Panacea

Si bien mi memoria conoció tiempos mejores, ya nunca voy a poder olvidarme de la fecha, la hora y los minutos exactos en que aconteció el evento. Quedaron grabados a fuego entre los mejores recuerdos que almacena mi sesera.

Pero si recordar ese momento crucial de mi vida parece de por sí lo suficientemente trascendente, no es nada comparado al momento del encuentro primero, del nexo visual y espiritual, del conocimiento mutuo, de la creación de un vínculo mágico y único que no tiene precedentes de dicha similares en todos los años que llevo de existencia.

Todas mis frustraciones, mis problemas personales, mis nanas y el mandato socio-ancestral de las preocupaciones que todos los adultos “debemos” tener, porque para eso somos adultos y hemos pasado por muchas experiencias no siempre agradables, se diluyeron instantáneamente como azúcar en el agua desde el instante en que nos conocimos, y de ahora en más cada vez que estemos juntos. Aunque también intuyo que es imposible que de ahora en más alguna vez nos podamos separar, aunque nos hallemos a miles de kilómetros de distancia el uno del otro.

Él es la panacea para cualquier dolencia física o espiritual que pretenda aquejarme. Es el elixir maravilloso con cuyo efecto benefactor ningún medicamento terreno puede ni siquiera empezar a competir. Fuimos formalmente presentados hace apenas poco más de un año, y aunque su primera visión de mí quizás pudo ser borrosa e incierta, mi nieto y yo sabemos que él es la gema indispensable de esta joya que me prueba, me asegura, con cada uno de sus gestos y acciones, la existencia del amor perpetuo como un lindo guiño hacia la inmortalidad.

Muchas gracias, Any por siempre estar presente en mis escritos. Creo, a mi juicio, que hay un muy ligero error semántico en tu comentario, porque no me parece que esta sea "mi" panacea, sino que describe, palabra más, palabra menos, la panacea de cualquiera que es abuelo. Es por ello que cuando en el texto me refiero a la panacea y el elixir, no quise utilizar la palabra "mi" porque me sonaba muy subjetiva. Un saludo con afecto,
José

BUENO YO LEO UN TEXTO MUY SUBJETIVO, Y LO ASEGURA EN:mi nieto y yo sabemos 
 AHORA BIEN,EL TITULO  LO LLEVA A LA UNIVERSALIDAD AL TEXTO,LA PANACEA,ESE REMEDIO QUE LO CURA TODO,ALGO MÁGICO ,ES ESA CONDICIÓN DE ABUELITIS
LA RELACIÓN  ENTRE NIETO Y ABUELO,NECESARIA Y FUNDAMENTAL  PARA AMBOS
SABES,TENGO VARIOS ABUELOS,Y YO ME SIENTO AFORTUNADO POR ESO,LO QUE APRENDO,LO QUE COMPARTIMOS,HASTA LAS DISCUSIONES QUE TENEMOS ME SONNECESARIAS...SIN DUDA UNA PANACEA.


BUEN TEXTO FOBIO,SIN DUDAS ERES UN GRAN ABUELO

Si Mateo, el escrito es muy subjetivo, es verdad, pero la panacea no es solo para mí. Eso es lo que quise decir en mi respuesta a Any. Que los beneficios rejuvenecedores que trae el abuelazgo son más o menos comunes a todos los abuelos. Por eso fue la omisión que hice a propósito de la palabra mi por la panacea.
En cuanto a que tenés varios abuelos, sos, en realidad muy, muy afortunado. Los abuelos son algo especial y el vínculo entre ellos y los nietos, no tiene nada que ver con ningún otro vínculo familiar o de amistad con nadie más. Es único.
Y también es verdad que soy un buen abuelo. Aunque cuando este piojo empiece a hablar y vayamos a la playa, cuando nos pase un minón en mini tanga por al lado, ya sabe que me tiene que decir tío José..., jajajaja!
Un abrazo con afecto,
José

Gracias de nuevo, amiga Any. En realidad quise aclarar sólo ese punto. Que si bien el escrito es muy personal, el remedio del abuelazgo es bastante común a todos los abuelos. Un saludo afectuoso,
José

Gracias Cynthia, pero realmente es algo extraordinario. Aunque el 90% de las veces uno lo quiere ahorcar por todo el bolonqui que hace poniendo la casa entera patas para arriba, tener nietos es lo más lindo que a uno le puede pasar, creo.
En este preciso instante está gritando como un desgoyetado por que la abuela no le deja abrir las puertas del bajo mesada donde saca todo y lo desparrama por todos lados a pesar de tener mil juguetes..., jajaja!
Un beso y abrazo muy grandes,
José

Bonito homenaje.

Gracias por tu visita, albatross.
Saludos,
José