EL PICNIC

Se le hizo tarde. La Sra. Pitié cruza el campo de amapolas con paso ligero. La marea roja ondula con el viento primaveral. Se sabe elegante en su vestido blanco de muselina con miriñaque en la parte posterior. Lleva una sombrilla de la misma tela del vestido con coquetos voladitos. Sus manos y brazos están cubiertos por guantes hasta la manga del vestido.
Una dama de su categoría no puede dejar que el sol mancille la blancura de su piel. El calor, la presión del corset y la agitación, ruborizan sus mejillas y dibujan gotitas de sudor sobre el labio superior. Por sobre todos los demás, el motivo de su turbación es la causa que determinó su demora.
A lo lejos divisa el grupo de conocidos. Han tendido un mantel a cuadros rojos y blancos sobre el campo. Las canastas de mimbre con vino y exquisitas viandas, esperan a un costado, cerradas.
Las damas, sentadas sobre mantas alrededor del mantel, parlotean y ríen. Los señores están de pie, algo alejados, formando un grupo homogéneo con sus trajes claros y sombreros de paja.
La Sra. Pitié llega al encuentro del grupo y es recibida con regocijo por los señores y los cuchicheos de algunas damas.

Any querida, gracias por tus comentarios que son caricias al alma. Dios te bendiga. Abrazo. ada

Ada, me gusta tu estilo, después de leer dos textos tuyos, algo me dice que puedes escribir perfectamente una novela.

Felicidades y Felicitaciones.

Ya la escribí, está por entrar a imprenta. Te la haré llegar, si Dios quiere.
Abrazo, ada.

Mis felicitaciones, la espero, gracias

Muy lindo el relato. Gracias por compartir.
Nilda

Gracias a ti, Nilda, por leerlo y comentarlo. Abrazo.