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 Mr. Mojo Risin

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SAOUL
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SAOUL


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Aries Rata
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MensajeTema: Mr. Mojo Risin   Mr. Mojo Risin Icon_minitimeJue Jul 03, 2014 7:31 pm

Un Viejo indio Navajo recorre París sin que nadie repare en él, un evento que parecería extraño resulta normal para una ciudad en la que poetas muertos hace años recorren sus calles. El viejo camina con paso firme, sus botas de gamuza van dejando polvo del desierto tejano, los arboles tejen esqueletos a su paso, los gatos se escabullen entre las sombras, los clochards fuman mientras el Sena se desliza tranquilamente reflejando miles de puntos luminosos en su espejo. Es el parís de 1971. No está Rimbaud ni Baudelaire y la torre Eiffel se estira tratando de alcanzar el cielo. El indio recita palabras mágicas en un lenguaje extraño e inaudible. Sus ojos son dos piedras negras que refulgen, su piel tostada claveteada de arrugas y viejas heridas. Hace calor y París apesta a orines pero eso no importa, sigue pareciendo mágico, bohemio y romántico.
Jim parece recuperado, los excesos ya no se le marcan en el rostro, está más delgado. Sigue bebiendo, pero ya no lo hace con angustia, ya no busca besar la muerte cada vez que se empina una botella. El champaña es bueno, el vino también lo es, va con los turcos a buscar opio. Básicamente se dedica a escribir. Pamela está con él y luce contenta. Pelean y hacen el amor, recorren juntos los cafés, vistan la casa donde nació Mallarme, donde vivió Picasso. Atrás quedaron los tiempos en los que Jim abría y cerraba las puertas de la percepción.
El indio lleva un par de horas sobre la acera con la mirada fija sobre la única ventana con luz de aquel edificio de apartamentos. Se escucha música en alguna parte, un par de turistas borrachos (¿japoneses, alemanes?) pasan a su lado sin verlo. Retaca su pipa de tabaco negro, la enciende y en el humo viejos espíritus danzan excitados. Nada lo perturba, parece una estatua esculpida en el corazón de roca de alguna montaña sagrada.
Jim y Pamela están en la cama y aunque están desnudos y abrazados esa noche no han hecho el amor. Jim ha llegado un poco borracho y tosiendo demasiado, estaba un poco mal y quería descansar. Pamela ha pasado la tarde aspirando heroína con un conde italiano amigo de ella, quizá echaron un polvo o dos, así que tampoco tenía ganas. Se han quitado la ropa porque hace demasiado calor, las sabanas queman y el sudor se pega en la tela. París es un caldero, la cocina del alma, pero están juntos y nada más importa.
En la ciudad de los Ángeles tres músicos, las tres cuartas partes de un grupo mundialmente conocido como The Doors están metidos en una cabina mezclando su último álbum al cual piensan titular L.A Woman idea de Jim por supuesto, la cuarta parte faltante. Ahora está en parís con su novia Pamela. Escribiendo, dedicándose a ser poeta en una ciudad en la cual hasta la lluvia al caer suena a poesía. Las cosas no han estado tan bien para el grupo últimamente, pero las canciones suenan poderosas, llenas de alma, de blues; la voz de jim ha perdido tesitura y se ha vuelto rasposa, pero ha ganado en sensibilidad y hondura. Ray, John y Robbie están emocionados y ya están planeando la nueva gira. El mundo estará de nuevo en sus manos, habrá que convencer a Jim pero hay que ir paso por paso.
Jim ha vomitado un par de veces, demasiado alcohol a lo largo de estos años han dañado su hígado. Es común ver manchas rojas y pedazos de algo flotando en el vomito. Nada para preocuparse demasiado, un nuevo régimen y un cambio de vida están a la vuelta de la esquina, cuando lo alcance se pondrá bien. Ser reconocido como un poeta es lo que más anhela. Está aburrido del espectáculo, de ser el ídolo de jovencitas que no reparan en la música, ni en las letras. El ama a los otros Doors aunque nunca se los ha dicho. De pronto el pecho le duele, siente un pinchazo recorriendo su brazo izquierdo. Piensa que el calor lo está afectando.
Sin despertar a Pamela, se levanta al baño, pone a llenar la bañera y mientras va en busca de una nueva botella. En la cocina encuentra un Chardonnay y vuelve a la bañera. El agua está tibia, descansa la cabeza sobre el borde, enciende un churro de mariguana y bebe directamente de la botella. El dolor no parece disminuir, siente una fila de hormigas recorriendo su pecho. Pamela luce tan hermosa cuando duerme que no quiere despertarla. Otro cigarrillo, otro trago. París conserva su encanto. Un poema viene a su mente. Sonríe.
A través de su mirada vidriosa descubre al indio en el umbral. Con un gesto lo invita a pasar. Lo reconoce, lo esperaba desde hace años. Lo vio por primera vez cuando era niño y vivía en un pequeño pueblo en Nuevo México. Un día al regresar de una excursión familiar, se toparon con un accidente. Él cuerpo del viejo y de otros indios estaban destrozados en la carretera. Sus almas encontraron alojo en Jim. Siempre supo que vendrían a buscarlo. Le ofrece un trago al viejo que sonríe de manera enigmática, se acerca y le dice algo en el oído, pone una de sus manos sobre el pecho de Jim. Después la noche se detiene.
Un viejo indio navajo recorre las calles oscuras de París, lo acompaña un tipo atractivo con melena de león y pantalones de cuero. Su caminar es lento y tranquilo. El tiempo les pertenece. Abren una puerta. La noche los engulle y los devoran las sombras.
Dos días después todos los periódicos del mundo titularán la noticia de que Jim Morrison ha muerto.
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MensajeTema: Re: Mr. Mojo Risin   Mr. Mojo Risin Icon_minitimeVie Jul 04, 2014 1:33 am

Mr. Mojo Risin BarraFloresCTV_38a

He leído tu relato y si bien lo leí dos veces ,
me quedaron inconclusas alguna cosas.
Pero tienes talento.
Dios te guie.
saludos de Any
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Poesiacarnivora
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MensajeTema: Re: Mr. Mojo Risin   Mr. Mojo Risin Icon_minitimeVie Jul 04, 2014 1:01 pm

Impresionante relato, donde le das un toque místico a la muerte de un grande.
Me gusto,suavizas con tu relato,una muerte que nunca fue muy clara.


Muy bien narrada,que las hadas te acompañen
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MensajeTema: Re: Mr. Mojo Risin   Mr. Mojo Risin Icon_minitime

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