Convocatoria Literatura EROTICA

Entre Mis Brazos
Ricardo "Cocho" Garay
Argentina

Las luces de la noche te descubren entre mis brazos.
La desnudes de tu cuerpo mantiene  la  humedad que provoca el desenfreno del deseo.
La sangre en torrente y el placer que estalla en besos cuando tu piel se erizaba junto a la mía como el preludio de una tormenta en el mar.
Te contemplo embelesado y sigo con mis dedos, tus curvas, lunares y cada pliegue de tu cuerpo, entonces… floto contigo en un espacio del universo que es sólo nuestro.
No hacen falta palabras en este idioma del silencio que he inventado cuando te miro a los ojos y te cuento, cuanto de deseo.
El rumor de los jadeos, el perfume de tu piel y tu aliento me eleva al infinito, y es allí donde alcanzamos el cenit del goce, sitio donde los dioses saborean el placer de dos cuerpos que se fusionan.
Pronto llegará el alba y despertarás soñolienta con el placentero cansancio que dejó la pasión, y es entonces, cuando te acurrucarás nuevamente en mis brazos, levantarás la cabeza, nos miraremos con la profundidad del océano y sellaremos este amor con el más tierno de los besos.

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Ricardo "Cocho" Garay
"Sólo soy un soplo de vida en la eternidad"

REVERDECER
Rosita Aguirre Ifrán
Argentina

Fueron muchos años de soledad,  su piel se agrietaba y  su sonrisa se desvanecía. Sus hijos se fueron alejando. Decidió hacer “su vida” y dejar que ellos siguieran la suya.
Viajó al pueblo  de sus abuelos. Ceno con los lugareños, disfrutando de anécdotas.
Salió a caminar entre los viñedos, saboreando el aire fresco de la noche…Una voz la sorprendió. Sin presentación alguna empezó a comentarle qué vino saldría de los racimos que colgaban generosamente de cada planta. Miró las manos toscas y con cuánta suavidad acariciaba las uvas... Una rara sensación recorrió su cuerpo, mientras se perdía en una mirada intensa escuchando con placer las explicaciones de… (ya no importaba) Él tomándola del brazo la condujo más adentro; mientras la luna hacia brillar sus canas y la sonrisa se hacía lujuria en su mente. No pensó, solo atino a pegarse a ese cuerpo tan masculino y sentir como sus manos recorría sus partes…Todo en ella floreció, fueron minutos tan intensos, tan pasionales...No recordaba cuando fue la última vez que su cuerpo reaccionaba con tanta fogosidad. Los fluidos se entremezclaban entre jadeos y besos. Olvidó el mundo, tanto que despertó en su habitación, sin saber cómo llegó.

Y fue en la oscuridad
Sheina Lee Leoni Handel
Uruguay

Y fue en la oscuridad
donde rocé al deseo,
cual profundo volcán,
estallaba en mi cuerpo,

tus labios sin hablar
me llenaron de versos,
en esa inmensidad,
disfrazada de cielo,

y aún sin descansar,
nos sorprendió de nuevo,
viajando en libertad,
se acercó a nuestro encuentro,

estrofas cual cristal,
brillando sobre el lecho,
en firme realidad,
recubierta de anhelos,

que  al volvernos a amar,
también se volvió sueño.


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Dime que somos, amor
Sheina Lee Leoni Handel
Uruguay


Dime que somos, amor,
antes de entrar en tu piel,
y fundirme con tu voz,
trino hasta el amanecer,

quiero volverme canción,
contar de nuestro placer,
enamorarme de vos,
cada minuto otra vez,

y recibir la pasión,
savia fresca a tu merced,
pues a tu lado volvió;
como el amante más fiel.

¿Cuál es tu nombre mi amor?
pues el mío ya lo sé,
de la mañana soy sol,
luna del anochecer,

y en nuestra cama tu Dios,
ese que ya no se fue,
adormecido el  reloj,
en tu cuerpo, me quedé.

Tentación

Una vez durante un viaje en México debía pernoctar con una amiga quien era trece años mas joven que yo. Y no éramos una pareja de enamorados.
Era un hotel típicamente mexicano con un patio alto de varios pisos con corredores de los que se alcanza a las habitaciones. Como en este momento había una sola habitación libre, no pudimos eligir y no fuimos demasiado sorprendidos que en la que nos habían dado se encontraba sólo una cama, una cama matrimonial. Como ambos queríamos quedarnos cool, eso no nos estorbó, o por lo menos hicimos como si nos daba igual y, finalmente, nos acostamos en esta cama codo con codo. En cuanto a mí, pasé una noche muy incómoda, quedándome muy tieso sin atreverme mover, todo el tiempo consciente que tenía a mi lado una joven mujer guapa y sin saber lo que ella pensaba, sentía y esperaba. De vez en cuando me endurmió pero sin que el sueño me tranquilizara porque todo el tiempo me sugería a la vez la tentación y el miedo. Sin embargo, me desperté bastante feliz aunque sin haber podido descansar.

 
 
 
 

El amante invisible
Humberto Hincapie, Australia

La llamada era insólita. No pudo reconocer la voz. Alguien desde el bosque le pedía que se dejara ver desnuda. Eran las cuatro y media de la tarde, hacía calor de tormenta. Lejos en la línea del horizonte se veían nubes negras y relámpagos. De manera deliberada y lenta, poco a poco fue despojándose de la ropa. Caminó por la terraza varias veces con actitud de desafío. Luego buscó la silla playera y se recostó en ella. Sabía que desde algún sitio en el bosque su enamorado estaba contemplándola y disfrutaba de su desnudez.

Se sentía tranquila y relajada. Cerró los ojos y en su imaginación vio cuando él se aproximaba sigilosamente y la miraba con un intenso amor y deseo. Luego, extendiendo sus manos empezó a acariciarla, primero su rostro y luego lentamente sus senos, su vientre, sus muslos. Después, sus labios recorrieron suavemente todo su cuerpo. Finalmente, ella, respondiendo al llamado del amor se dejó poseer de su invisible amante. Poco a poco su respiración se aceleró, empezó a moverse rítmicamente y mientras gemía y susurraba palabras de amor, entró en un estado de éxtasis que nunca había experimentado en sus veinte años de casada.

“¿A vos te parece?”, le preguntó la viejita a su marido de tantas décadas.
“¿Y por qué no?”, le respondió él con entusiasmo. “Los tiempos cambian y nos hemos quedado varados en nuestra rutina amorosa.”
“Puede ser, pero somos de otra época, viejo. Tengo mis dudas y resquemores.”
“No pasa nada, vieja. Lo vas a hacer conmigo, no con cualquiera que se te cruza por la calle.”
“Hmmm…, no sé; pero a estas alturas no quiero tampoco parecerte una timorata por no querer probar nuevas experiencias.”
“Claro viejita. ¡Ese es el espíritu! No quiero que lleguemos al final de la cuerda lamentando no haber probado. No lo pienses más, hagámoslo.”
“¿Pero, sale muy caro?”
“Nada que no podamos pagar para darnos un gusto.”
“Bueno, pero explícame un poco más, ¿Cómo es eso de practicar el sexo oral?”
“Sencillísimo, vos agarrá el teléfono y yo te voy diciendo el número de la Línea Caliente. Dale, marcá: Uno ochocientos dos cinco dos seis nueve seis nueve…”

NO TE VAYAS DEL TODO
Karin
Venezuela


Déjame antes de irte a nueva tierra,
el verde inhabitado de tu selva,
tu cornalina oscura,
tu modelable greda,
para reconstruirte en mis insomnios,
cuando la musa que fue luz, se muera.

Deja en la plenitud que el cielo argenta,
el acimut divino de tu estela,
pero también tu piel,
tus muslos, tus caricias,
la flor de tus pezones y tu lengua.

No te vayas del todo,
deja un beso dormir sobre mi arena,
para que al despertar, en la mañana,
las gélidas astillas de mi pena,
clavadas en tu ausencia y congeladas,
se entibien en tus médanos de felpa.

FUSIÓN
Ethel Saavedra García
El olor de tu camisa se desborda sobre mi boca, me interno en tus ojos y me pliego a tu cintura. Y en este desvarío, siento el olor de tu ropa limpia, mis dedos desabrochan tu camisa y uno a uno lentamente cada botón deja su espacio y tu torso queda al desnudo.

La noche vestida de azabache se vuelve cómplice de nuestros cuerpos que colmados de pasión inician la travesía del arrobamiento. Nuestras pieles se fusionan y las almas se amalgaman consagrando nuestros nombres en la memoria del tiempo, ungiendo nuestros poros.  

¿Cuántos verbos y susurros rompen el silencio guiándonos hacia el cosmos del delirio?


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CERTEZA
Ethel Saavedra García
Breves aleteos de tu boca sobre la mía, convierten en sagrada la noche que exaltada por el plenilunio de la luna va pintando nuestra  silueta en la cama. Ruborizada se retira dejándonos en la continuidad de nuestro rito.

En medio del compás de una melodía, recorremos cada meandro de nuestra geografía, dibujamos cabriolas, nos trenzamos en la magia de los ritmos, encendemos los oleajes de la pasión hasta agotar la reserva de nuestro manantial interior.
 
Las horas avanzan complacidas y convertidas en refugio de momentos plácidos, esperan  que la luz del día bese nuestras pieles renovadas y  aún envueltas en remansos de sueño, despertamos con la certeza que viviremos nuevas agonías hasta encontrar un nuevo Fénix.

 
 
 

AMOR IMAGINARIO
Trina Lee de Hidalgo

Yo te espero sin quejarme
arropada por la noche
cómplice de mis silencios
y suspiros en derroche.
Con el supremo anhelo
de esas caricias tardías
que no llegan en su tiempo
lastimando el alma mía.
Imaginarias caricias
que se va tragando el viento
mientras que cual golondrina,
se eleva mi pensamiento.
Presuroso va hacia ti
respirando por tu aliento
y el contacto con tu piel
alborota sentimientos.
Y la entrega apasionada
despertadora de instintos
llega a mi, en la madrugada
con nuestro amor infinito.

...
Ana Cristina Chávez A.
Venezuela

Y aunque no quiera, estás grabado en mí como una herida, como música, como silencio, como pasión. Hay una huella indeleble que va más allá de las comillas de tu sonrisa. Un olor que me impregna el alma, una voz que me susurra por dentro, que me impide negarte, que va más allá del tacto. Hay una piel que no te olvida, una boca que se desgarra al pronunciarte.

Puedo bañarme en el más exquisito vino, en la más ardiente bebida, en el cuerpo más perfecto o en el cielo de los ojos más puros, y sólo te traerán de vuelta a mí, cuando te creía superado, desvanecido de esta memoria de siglos.


--
...
Ana Cristina Chávez A.
Venezuela

Cuando el deseo no me deja dormir suelo mirarme al espejo detallando mi cuerpo, mis curvas sinuosas, los pliegues de mi ardiente sexo, la firmeza de mi piel.
Mis manos lujuriosas recorren mi esencia de mujer, y esa tibia sutileza de tu lengua me devuelve a ti convertida en represa insaciable. Tu discreto aroma y  rostro boscoso se han anidado en mi mente. La profundidad de tu voz y tus sabios dedos contrastan con la rotunda ansiedad de tu cuerpo de hombre.
Cuando el deseo no me deja dormir la noche se me hace infinita y como verdugos,  los implacables destellos del sol me recuerdan que continúo en la cama, desnuda la carne, pero con el alma vestida de soledad.

Tus manos heridas
Por Javier Dicenzo
Argentina

Por las caricias, de hembras, con vaginas.
Esas hermosas manos, tus pétalos.
Tus manos heridas, tu nombre.
Cadencias de la luna, gitana, en Lorca.

Tus manos heridas, tus ruegos,
Sexo, dolido de pena y tangos.
Tus manos mansas.
Tu gruta en la dolencia, tu boca.

Cada vez, nunca mas,
Artista de los umbrales,
Silencia el oído contigo,
Conmigo hasta siempre,
Cuando caes en el amor.

RECETA PARA DESNUDAR EL CUERPO
Martha Inés Hurtado
Colombia
 

Un halo desafiante sin tiempo
¼ de húmedo deseo
1 litro de inocente agua latiendo
1 espejo engendrador de encuentros
1 noche respetuosa de mañanas
1 chispa de fuego fulminante


PREPARACIÓN  
En el marco de una cama se extiende un lienzo púrpura de deseos, se cubre el cuerpo lentamente sin premuras y se crucifica para que se abra a la luz con fuertes vientos.

La Culpa la Tuvo el Calor

—Perdón, señorita –me disculpé, mientras dejaba el paso para que la dama subiera al microbús.

Una exquisita fragancia de un caro perfume hizo que la examinara. Era una bella mujer con todos sus atributos femeninos puestos en su lugar; máxime que llevaba una minifalda que mostraba hermosas piernas muy bien torneadas.

Con mis veintisiete años de edad y ella unos treinta, nos subimos al vehículo que transportaba muy pocos pasajeros. Me senté cómodamente en una butaca que daba la espalda hacia las ventanas. Con agradable sorpresa vi que la fémina se había acomodado enfrente y quedé admirando sus rodillas y algo más arriba.
Mi mirada fue sorprendida por ella y sentí que el calor ambiente aumentó súbitamente En su hermosa boca jugueteaba una leve sonrisa y decidí no mirarla más; de reojo observé que se levantó y se dispuso a bajar.

Estaba junto a la salida y ella, al sentir que la puerta se abría, posó su bella mirada en este tímido macho.
—Gracias, caballero — su voz seductora me obligó a mirarla y en sus ojos brillaba burla … o no sé qué.
Ahí descubrí que la culpa de mi evidente excitación ... fue la tela delgada de mi pantalón.

Dominada en tu jardín...

Su cuerpo yacía tumbado envuelto de pétalos de rosas
Una figura femenina engullida por aquel jardín
Mientras su compañero dedicaba unas prosas
Sobre ella desfilaba las margaritas y el jazmín.

La cama representaba evidentemente un paraíso
Ella se glorificaba a través de aquella pasión
El joven lentamente se arrodilló en el piso
Y sus labios laboraban con aventurero fervor.

La fémina se alzó y dejo a su cuerpo actuar
Sus rodillas temblaban y su vientre sentía
Múltiples contracciones y cosquilleos a la par
Simplemente desbordaba de placer en ese día.

Se levantó vorazmente y con la mano extendida
Irguió a su amante, para convertirlo en una presa
Se acomodó como nunca se había atrevido en la vida
Y comenzó con su acto ferviente, no saliendo ilesa.

Las aguas despilfarraban en choques armoniosos
En cada instante los jadeos anunciaban la venida
Aquellos besos, esas manos, esos movimientos peligrosos
En definitiva, que fue esplendida esa primera cita.

Tais...

Deseo

Ojos hunden su deseo en ojos
caliente la boca se pega
sobre los labios húmedos
las lenguas
lánguidas se mezclan
roza la mano
el hombro
el lomo
el arqueo de la espalda
las nalgas acaricia
entre los muslos se desliza
donde voluptuosa
tu carne se hincha
te entregas
te pliegas
al deseo
que explota
se libera
con un grito.

Arco Iris
Jorge Alberto Saavedra V.
Colombia

Fingiendo
dormir
Helios
retiró
ese
obstáculo.
Cortina
niebla
impertinente
repitiendo
espectros
delirantes,
nutridos
de
redondez
ruborizando
el
Cielo.

Habíamos llegado a mi casa después de una fiesta, eran las 3 am. El alcohol brotaba por nuestros poros. Ella se tendió en la cama boca abajo, sin siquiera desvestirse o retirarse los tacones. Estaba muy agotada para hacerlo o quizás insinuaba que yo lo hiciera. Evitando hacer ruido me subí en la cama delicadamente; ya podía sentir mi miembro endurecido. Tome sus manos con el mayor cuidado posible, para ubicarlas atrás en su espalda baja y colocarle unas esposas.

Había caído justo en lo que ella quería esa noche. Seguía acostada boca abajo; levantó las caderas para dejarme ver que nunca llevó nada abajo de tan elegante prenda. Yo sentía como mi virilidad rozaba con mi pantalón de vestir como si deseará atravesarlo. Sujeté su larga cabellera oscura con gracia y la envolví en mi mano derecha; ella me siguió el juego y levantó la cabeza mínimamente, volviendo su rostro hacia mí y dedicándome un sensual guiño de ojo.

Sinceramente no pudiera contarles lo que siguió, porque mi cuerpo fue dominado por el lívido de poseerla. Lo último que recuerdo es como la abrazaba fuertemente de su cintura, mientras ella entre gemidos impregnó las sabanas con su exquisita fragancia.


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Tairuma Pschorn.
23 a*os.
Venezuela.

Muchas gracias a quienes participaron, muy buena acogida tuvo esta convocatoria. Solo espero que Karla responda mi correo para cerrarla.

Felicidades.