Final

Papeles borroneados cubren el piso de la desolada habitación que espera sin saber qué. Se respira soledad, cansancio, vacío extremo. En la puerta, sosteniendo la manija mirando hacia el interior estoy yo. Desaliento? Curiosidad? Expectativas? No sé. Solo estoy.
Las sombras entran y salen por la ventana que se encuentra tan lejos de la realidad. Si debiera describir la ventana diría “esqueleto negro que el tiempo paralizó”. Ya nadie usa para mirar, ya nadie sabe que está ahí, solo las sombras que no la pueden abandonar.
¿Qué se puede encontrar en ese lugar? Un abanico de esperanzas muertas en cada borrón de papel, un sueño perdido en cada estrujado papel sin color. Nada queda de la vida que una vez la habitó, nada queda de risas en el espacio reducido en el que no se puede respirar. Tristeza. Recuerdos que como polvo se despojan del cuerpo y nunca volverán.
Pasos lentos, miradas turbias, solo papeles en el piso que crujen bajo mis pies.
Es tiempo de quitar la desolación, de aniquilar el miedo y la oscuridad, de vaciar los cajones de la mente de recuerdos sin sentido para volver a cargar. Sí, es tiempo.
Ya vibran los papeles enrojecidos y suben en partículas oscuras hacia arriba, ya la visión es borrosa por el humo que se empieza a expandir. Las llamas gritan en formas diversas que extienden sus brazos pidiendo perdón. Las sombras, sin su ventana para entrar y salir se lanzan a las llamas. Por fin todo acabó.

Una prosa que en si es toda una metáfora de si mismo, de una vida. Una habitación que es la propia mente, o el  cuerpo o simplemente, todo. Una habitación donde habitan las sombras, la tristeza, una desolación tremenda, solo cubierta por unos atisbos de luz, esos papeles borradores y arrugados que son solo el intento de escapar p de volver a iluminar la vida. Cuestión que se resuelve, un final a esa desolación donde se toma la decisión de volver a vivir, donde se da cuenta de que ya es tiempo de retomar, de eliminar esas sombras, que por fin mueren, un final qué es un principio de una nueva vida.

Impresionante prosa poética, una metáfora de la vida misma cuando estamos llenos de sombras, sin la posibilidad de escapar hasta que decidimos que es tiempo de volver a empezar.

Saludos,

Ignacio

Gracias Ignacio y Jaime por una muy buena interpretación del texto.
Nilda

LA QUEMATUTTI A FULL TERMINANDO CON TODO LOS PAPELES PASADOS O LOS INCONCLUSOS,HACIENDO ESPACIO PARA NUEVAS LINEAS

Así es Mateo. Gracias por tu presencia.
Nilda

Hola Nilda, un texto cargado de mucha soledad, una soledad inquietante que has podido plasmar de una manera concreta, me impactó la imagen de la ventana y quizás ésa frase fue para mí el detonante principal de tristeza presagiando el final que no lo esperaba.

Un abrazo

Gracias Ethel por estar con tu lectura y tus palabras.
Nilda