Lámpara a querosén

Era muy pequeña, la casa no tenía luz eléctrica, recuerdo las lámparas a querosene cuya pequeña llama subía y bajaba en movimientos similares a las olas de mar. Esa lámpara ubicada estratégicamente en un clavo de la pared, iluminaba toda la cocina. Me gustaba ver la sombra de los muebles en el piso, en los ángulos entre el piso y la pared. Supongo que fue la etapa en que mi imaginación se acrecentaba, porque descubría formas e historias. También pasaba lo mismo con las manchas de humedad de la pared. Tenía la combinación perfecta de sombras para inventar historias. Las palabras dejan los recuerdos visibles. Debe haber sido la época en que descubrí el placer de escribir, de contar. Algún lector tal vez por mis letras pasó entonces. Hoy, los recuerdos salen a la luz.

¡Muy agradable lectura! Me hiciste recordar a mi abuela, ella tenía su quinqué, una especie de lámpara que funcionaba con petróleo y que, aunque en su casa había luz eléctrica, ella al acostarnos, apagaba la luz eléctrica y encendía el quinqué con un cerillo y me contaba cuentos a la luz oscilante del quinqué. Yo era un niño. Ahhh... Gracias por escribir lo que escribes, me trajiste a mi abuela de regreso.

Realmente son recuerdos nacidos de la nostalgia de infancia. Objetos que nos acercan a los seres que ya no están, en mi caso, mi madre.
Nilda