El es la gracia que vuela, el chiste oportuno, la mirada pícara, la sonrisa abierta, dientes de paleta, el juego incansable, el zurdo inteligente, el abogado que con insistencia, defiende sus derechos, el remolino, la explosión de humor, el coplero popular, el Picasso que devora los creyones, el que no quiere mudarse de la cama porque le gusta sobar las orejitas, el bailarín excelente, el que desnudó la pena y timidez, el aguaitacamino que no quiere salir de las casas ajenas, el que llora porque no quiere pasar para primer grado, o porque la gelatina no le levanta el pelo como desea.
El es la visita inesperada con la cual Dios nos colmó de bendiciones. Es amor, luz, sinfonía, travesura, expresión, protesta, moda, coquetería, voz que arrulla, mimo que aspira algo, coleccionista de música, cuadernos para colorear, el que da ideas a mamá en la realización de trabajos manuales, el que afirma que los Reyes magos si le traen juguetes a los niños .
El transforma la ira en carcajada, algo especial, nuestro hijo Manuel Enrique, el toñeco de la casa.
Trina Leé de Hidalgo
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