EL TRANVÍA

EL TRANVÍA

Era temprano aun, debíamos encontrarnos a las cinco. La ansiedad por verla me hizo llegar una hora antes.
Todo estaba en orden, los mocasines correctamente lustrados, la camisa celeste jugando con la seda del pañuelo gardeleano, el pantalón azul oxford y el saco jaspeado con pitucones. La vidriera de la marroquinería devolvía una imagen tranquila y atildada pero, qué podía saber el cristal de las locas piruetas de mi alma dentro de ese envase de trapitos y aroma fresca de Aqua Velva.
Aquel sábado pude bailar con ella solo las últimas dos piezas, apenas unos minutos me alcanzaron para quedar fascinado. Sus ojos, su boca, el cabello en esa noche de amanecidas tentaciones con su voz de ensueño. Era mi primera cita de amor.
Su nombre, Isabel, decía a las claras que se convertiría en mi reina.
Enfrente se veía el cartel de una confitería con reservado, seguramente tomaríamos algo ahí o quizás iríamos al cine y por qué no a la plaza de la calle Juramento a esperar que el sol descanse para darle un beso. Imaginación de versos, de piel húmeda, de caricias y juramentos de almas que se encuentran para toda la vida.
El café, la muchachada y una ginebra cuando a las ocho bajé del tranvía de mi primera pena de amor.

reche

Reche: primera desilusión, primer flechazo, primer dolor o pena. Me gustó, lo imaginé, vestido tal cual, con su pena e incredulidad a cuestas y las expectativas hechas polvo. La metáfora del tranvía, me encantó, te apeaste sólo o en compañía de la primera decepción de un amor que no fue. Ell se lo perdió. Besazos amigo. Malisa. 

Muy bueno Cachito, un final estupendo.
Abrazo amigo.

Muchas gracias Cristhina por pasar y comentar.
Un abrazo.

Mali querida. Por suerte siempre algo nos acompaña.
Como tu dices, un abrazo con el alma.

Cochito, la confitería con reservado era el Quitapenas de Blanco Encalada y Cabildo.
Qué pena me podía quitar, decime??