¡rabioso!-capitulo 1

¡RABIOSO!

Una multitud se reúne en la casa de la vieja Jenny, una mujer de dulce apariencia y amables modales, la gente grita y exclama su desagrado, quieren que sea eliminado lo mas pronto posible, solo quieren estar tranquilos, solo quieren eso, alzando las manos y voces, enardecidos, adentro la vieja Jenny suplicaba por que le dejasen vivir, el doctor de la localidad le había dicho que ya no había curación, ya no había curación para la criatura, que lo único humano que podían hacer por el y por la gente inocente era liquidarlo, la vieja Jenny se le había puesto de rodillas para suplicarle que por favor debía haber otra solución, el doctor cerro los ojos y toco la cabeza d la desconsolada mujer, el doctor también lloro.
-lo siento Jenny, realmente lo lamento yo….(le susurro al oído).
-¡como puedes sugerir algo así, también es tuyo, también es tuyo!.
El medico ordeno que la encerrasen en su habitación, mientras la cabeza se le enfriaba y podía pensar con razón.
El doctor preparaba el arma, tembloroso comenzó a introducir una bala, luego otra, cada una a un paso muy lento, atrasando lo inevitable.
-Jerry, si quieres, yo puedo hacerlo, no tienes por que….
El doctor le dijo con la cabeza que no, siguió llenando el revolver con las balas, la gente que lo miraba lo hacia extrañadas, una criatura como esas solo requerían de una, dos máximo.
-¿Por qué tantas balas?.
-por si fallo la primera, por si fallo la segunda, por si fallo la tercera….
La gente sabia a que se refería, podía no atreverse en el primer disparo, así como en el segundo, pero no había otra salida, era una criatura, o todos los del pueblo, la decisión fue tomada desde que criatura tuvo la mala suerte de ir al bosque e infectarse por culpa de una ardilla enferma.
Una mujer del pueblo grito enfurecida, un chillido agudo podía apreciarse en el exterior, el caos se arma afuera, la vieja Jenny estaba arrojando agua hirviendo desde la ventana, había alcanzado a una de las vecinas, ahora el doctor enfurecido subió las escaleras, se quito el cinturón para asestar unas cuantas reprimendas justas.
En cuanto abrió la puerta un golpe lo desmayo en el acto, la vieja Jenny respiraba agitada con una cacerola en mano, se escondió al oír las voces de los demás hombres preguntado al doctor si se encontraba bien, detrás de la puerta pudo caber, los hombres al notar inconsciente al doctor ordenaron encontrar a Jenny, esta velozmente les paso de lado, mientras corría buscaba en su mandil una llaves, al llegar pudo abrir con facilidad la puerta donde la criatura se encontraba encerrada, la cerro antes de que uno de los hombres la tocara, peleo ferozmente para que no la abriera, la atranco con uno de los tablones, el hombre gritaba que le abriera, que era una orden, Jenny no respondió y solo se limito a acercarse a la criatura.
-no te preocupes, te sacare de ahí.
Un rugido feroz le respondió, un sonido gutural que erizaba la piel de cualquier persona, podían oírse las cadenas, con las que lo habían atado, tirarse y sacudirse, la criatura caminaba buscando la forma de zafarse, la vieja Jenny tomo una de las varas para poder liberarlo, la criatura tomo el palo y se le arrebato.
-soy yo, mami, ¿ya no me reconoces?.
La criatura bufaba y escupía tragos de espuma, entre las sombras podía apreciarse la locura y dolor de aquel pobre ser, Jenny acerco su mano para tomarlo de la cabeza, un araño fue asestado contra su mano arrugada, la sangre boto tan velozmente como las lagrimas, se sentó ahí a contemplar a la criatura, retorcerse.
Después de varios minutos lograron abrir la puerta, rompieron el cerrojo y el tablón, el doctor enfurecido entro en escolta de diez hombres, Jenny se encontraba recargada en la pared, viendo a la oscuridad que ocultaba el rostro del dolor.
-te lo dije Jenny, ya no hay alternativa.
-ya no es mi hijo, ya no lo es, ahora es solo un monstruo, mi hijo...
En llanto la vieja Jenny cayo desmayada mientras el padre de aquel pobre niño disparaba a diestra y siniestra a las sombras, un chillido como el que cualquier niño hace se escucho, pero era un chillido salvaje, ya no era un humano, al menos no en su cabeza, el doctor se acerco a su esposa dejo escapar un grito ensordecedor al ver la mano de su esposa sangrando, la enfermedad marcaba otra victima, el doctor lloro desconsolado durante meses.
FIN

gracias por tus comentarios leny, que te la pases chido en todo lo que hagas, y ya esta en planeacion la continuacion