EL PENE OCULTO

EL PENE OCULTO

No es una historia para que se rían de mí. Y si me prometen que no lo van hacer y tienen la paciencia de leer, les voy a contar lo que me sucedió esta mañana.
Después de largos meses de inactividad deportiva debido a un problema de salud y de comer como un perdido encontrado, como un luchador de sumo que quiere ganar el titulo mundial. Me levanté con una picazón en el pene.
Todavía adormecido y tambaleante, me dirigí al cuarto de baño rascándome inconscientemente el miembro viril al que llamo desde hace largo tiempo Carlitos. Fue María Inés la que lo bautizó así cariñosamente.
Carlitos y María Inés tienen una relación especial. Yo no cuento para nada en sus planes, excepto, cuando llevo a Carlitos para que se encuentren. En resumidas cuentas, soy un simple transporte, espectador de encuentros amorosos entre los dos.
Bueno, volviendo a esta mañana, les decía de mi picazón o mejor dicho de la picazón de Carlitos. Me metí en el baño con intención de examinarlo, pero se empezó a complicar porque no podía verlo.
Oculto detrás de mi prominente abdomen me pedía auxilio, la picazón era cada vez mayor y ya le dolía apenas lo tocaba. Se encogía como cuando nos metíamos en las frías aguas de Mar del Plata y casi desaparecía, recuerdo haberlo buscado debajo del agua con angustia de padre desesperado, hasta que por fin lo encontraba y respiraba aliviado. Ufff… Carlitos todavía estaba allí.
Busqué un espejo de manos para poder ver con claridad lo que mi estómago me impedía como una inmensa duna de arena blanda.
Ubiqué el espejo delante de mí y debajo del grasoso obstáculo entonces… grite de alegría… ¡Charlitos aquí estas! Ya voy por ti.
¡Uyyyyy que colorado estás hermano! - Dije –
Me asusté pero… no soy de los que se paralizan ante la emergencia. Tomé un trozo de algodón, lo embebí en alcohol fino y con la mano que tenía libre… empapé a Carlitos.
Yo se que es doloroso, pero… tienes que salir de tu escondite, le dije tiernamente tratando de convencerlo.
Eran las doce de la noche y Carlitos seguía oculto. No me atrevía a llamarla a María Inés para que me ayude a convencerlo.

Ya era de día y finalmente llamé a María Inés que no tardó en llegar presurosa y preocupada por su amigo y compañero de placeres carnales.


-¿Donde está? (preguntó ansiosa)

La miré con desconcierto y estuve tentado por decirle…. Se fue a jugar al tenis… sin embargo, me contuve. No era momento de bromas.

- Aquí oculto, no quiere ni asomarse. (Dije resignado)

-¿Pero que pasó?... ¿No lo habrás llevado por ahí con cualquiera?

-¡No!... Te lo juro María Inés, no fuimos a ningún lado. Vos sabes que él es muy sensible y no responde ni funciona con cualquiera. Es por eso es que lo llevo a visitarte de vez en cuando.

- Espero que me estés diciendo la verdad y que lo hayas cuidado como es debido.

- Te lo juro, además si lo hubiese llevado con otra, le hubiera puesto protección. Vos sabes muy bien que el más pensante y sensato soy yo. Él, es todo impulso, con decirte que desde ayer estoy tratando de curarlo y es ¡tan cabeza dura! que no quiere salir.

- Está bien… no tienes que recordarme lo de cabeza dura… justamente a mí.
A ver mi amor vení con mami. ¿Que le pasó a mi chiquito grandote?
¡Hay… pero por Dios, esta colorado como un semáforo, tiene una irritación brutal!

- Y claro, por que crees que estuve tratando de curarlo. Solo pude ponerle alcohol una vez porque se escondió y ya no lo volví a ver.

- ¡Animal, bruto, inconsciente, me lo querés matar! ¿Cómo le vas a poner alcohol? Hay que bajarle la irritación.

- Voy a buscar hielo, (dije de inmediato).

-¡Noooooooooo¡ que va a desaparecer dentro del vello púbico. ¿No sabes que el frío lo empequeñece? Déjame a mí.
Vos acostate que yo me las arreglo sola.
Pedazo de hombre inútil, bueno para nada.
Si me demoro unos minutos más, ¿quien sabe que atrocidades le hubieras hecho a mi chiquitito grandote?
Vení amorcito, mi calvito hermoso, que mami te va a curar para que te pongas lindo y fuerte como siempre.

- ¡Que extraordinaria mujer que es María Inés y que sicóloga! Lo convenció con dulces caricias y con una crema para la irritación, lo recuperó. Luego… Carlitos se quedó dormido en sus manos.
¿Que habrá querido decir con eso de pedazo de hombre inútil?

Bueno… si él está contento con ella, todo sea por un amigo. ¿No les parece?

Es bueno conocer nuestro lugar en el mundo y respetar el de los demás.
Aunque tus amigos sean mis amigos, la amistad siempre es de a dos.
Todos tenemos un Carlitos que querer y respetar.

Cochito.
Los Carlitos son amigos muy valorados, tal es así que en ningún momento los dejamos afuera (de nuestros planes).
Fieles a su amistad hasta de vacaciones los llevamos, con ellos recorremos caminos, cerros y hondonadas, les mostramos a calzón quitado playas de albedrío.
En travesías los guiamos por cuevas, laberintos y frondosidades.
Por supuesto que contando con sus férreas voluntades y sus tan apreciadas rectitudes. Condiciones de la verdadera amistad.
Sin embargo son ellos los que ponen coto a la alegría, con los años se tornan remolones, desidiosos y vagonetas prefiriendo el descanso a la actividad, el recato a la diversión, la paz a la guerra.
Tal es su desdén, que un buen día acaban por abandonarnos en el más triste de los páramos.
Crueldad con que pagan nuestra fiel amistad.
Como es la vida carajo!

¡Ja! No hay que olvidar que Carlitos tiene un gran amigo que lo reanima y ... es de color azul.
Un texto divertido, pero REAL.
Firma
ANÓNIMO (ja ja ja já)

ME SORPRENDE LA CREATIVIDAD Y ORIGINALIDAD QUE PUEDE DESPERTAR UN PENE AFECTADO POR IRRITACIONES COMUNES Y LA FORMA COMO SE DESARROLLA EL DIÁLOGO. ESTOY DE ACUERDO CON POESÍACARNÍVORA, SI NO FUESE POR LAS MUJERES... ME ENCANTA EL BUEN HUMOR PUESTO EN TUS REDACCIONES.

TRINA

AQUÍ NO PUEDO NI DEBO COLOCAR IMÁGENES ALUSIVAS.