Cuando Muere un Héroe

El televisor me tiene hipnotizado, salto de un canal a otro para enterarme del mayor incendio ocurrido en mi país; a veces sonrío con amargura al pensar que llegará un ángel o Supermán a salvarnos de las llamas de mis amados bosques.

La noticia, en un comienzo imprecisa, habla acerca de un bombero que habría fallecido entre las llamas que ya estaban quemando casas en los pequeños poblados que existen cerca de las ciudades desarrolladas, con unas mil casas y nombres extraños ( muchos creen que el inventado poblado agrícola Pelotillehue del popular Condorito existe realmente, me preguntan amigos de otros países y me río porque tiene un pícaro doble sentido muy chileno, pues debería ser Pelotiyegüe, es decir pelota de yegua).

Pero, a medida que la información fue aumentando, supe que se trataba de un bombero de una pequeña localidad más al sur de donde vivo, Talagante pueblo de brujas según la tradición. El desgraciado incidente ocurrió a más de cien kilómetros hacia el sur en una población campesina perdida entre los montes con grandes florestas.

Don Hernán Avilés, un ingeniero civil de 35 años de edad, casado y padre de dos hijos, estaba enamorado de su institución, el Cuerpo de Bomberos; ahí los voluntarios pagan desde sus uniformes, hasta las placas metálicas que los identifican y, además, todos los meses dan una cantidad de dinero para continuar perteneciendo a tan altruista cuerpo de uniformados.

¿Por qué quieren ser bomberos hombres y mujeres? La respuesta es simple, muy simple: AMOR AL PRÓJIMO, llamado ADNEGACIÓN, ALTRUISMO, sacrificarse por el prójimo.
A los bomberos en Chile no se les paga sueldo, no sabemos de otro país donde haya tal calidad de altruismo.

Don Hernán Avilés acudió al llamado de la sirena de alarma, se cuadró ante su superior jerárquico, tal vez un teniente o capitán de bomberos, sin preocuparse de que en su trabajo lo echaran por faltar tantos días de lucha contra el fuego. Hay una ley relativamente nueva, muy aplaudida, mediante la cual ningún patrón o jefe puede despedir del trabajo a quien sea bombero.
Lo único que lo impelía a tan sacrificada labor era su deseo de ayudar a sus semejantes.

En medio de la lucha contra el fuego, en ese desconocido pueblo, escuchó el llamado de retirada porque el fuego el fuego estaba a punto de rodear a los valientes voluntarios. Sin embargo, oyó gritos pidiendo ayuda; se trataba de una casa modesta que estaba siendo abrazada por las llamas. Derribó la puerta y logró sacar a un hombre con dos muchachitos; no podían salir por el portón de accedo, por lo que acudió al cerco de alambres de púa y lo levantó, escapando así las tres personas. Pero su destino ya estaba escrito para que nombre permaneciera en la memoria de la gente, escrito con letras doradas para siempre; con tanto equipo que portaba, se enredó en los alambres y fue alcanzado por las voraces lenguas de fuego, a las que había despreciado para cumplir con el deber que se impuso al entrar al valiente Cuerpo de Bomberos.
Cuando retornaron sus compañeros, lo encontraron muerto, había fallecido ante su enemigo el fuego. Lo lloraron sus compañeros que lo encontraron, lo lloraron el resto de los bomberos de Chile, lo lloramos los chilenos y lo ha llorado el mundo.

Hernán Avilés duerme en paz, has quedado por siempre en la gloria de los valientes héroes, los Caballeros del Fuego.

Debo mencionar también el deceso entre las llamas de un bosque, de dos valientes Carabineros ( policías uniformados) que en su vehículo acudieron a retirar a los civiles que podrían estar en riesgo de muerte por las flamas que devoraban el bosque. Un árbol encendido cayó atravesado en el sendero y el incendio hizo pasto de ellos. Murieron cumpliendo con su deber, vaya este modesto homenaje para dos colegas uniformados, pues también la policía hizo el juramento de CUMPLIR CON EL DEBER HASTA RENDIR LA VIDA SI FUERE NECESARIO.

He recordado mi primer discurso como Jefe invitado a celebrar el Día del Bombero en Parral en 1980. Comencé preguntando a los jóvenes bomberos si me consideraban un héroe de películas, pues era Jefe de Detectives, atrapaba bandidos y les disparaba cuando debía defenderme.
“Pues no caballeros, no soy un héroe pues ME PAGAN POR MI LABOR. Pero yo conozco verdaderos héroes que no cobran por sus sacrificios, los llamamos los Caballeros del Fuego y exponen su vida para salvar personas”.
Recuerdo con satisfacción que mi discurso de unos 17 minutos tuvo un largo aplauso y fue grabado por la radio local y hasta la fecha en la memoria de los viejos quedó la voz de un Comisario Jefe medio loquillo que sabe reconocer a los verdaderos héroes.

Siempre he creído que los bomberos son los verdaderos héroes. Me apena mucho lo ocurrido en Chile, he pensado en todos los compañeros de letras, parece que todos están bien. Espero que con las ayudas internacionales y con orgullo por mi país, vayan apagando el fuego, lamentable, hectáreas, casas y personas.. Duele, esto duele.

Abrazos y a la espera que ya cese el fuego.

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La alegría se multiplica cuando la dividimos...
Richard Bach....

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Respeto, agradecimiento y reconocimiento para los héroes, por su sacrificio y valor.
Nilda

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