EN UN CAFE

EN UN CAFÉ
La situación era muy agradable, un caliente y acogedor café era lo que me hacia falta, mire la taza, acerque mi rostro para poder olerlo, que su vapor calentara mi congelado rostro, me imagine a mi hija Lucia, calientita en su salón de clases con aire acondicionado, me sentí muy bien, realmente había sido un sacrificio mandarla de inicio ahí, pero cuando ella comenzó a ganar becas, fue todo mas fácil, a veces me sorprende la facilidad con la que siempre llega con un diez, casi siempre juega y se ríe, como todo niño de su edad, me alegra que su vida no sea tan complicada.
En el reloj que estaba en la pared, con la forma de un cucú ya marcaba las 10, yo ya casi tenia que irme a trabajar, solo 15 minutos mas me dije, solo 15 minutos mas, decidí comer un parquecillo con mi café, llame a la mesera y se lo pedí, ella con una linda sonrisa me tomo la orden, podía notar los rasgos que el terrible frio invernal causa en las personas cada diciembre, era mas que brutal, yo tenia puesto dos abrigos muy gruesos, y aun así no lograba calentarme, el temblor en los cuerpos era mas que normal, pero era también muy triste.
-¿puedo sentarme aquí?.
Una voz suave me despertó de mi letargo, era un hombre mas o menos de mi edad, como 45 años, se veía desgastado, temblaba mas que todos nosotros, parecía que si sentaba se le romperían los huesos, le dije que si con la cabeza.
-que horrible invierno, siempre me a alegrado estas fechas, pero no precisamente por esto.
Coloco sus dos manos frente a su boca y comenzó a resoplar, quería calentarse con su aliento, pobre hombre me dije.
-usted debe ser nuevo por aquí, no lo había visto antes.
-¿en serio?, usted se me hace muy conocido, James Parker.
Me extendió su mano para saludarlo, le respondí con un fuerte apretón de manos, arrugo la el rostro, supe que lo había lastimado, le pedí disculpas, el me dijo que no había problema, que era un problema de los huesos, cada año el frio se lleva su fortaleza.
-debe ser difícil atrapar a los criminales en esta época del año.
Por un momento me sorprendí que adivinara mi profesión, pero después caí en la cuenta, mire mi placa, aliviado le respondí que si, eran mas escurridizos, patinan en el hielo.
Soltó una leve risita que ahogo de inmediato con una fuerte toz, le ofrecí una servilleta, pero el ya había sacado un pañuelo.
-bien, hijo, hacia mucho que no tosía así, no desde que visite a tu madre.
Entonces lo supe, era el, y nadie mas.
-la muerte es extraña verdad James, si muy extraña y cruel.
-o no, solo no se le entiende, siempre la culpamos de que se lleva a nuestros seres amados, a los justos, en fin, pero no entendemos por que razón, y eso provoca el odio, el temor a lo desconocido.
-yo la conozco muy bien James, no tiene que decírmelo.
El hombre me dirigió una sonrisa, después guardo su pañuelo, comenzó a temblar de nuevo, miro a la camarera, la camarera parecía ida, el hombre la llamo y ordeno un café, después volvió su mirada de nuevo a mi.
-dime, ¿Por qué crees que se lleva a los buenos y no a los malos?, esa pregunta siempre te ha encantado, desde que…bueno, murió tu madre.
-quizás disfruta viéndonos sufrir, quizás es solo eso.
-o es quizá que solo los buenos tiene una luz, si, una luz que la guía, quizás los malos aun deban saldar cuentas, y los buenos ya deban partir, es otra cosa que no entendemos.
Me reí de el, lo mire a los ojos, tan llenos de vida…
-como puede mirar así, tu estado esta de muerte.
-mi cuerpo esta fatal, pero entiendo la vida, es lo natural hijo, todo debe morir, es la única verdad innegable del mundo, pero no es justo que la culpen de todo, la odien, tampoco es bueno que la adoren, ¿te imaginas?, ja ja ja, creen que así vivirán mas, pobres tontos.
Tome mi café y le di un sorbo, lo volví a mirar, esta ves estaba mas calmado, su toz se había esfumado por unos minutos.
-además, quien sabe que abra mas allá, tu no lo sabes, nadie lo sabe, si se supiera, ¿Qué chiste tendría la vida?, o hijo, cuando la perdonaras.
-cuando me devuelvas a mi madre, ella aun era joven, no se merecía morir de…..
-¿sida?, debes entender que se cometen errores, y que debemos pagar por ellos, no importa que tan buenos fuimos, ni ese dios que llamas ni ella tienen control sobre la situación, solo ustedes, pero es verdad, cuando es tu hora, simplemente lo es.
Se levanto de su lugar, la camarera le dio su café y se disponía salir del loca, entonces volteo a verme.
-cuida a Lucia, escuche que una terrible gripe se aproximaba, quizás te visite esta noche, pero si la cuidas bien…quien sabe, quizás no me vuelvas a ver.
-¿sabes por que te descubrí?.
Me miró y sonrió.
-por que mencione a tu madre.
-no, por que no tiene s aliento, todos aquí parecemos que nos tragamos una cajetilla de cigarrillos encendidos, pero tu ni siquiera pareces respirar, es horrible tu estado, tan vivo, pero tan muerto.
-es mi pena hijo, y debo cargarla, quías alguna ves entiendas que mi dolor es para amortiguar el suyo, adiós, y recuerda, ruega a dios, pues quizás te ayude, pero el solo es una guía, no te confíes mucho, cree en hadas y duendes, por que si yo soy real, ¿Qué mas lo será?.
Se alejo del lugar, lo mire subirse a un autobús, ya no me miro, parecía tan lejano, aquellos recuerdos de mi madre, muriendo del terrible dolor, entonces comprendí que no era culpa de la muerte, si no simplemente del hombre que la infecto, y quizás de mi madre.
FIN

Fuerte relato, como dice Rina dejas pensando, lineas con un dejo de tristeza que conmueve cuando uno lo lee.
Bien logrado compañero.

Buen relato que conmueve por los episodios que van con la realidad de hoy.
saludos
Martín

GRACIAS POR SUS COMENTARIOS, FELIZ ANVIDAD,