Instante

Instante

El sol se escondía lentamente en la tarde otoñal, demasiado caliente, para mi gusto. Una somnoliente viajera regresaba de una nueva peregrinación que reafirmara su fé en lo trascendente. La caravana de los que regresaban a casa o escapaban de ella, iluminaba el pavimento en un chorro de luces continuas. Era lenta la marcha, a paso de hombre. De vez en cuando atisbaba por una rendija de la ventana del chofer y el espectáculo me sobrecogía. Una frase me vino a la mente: “Éramos una multitud itinerante”.
Pude percibir el nerviosismo entre aceleradas y frenadas. El sonido de las ruedas aferradas al asfalto, semejaban chirridos de una puerta con los goznes desaceitados. La naturaleza, enmudecida por los ruidos del hombre, marcaba ausencia.
Silencio. Temor. Algún que otro susurro brotaba en la oscuridad interior del vehículo. De pronto, un auto que nos cruzó, vertiginosamente, derrapó delante, obligándonos a una maniobra inesperada. Hubo quienes se salieron del camino. Mi respiración se detuvo un instante. ¿Sería mi último viaje? Llegó la muda oración a mis labios. Locura, desprecio por la vida, intolerancia, impaciencia. Llegar, ¿adónde? El cansancio y el sueño de todo un día de emociones y caminatas, me abstraía de la realidad y, por momentos, perdía el sentido de lo que estaba sucediendo. Refugio del miedo.
Mi vida se agolpó en mis pensamientos. La noche, cómplice, se sumó al entorpecimiento del camino. ¿Era negra la noche o una noche negra?
A las dificultades, se agregó la escasez de combustible, el malhumor del conductor, las exigencias de los pasajeros, la imprudencia. ¿Sólo yo me daba cuenta del peligro que corríamos?
Agradecí el día pasado, y en un rezo sentido, pedí por volver a casa. La fragilidad del hilo de la vida se agolpó en mi frente sudorosa. El miedo al nunca más, me estremeció el alma. Entretuve mi mente hilando versos, la adrenalina, irrisoriamente, acudía en mi ayuda, sacando afuera, mi alma de poeta. Recordé…”quiero escribir los versos más bellos esta noche…”Tal vez, nunca los escribiría.
Así vamos, así corremos, seguros de nuestra ilusa inmortalidad. Los accidentes ocurren a otros. No quería terminar allí. Me estaban esperando. Tenía un mensaje que llevar. Un instante y todo se perdería. No era mi momento, no lo quería así. Me sentía sola en la multitud, lejos de los míos.
Salimos airosos, pero el clima distendido, ya no era el mismo. Corrimos riesgo. Las estrellas me guiñaban un ojo. ¿Te asustaste? Valoré más que nunca lo que era y lo que tenía.
Primero el silencio. Luego, trivialidades. Risas nerviosas, tonterías, herían mis oídos que no separaban palabras. Nadie quería hablar de lo que había estado a punto de pasar. Ya pasó, ya fue, entonces, ¿por qué el gusto amargo en mi seca boca? El agua salada que mojaba mi espalda me estremeció. El aire, denso, no me permitía distender el pecho y me hacía desear detenerme, respirar, sentir de nuevo.
Paramos, descendí, miré la Luna, el cielo abovedado, llené mis pulmones de aire fresco, límpido, se me secó el sudor, mi corazón se desaceleró, y comprendí, la vida me daba la bienvenida.
Y yo, mudo testigo de lo fugaz del instante, sólo pensé en volver a casa.
Malisa

El título refleja todo el sentido de tu relato prolijamente escrito. Me hiciste vivir ese instante. Estuve allí contigo ¿Era negra la noche o una noche negra?
Gracias por tus letras Malisa

Querido Ricardo. Maestro!!!gracias por tu comprensión y tu aliento, es un honor que me comentes. Abrazos.Malisa

Una situación peligrosa, aunque con final feliz. Al menos, esa vez.
Un saludo

Gracias Orwell, por pasar por mis letras. Te diré, que sentí una profunda desazón en ese momento.Abrzazos fraternos. Malisa.

Coincido con Ricardo, un primer feliz acierto el título en el sentido del relato.
Prolijo, decidor y llegadero. Personal y transferible.

Que hermoso momento continuo de diversas sensaciones. Lindo, muy lindo.
SALUDOOOOOOOOOOOS.... QUE BELLO ESCRIBES.

Todo lo que pudo ser sin serlo: una sensible reflexión que invita a la propia.

UN INSTANTE QUE REVIVI A CADA LETRA,MUY BUEN RELATO, SE ME HIZO FÁCIL LEERLO

Gracias Antifaz y Mateo, la verdad, yo creía que estos momentos sucedían a otros, realmente sostuve la respiración. Gracias por tu sinceridad Mateo, eres un opinólogo experiente, me gusta que lo hayan vivenciado y sirva de reflexión. Abrazos fraternos. Malisa

Más allá de un bien elaborado relato que hace que el lector se transforme en protagonista del mismo, dejas un sabor a reflexión en nosotros:
Lo que puede lograr un instante de adrenalina fluyendo de arriba abajo!!
Todo lo que pensamos y sentimos y esperamos...en un fugaz instante.
Qué me deja?... un sentimiento: la vida es tan solo un soplo de aliento.
La vida es tan solo... UN INSTANTE!!

Gracias por compartirlo, Malisa!!






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