — es que… ustedes… nos dan miedo…, o sea… nos preocupan… ¿alguno de los dos esta muriendo? — pregunta.
— Ay, hija — dice Esther — que pregunta para… absurda…
— Mamá, — continua Juan — es que… sin ofenderlos, ustedes siempre estaban peleándose como perros y gatos con rabia, apoderados de un espíritu del mal que corroe sus… — se detiene al ver la expresión de su mamá —… perdón, cuando me pongo nervioso hablo de más…, pero verlos así de divertidos, contentos… nos extraña — cruza miradas con Marina.
— Bueno, hijos — dice Mario, su padre. — Pues no veía a su madre desde hace muchos años, desde mi operación y bueno, me dio gusto verla…
— Igual a mi… — dice Esther.
—… Y pues comenzamos a recordar cosas del pasado, anécdotas, peleas, no se… cosas que nos traen buenos recuerdos, ya ni sabemos por qué peleábamos tanto… solo que ahora que veo a su madre, igual de preciosa que cuando la conocí…
— Me llamaste vieja en el aeropuerto… — dice ella sonriéndole.
— Fue broma, tú me llamaste incontinente en el vuelo… — sonríe.
— La aeromoza se rio…— Ella sonríe.
— Si, que vergüenza… a lo que voy, hijos es que ya no tenemos por qué pelear, ella no es mi esposa, y hemos venido a disfrutar de la boda de nuestra hija mayor, ver a nuestra familia reunida nuevamente — dice sonriendo. — cumplo 58 años en octubre… su madre cumple 52 en noviembre… ya estamos muy grandecitos para pelearnos, creo que hemos tenido tiempo de reflexionar sobre muchas cosas todos estos años…— mira a Esther.
— Si, muchas cosas — ella sonríe.
Juan y Marina cruzan miradas nuevamente. Estaban muy sorprendidos.
— Así que… — Esther continúa. — Así que cambien esas caras de sonsos y cenemos tranquilos, que no muchas veces podemos sentarnos todos nosotros — dice sonriendo.
Era verdad lo que decían, pocas veces podrían estar así de unidos, es más no tenían un recuerdo de todos ellos comiendo tan amenamente, sonriendo, bromeando y sin esa sensación de decir algo que malogre el momento y comience una pelea.
Juan pensaba que quizás su infancia había sido un caos, con unos padres inmaduros, que no sabían cómo aguantarse, o que simplemente no tenían el tiempo para conocerse más, o quizás el matrimonio no era para ellos, pero lo que entendía es que esta versión de sus padres le gustaba más, esa cena sintió en su corazón una alegría de saber que su familia estaba ahí, su familia, unida, sonriendo, ese momento borro de él muchos años de cenas tristes en silencio, de ceños fruncidos, y silencio mortuorio, sintió que su papá quería a su mamá, sintió que su mamá quería a su padre y los dos, los amaban a ellos, pro un momento se sintió como un niño sentado a la meza, comiendo y bromeándole a sus padres, riendo con su hermana.
Por un instante sintió curado ese dolor en su pecho al pensar en sus padres, sintió un peso menos en su corazón,  se dio cuenta de que era feliz en ese preciso instante, le dieron ganas de no levantarse jamás de esa meza, y que fuera eterno ese momento.
Una foto fue el final perfecto, una hermosa fotografía en donde se les ve a los 4 juntos en la meza, sonriendo, una foto que guardaría como un tesoro, en su corazón esa imagen era ahora la que aparecería cuando pensara en sus padres, en su infancia, no más ese dolor ese miedo, las risas de sus padres fueron remplazando sus gritos, sus chistes, sus críticas.
Más tarde esa misma noche en la sala Juan y su papá se bebían unas cervezas mientras en la habitación de Marina esta conversaba con su madre y le enseñaba el vestido.
— ¿papá puedo preguntarte algo? — dice Juan sentado al lado de Mario.
— Dime, Eugenio ¿Qué te sucede? — pregunta.
Ya sin el miedo a decir una tontería, juan creyó conveniente un consejo de su padre en ese momento de su vida tan complicada.
— Veras, papá… tuve una discusión, más o menos fuerte con Felipa, mi enamorada, ya sabes…
— Si, la vi en mi cirugía, ¿Qué pasó con ella? — pregunta.
— veras, pues…tu sabes que conozco a Felipa desde hace muchos años, muchos de verdad muchos… y bueno, todos estos años he estado escapando de la idea del matrimonio… de… proponérselo, me daba y me sigue dando un poco de temor… y pues, ha llegado un punto en el que ella ya quiere casarse…, y yo creo que le di a entender que no quiero, aunque… si quiero, pero a no quiero… tu… tu, tu entiendes… — le dice.
— Hijo, vez porque no leo tus novelas…, son muy complicadas para mi…, hijo no te entendí nada…¿te quieres casar con felipa o no? — pregunta.
— Es ese el problema, me asusta… me asusta que suceda lo mismo que contigo y con mamá, nunca te lo dije, pero… verlos pelear desde siempre me convenció que el matrimonio es un error… y que todos terminan en un irremediable divorcio… tarde o temprano. — le dice bajando a mirada — te podrá parecer ridículo, pero no quiero casarme porque no sé si sería yo un buen marido.
— No tuviste un buen ejemplo… — responde su padre y  bebe de la cerveza.
— No quiero ofenderte, papá…— le dice y bebe también.
— No me ofendo, hijo, es la verdad fui un pésimo ejemplo de esposo, hasta de papá…, y lo lamento bastante, Eugenio, pero… no quiero que pienses que eso te pasará a ti, ¿sabes? Te diré algo: yo me case muy enamorado de tu madre, y los amé a ustedes con todo mi corazón, pero ella al igual que yo nos casamos muy pronto, nos casamos en la efervescencia del enamoramiento, como sabes nos casamos al año de conocernos, era otra época, no esperabas mucho… yo tenía dinero, ella era hermosa, es hermosa…, pero cuando llegó marina aun nos estábamos conociendo, entonces surgieron nuevas cosas en nuestra relación, ser padres…, ya paso el “ella y yo” a un segundo nivel, y nos preocupamos por ella, y pues con el tiempo, en vez de acercarnos nos separamos más, tuve que trabajar más, ella criar a Marina, luego legaste tú, y fue igual…, descubrimos cosas que no conocíamos del otro, cosas que no nos gustaban… cosas que no soportábamos, pero nunca deje de quererla, y cuando vimos que ya no podíamos más, nos separamos, como es natural… preferimos eso a seguir peleándonos y matarnos un día… y estabas tu, aunque quizás fue tarde, lo hicimos por ustedes…, no queríamos que tú también te alejaras como Marina, no sabes cuánto lamentamos que ella se fuera… eso nos ayudó a reflexionar, y nos separamos… no medimos lo que resultaría en ti…
— Pues me asusta justamente que me pase eso, amo a Felipa, no quiero que terminemos peleándonos por cualquier cosa…y al final termine lejos de ella… — le dice.
— Ayer que vi a tu madre nuevamente, te juro que sentí eso que no había sentido en muchos años, fue como un choque de emociones, verla y no ver el efecto del tiempo, fue como es aves que la vi en el tren, y me pregunté a mi mismo ¿Qué hice? ¿Por qué deje a esta mujer? Y me respondí: por idiota. Es la única respuesta, puesto que por no tener paciencia, no saber pensar perdí a mi familia… y bueno es un error quisiera subsanar.
— Pues mamá parece muy alegre a tu lado, hacía mucho que no la veía así de sonriente, quizás eso no sea tan difícil — sonríe y bebe.
— Solo te daré un consejo: Si amas a Felipa, hazla feliz, no antepongas tus problemas o temores como hice yo, también temía no ser buen padre y se hizo realidad por mi temor mismo… — bebe — no cometas los errores que yo, aun estas comenzando tu vida, si crees que ella puede hacerte feliz tanto como tú a ella, lánzate, hijo. Todo estará bien si haces las cosas bien — choca su cerveza con juan y beben compartiendo una sonrisa.
Esa noche murió en juan un miedo, el miedo a casarse, ahora sabía que su padre nunca dejó de amar a su madre, que las cosas se habían hecho mal,  y que a pesar de todos estos años, ambos seguían sintiendo algo, que esa noche se confirmó, dado que el cuarto de Juan estaba al lado del de su mamá, al buen entendedor pocas palabras.
Pero por otro lado, Felipa esa noche no pudo pegar los ojos, ya el matrimonio no tenía ningún valor, ninguna santidad o espíritu de alegría. Era solo una firma, un “Acepto” vacío frente a un representante de dios en la tierra.
Ra gracioso como para uno el matrimonio dejaba de ser un temor y para el otro comenzaba a significar menos que una firma o un contrato verbal con un sordo.
***Jueves***
Por fin el día de la gran boda.
Todo estaba preparado, la iglesia de San Eulogio de santilla era una iglesia enorme, especial para matrimonios, la reservación se había hecho con más de 5 meses de anticipación, tenía un centro de recepciones enorme, igual que un jardín hermoso con rosas, piletas y estatuas de época que le daban un aura mágica a cualquier celebración, especialmente para matrimonios y bautizos, el lugar daba la sensación de estar en un castillo, por las grandes torres que tenía el edificio central donde se efectuaría la ceremonia.
La recepción de Marina se celebraría principalmente en los jardines, por petición de ella, se había decorado tal y como ella había deseado, elegantemente, pero a la vez con un aire a romanticismo y magia.
Mientras los invitados llegaban y se posicionaban en sus asientos, Marina ya se encontraba en la iglesia, en una habitación especial donde se daba los últimos retoques acompañada de sus amigas y de su mamá quien seguía emocionada y llorando.
Juan, su padre y David se encontraban en la entrada a la iglesia, la boda comenzaría a las 4:00pm eran las 3 de la tarde,  pronto debían ingresar.
Mario recién conocía a su Yerno, pero pronto el carácter tranquilo y alegría de David terminó cayéndole muy bien, además que la nueva actitud de Mario facilitó que estos se conocieran y se cayeran bien.
Dado que Mario entregaría a su hija, su lugar era justo en la entrada, para cuando esta llegara, el pudiera dejarla en el altar junto a David frente al padre.
— En serio me alegro que mi hija vaya a casarse con un hombre hecho y derecho — dice Mario sonriendo y estrechando la mano de mano del joven prometido — … nos vemos en el altar — le dice y asienta, indicándole que ya va siendo hora de posicionarse en su lugar.
Todos los invitados comienzan a ir a sus asientos en la iglesia, las campanas indican que comenzara la ceremonia en unos minutos más.
Juan ya tenía listo lo que diría antes de que comenzara la ceremonia, estaba algo ansioso, pero se sentía preparado para poder hablar.
Marina entonces esta lista, su mamá le da un beso antes de salir del cuartito rumbo a la entrada de la iglesia donde estaba su padre.
— Hija — le dice con lágrimas en los ojos — te ves hermosa, quiero decirte que sé que serás una buena esposa, y serás muy muy feliz, te amo y… me siento orgullosa de ti, — la abraza y lloran.
— Ay mamita… — dice tratando de no lagrimear y perder su sombras en los ojos. — te amo, muchas gracias por venir, no hubiera sido igual sin ti a mi lado, gracias… — le dice y la abraza.
— No te preocupes, amor, ahora — le acomoda el vestido — ya no lloremos, y vamos, vamos que debo dejarte con tu padre.
Ambas salen sonrientes del cuartito.
En el altar ya todos estaban reunidos, Solo esperaban la señal para comenzar la marcha nupcial y comenzar con la ceremonia, Al lado de David estaba Juan.
— Estoy tan nervioso — dice David a Juan.
Se podía notar como le temblaban las piernas al joven abogado.
— Tranquilo, cuñado, todo estará bien, dudo que ella se haya ido corriendo — sonríe.
David sonríe también.
Entonces aparece ella, de brazo de su madre quien se la entrega a su papá del brazo.
La marcha nupcial comienza y el dulce sonido de la música que acompañara a Marina y a su padre hasta el que será su esposo se escucha por todo el edificio y los alrededores.
La mirada de amor de David era única, la sonrisa de Juan también, quien mientras veía a su hermana acercarse se imaginaba a Felipa acercarse, se imaginaba ahí en el altar, esperándola para unirse para siempre, para entregarse a la eternidad, a ser esposos para siempre, de solo imaginarla vestida de novia él se emocionó, si decía algo en ese momento el quebranto de voz seria evidente, miró a un lado unas veces y exhalo para no llorar.
En ese momento juan supo que quería llevar al altar a Felipa, pase lo que pase, a pesar de algunos miedos, a pesar de todo lo que conllevara, el quería casarse con esa mujer que lo ha amado por 11 años. Ahora le quedaba claro, no quería esperar más, estaba seguro que la amaba con toda su vida, y si algo debía hacer, es confirmarle que siempre estaría con ella haciéndola su esposa ante dios.
— Eugenio, Eugenio… — dice Marina quien ya estaba parada al lado de David y de él.
— He… — dice saliendo de su ensimismamiento.
— Di lo que tenías que decir,  — le dice David codeándolo, el sacerdote ya había comunicado que antes de comenzar con la ceremonia, el hermano de Marina diría unas palabras.
— Sí, he… perdón, perdón… — dice algo avergonzado y colocándose frente a ellos en el podio. Se aclara la garganta— Cuando llegue a España, pues tenía muchas cosas en la cabeza, muchas ideas muchos temores, he… estaba feliz de que mi hermana diera este paso, pero soy de los que no suele pensar en el matrimonio, pero en estos días que he estado aquí he podido ver lo que de verdad significa el matrimonio, ese pacto que uno hace con una persona que ama…, más allá de lo que personalmente creas, si es que piensas que de verdad un “acepto” te garantiza la felicidad, o si una firma garantizara que estés siempre enamorado, me di cuenta que el amor es justamente esto: — señala a su hermana, a su cuñado a sus padres parados cerca de ellos — es decidir hacer las cosas pensando que estarán juntos siempre, teniendo fe en que es el amor el que los une, es no dejar de amar a esa persona, reconociendo defectos y virtudes — observa a sus padres — creo que es más que firmar o decir algo, el hecho de comenzar juntos esta aventura, conocerse y aceptarse, darse amor y… entregarse a pesar de tus miedos — observa a su hermana —, comprendiendo que a veces las cosas no salen como uno espera — observa a sus padres quienes se miran, Maro extiende la mano para tomar la de Esther ella levanta las cejas y luego de una sonrisa le da la mano. — , pero que siempre, siempre se puede mejorar y darse cuenta de que la vida siempre te da oportunidades…, ustedes me han mostrado en estos días que los temores siempre están en nosotros, pero que el amor es capaz de hacerlos ver más allá de él, y darse cuenta que nada es tan fuerte como estar juntos, tomarse de la mano y seguir adelante. — sonríe. Les deseo lo mejor del Mundo Marina, David…, sé que serán muy felices… — estos asientan y le aplauden mientras se dirige a su lugar junto con sus padres.
— Parece que ya sabemos quién será el siguiente en casarse — dice sumario su padre parándose al costado de juan y codeándolo.
Juan sonríe.
Entonces el sacerdote comienza con la ceremonia.
La boda resulta ser todo un éxito, desde el comienzo hasta el final fue fantástica, el brindis, la cena, el baile, todo tal y como Marina había soñado alguna vez.
A la mañana siguiente Juan partiría a Catalina en el primer vuelo que encontrara, Dado que Marina y su ahora esposo se irían de luna de miel a Italia Mario y Esther se quedarían en su casa a cuidarla mientras ellos regresan en unas dos semanas.
***Viernes***
Antes de abordar y durante el vuelo Juan intentó contactar con Felipa, pero no podía, simplemente no le respondía absolutamente nada.
El solo tenía una idea en mente, llegar y su error, y pedirle que sea su esposa para toda la vida, sabía que ella estaría muy enfadada, pero nada perdía, cuando el reconociera su error, estaba seguro que ella lo perdonaría.
Al bajar del vuelo, a las 7 de la noche exactamente, inmediatamente sigo intentando llamarla, pero no respondía ni el número del departamento. Rápidamente pasó por la tienda de regalos del aeropuerto y compró un ramo de flores.
Tomó un taxi y rápidamente le dijo que lo llevara a su apartamento, pero que antes pasaría por una joyería en el centro. Eso mismo hizo, se detuvo en una tienda de joyas donde ya había pasado con Felipa alguna vez, y eligió rápidamente una que el sabía que ella amaría, un anillo ni tan llamativo ni tan simple, algo elegante que dijera que la ama, pero que no fuera algo ostentoso, encontró el anillo perfecto, pagó por él y rápidamente partió a su edificio emocionado aunque algo ansioso.
Pagó por el taxi y le dijo al portero que le ayudara con la maleta, se dirigió rápidamente a su piso, sabía que siendo las 8:45 ella ya estaría en casa.
Subido por el ascensor muy emocionado miraba las flores, miraba el anillo en su cajita.
Al llegar a su piso rápidamente se dirigió a su apartamento, tocó la puerta, Sabia que miraría por la mirilla así que esconde tras él las flores lo mejor que puede, aunque no importaba si las viera, nunca se imaginaria que él tenía en mente proponerle matrimonio.
Felipa estaba en su habitación, estaba leyendo un poco para poder dormir, cuando el timbre la despierta, entonces se dirige a la sala y enciende la luz.
— ¿Quién es? — pregunta.
— Soy yo, Juan… estuve llamándote… — le dice.
Felipa se dirige a la puerta y luego de verlo por la mirilla, ve las flores tras él y abre la puerta.
— Hola… — le dice ella con seriedad.
Él le sonríe y se agacha colocando una rodilla en el piso.
Ella confundida no se esperaba eso, menos que el sacara de su bolsillo una cajita roja y la abriera frente a ella.
— Felipa Angélica Burgos Salas… ¿te casas conmigo? — le pregunta sonriente.
Ella lo mira ahí de sus pies, con una expresión de sorpresa, no se había imaginado esa situación, no en ese instante al abrir la puerta, se esperaba una charla de disculpas, ¿pero matrimonio? Era algo que no se esperó y que antes quizás la hubiera vuelto loca de la alegría, pero luego de los últimos sucesos la verdad es que más que alegrarle le parecía un mal chiste.
Ella dio un paso atrás, lo miró exhaló y respondió:
— Quizás hace una semana atrás hubiera dicho que sí, llorado y lanzado a tus brazos, Juan, ahora… la verdad es que si esperas una respuesta… seria que no…, no me casaré contigo.
En el rostro de Juan solo había confusión, sabía que ella estaba enfadada, sabía que ella estaba dolida, sabía que él tenía la culpa, pero jamás pensó que ella le dijera que no.
Se puso de pie frente a ella mirándola a los ojos.
— Pero… Felipa, yo te amo, yo…me di cuenta que… si quiero casarme contigo… estos días…
Ella lo interrumpe, una lágrima cae por su rostro, entonces continua:
—… Yo me di cuenta en estos días que no me quiero casar contigo y… creo que lo mejor será que te vayas, necesito estar sola por un tiempo… — le da la espalda y se dirige a su habitación — cierra al salir por favor… — le dice su vos se oye quebrarse.
El sonido de la puerta de la alcoba es lo último que se escucha Juan.
Era la primera vez que el veía esa mirada en el rostro de Felipa, una mezcla de dolor, decisión y decepción.
Juan solo opta por dejar las flores en el mueble cerca de la puerta, guarda en su bolsillo el  anillo y se retira del departamento entristecido y muy confundido.
Continuara.
Franck, Palacios Grimaldo
11 de abril de 2014
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Crónica de un Divorcio anunciado: ¿Quieres casarte conmigo?
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