manuelchocano Escritor activo

  Cantidad de envíos : 533 Fecha de nacimiento : 07/01/1978 Edad : 45 Localización : Guatemala/Capital Fecha de inscripción : 23/03/2008
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 | Tema: La aurora (2) Vie Ene 25, 2013 3:23 pm | |
| 1989 (junio)
Aurora llevaba un carruaje con su hermanos recién nacido dentro. Estaba con el pelo hecho una cola en su uniforme de colegio acompañada de su mamá. Cuando me vio sonrió y me saludo dándome un jugoso beso en la mejilla. Doña Adela me saludo con una sonrisa, y me pregunto por mi brazo.-Te presento a mi hermanito Sebastián,- me dijo, mostrándome al bebe que dormía plácidamente en el carruaje. Yo trataba de no mostrar los síntomas, pero desde que la vi sentí una especie de presión en el estómago, un sudor en las manos bastante generoso, y un nerviosismo fuera de lo común. –Está lindo tu hermanito- dije tratando de recuperar la cordura. Cuando se fueron pensé seriamente en hablar con papá o con mamá para que me llevaran donde el doctor, todo mi cuerpo eco del corazón que me hacía pun, pun pun pun.
-Tal vez estoy muy enfermo del corazón.- Es decir estaba Aracely que algunos decían que era incluso más bonita que Aurora, pero no me sentía así al encontrarme con el pelo negro azabache y los ojos color miel de Aracely, no se me olvidaban las palabras, ni me sudaban las manos, tampoco tartamudeaba. Cuando me encontrara a papá el fin de semana le contaría, ojalá no me saliera con la payasada de que estoy enamorado de Aurora. Mamá decía que estoy muy pequeño para comprender el amor. Papá que en cualquier momento me puedo enamorar, mi abuela dice que puedo enamorarme hasta que me gradué.
Mientras los adultos me aclaraban todo esto que me decían en lo único que puedo pensar es en lo mucho que me gusta el olor del pelo de Aurora.
1990 (diciembre, convivio en el barrio)
Habían echado pino en el suelo del salón comunitario de la iglesia, como en las cantinas de esas gachas, sin embargo el olor era agradable. No estaba muy lleno el lugar porque aún era temprano, En nuestro Barrio había todo tipo de gente, el ejemplo de la gran contradicción que es la ciudad de Guatemala. Familias de extracción muy humilde, gente de clase media, gente pudiente, profesionales, obreros, artistas, y los hijos de todos ellos. La comunidad confluía en las iglesias del alrededor, en el mercado, en los parques y espacios públicos. Yo había quedado de llegar al convivio con Christian, pero mi abuela también quería ir, así que no tuve más remedio que asistir con ella. La verdad es que el evento no me hacía mucha gracia, sin embargo iba solo con la esperanza de encontrarme a Aurora.
Seguramente le daría gracia el hecho de saber que se había convertido en tema recurrente en mi casa. No miraba a Aurora seguido, y si bien sabia donde vivía me daba un poquito de pena tocar la puerta, y otro tanto de miedo que se diera cuenta de que me sudaban las manos, que me latía el corazón todo eso. Pero quería estar con ella, platicarle, contemplarla. Papá me había dicho que seguramente estaba enamorado de ella, que entonces debía de pedirle que fuera mi novia. Luego mi mamá se rió mientras prendía un cigarro y me escuchaba sin dejar de ver Mcguiver que ere claro que la niña me gustaba, pero que estaba muy chiquito y que tenía que cuidar mi corazoncito, luego me dijo no sé qué de las niñas madurando mucho más pronto, y que Aurora seguramente tendría un novio de 14 años. Así que mi hermosa y cálida familia me había confundido más de lo que estaba, y ni siquiera tenía las fuerzas ni la valentía de buscarla mucho menos podía decirle que me gustaba.
Cuando llegó Christian nos pusimos a conversar acerca de las cosas que hablan los chicos de 12 años, mi abuela estaba echando el chisme tranquilamente con las viejas del lugar.
Entonces entró. El mundo se detuvo, mi corazón se aceleró (pun, pun, pun,) hasta el límite. Ella entró con el pelo agarrado en una cola, unos tights negros, más una especie de blusa color limón amarrada a la cintura. Nos mirábamos y nos sonreíamos durante toda la noche . Al fin cuando estábamos en la fila para el ponche navideño camino hacia mí, yo sentía que el corazón se me iba a reventar. –Sácame a bailar- Me dijo. Yo estaba encandilado en sus ojos verdes, cuando me interrumpió, para llevarme a rastras a la pista de baile llena de pino. Aurora reía feliz mientras la música sonaba:
Tú, mujer, me has embrujado Con tus besos de magia negra Y tu mirada hechicera Tú, mujer A ti me siento amarrado Como un látigo invisible A veces quiero escaparme Y se me hace imposible
No puedo escapar de las garras de tu amor Porque estoy atado a ti Tan fuerte que me causa horror Tú vives dentro de mí, como mi sangre en mi corazón Me siguen como mi sombra Tu aliento y tu calor
óyelo míralo allí!
No puedo escapar de las garras de tu amor Porque estoy atado a ti Tan fuerte que me causa horror Tú vives dentro de mí, como mi sangre en mi corazón Me siguen como mi sombra Tu aliento y tu calor
Yo me sentía un completo idiota bailando al ritmo de la música tropical, mientras todo, todos, lentamente desaparecían a nuestro alrededor. Solo la veía a ella, solo estábamos los dos.
-Esto es el amor.- Me dije a mis adentros. Bienvenido sea, pensé.
-No sabía lo que me esperaba.
1991 (13 de febrero)
Al fin, después de mucho pensar cómo hacerlo, me atreví a escribir una carta donde explicaba todo, compre girasoles en el mercado (Ya saben la aurora, la luz)
Le iba a pedir que fuera mi novia.
Me había asesorado según yo lo suficientemente bien con Christian, con mis primos grandes, sin embargo los nervios podían más. Acababa de cumplir 13 años, así que un niño ya no era. Me molestaba conmigo mismo estar nervioso, o asustado. Enfilé hacia la once avenida buscando su casa, cuando cruce la manzana la vi salir con otro chico. Era Gerardo, el hijo de la doctora Gladys tenía quince o dieciséis años, espalda ancha, y era alto, muy alto.
Sentí una presión en la boca del estómago cuando Gerardo le dio la mano, y ella se la agarro de forma muy cariñosa. Luego se dieron un beso, sin dejar de caminar (un beso en la boca) Sentí que las tripas se me revolvían. Arcadas, nauseas.
Mamá decía que a las chicas les gustan los hombres más grandes.
Yo había observado a Gerardo fumando, así que en el regreso a casa compre un cigarro (El primer cigarro) y tiré la carta y las flores en el primer basurero que encontré.
Fumando me sentía más grande, más viejo más hombre, aunque por la noche tuve un ataque de asma de puta madre.
Los siguientes meses me pase sufriendo lo que es el desamor. Ya para entonces tenía gusto por U2 así que todos los días oía un casette donde estaba la versión concierto de With or Without you. Y pensaba en mi maldita suerte, en Aurora, en su novio. Ojalá sufrieran la mitad de lo que yo estaba sufriendo. Pero vendrían otras.
Mi nuevo proyecto durante ese año, fue olvidarla, y conocer otras chicas.
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manuelchocano Escritor activo

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 | Tema: Re: La aurora (2) Vie Ene 25, 2013 3:23 pm | |
| https://www.youtube.com/watch?v=pKhXm3UOJFU | |
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