Análisis

El microscopio con ojos negros me mira. Mis ojos se encuentran con los suyos. Inconfundible espanto nos une. Qué ven sus ojos en mi gota de sangre, qué ven mis ojos en sus fríos vidrios.
El gato se lame como si nada pasa, parece feliz. Es un arte lo que hace, sus patitas delicadamente se deslizan sobre la lengua que luego recorre su peludo cuerpo. Si, se siente feliz. La vida es tan sencilla para el gato. Se reposa y permanece inmóvil.
Ya no importa, la desesperación ya no existe. La duda se calmó. ¿Qué puede ser interesante en el encuentro de ojos que ya no tienen vida? El microscopio en su pedestal, mis ojos avergonzados ya dejan de llorar y el gato, como si nada pasó.

Nilda, lograste un texto impredecible. Me gusta mucho cuando leo este tipo de encuentros salidos de una realidad cotidianamente inesperada. Además la relación con el gato es maravillosa, mientras el autor se debate en su angustia, la tranquilidad del gato acompaña, transmite mensaje de quietud, de no te preocupes, es como si dijera: Mírame a mi que estoy relajado. Ya todo pasó.

Un abrazo.

Gracias Ethel.
Nilda

Un pequeño relato donde el contraste que transmite la calma del gato, choca con la misteriosa imagen del encuentro entre el microscopio, la gota de sangre y la persona que analiza dicha sangre...Original texto que nos lleva a resolver el inquietante misterio, ante la pasividad del gato.
Fue grata la lectura, gracias amiga Nilda por compartirlo.
Un abrazo
Roberto

Gracias a tí por la lectura y el mensaje Roberto.
Nilda