La Aureola

La Aureola

Hace tres días que llueve sin parar. Desde la cama boca arriba veo una aureola que va creciendo con las horas. Comenzó siendo un pequeño círculo de unos cinco centímetros en el cielorraso y ahora debe tener más o menos un metro de diámetro.

El cielo está cada vez más oscuro y la lluvia nuevamente es intensa.
No tengo otra alternativa que estar en casa, mi trabajo es arreglar jardines y con este tiempo sólo queda esperar.

El temporal me dejó sin energía eléctrica, por lo tanto, no funciona el televisor ni la radio. Me alumbró con una vela y ya leí todos los suplementos deportivos del último fin de semana.

La aureola sigue creciendo, ya tomó casi todo el techo y parte de una pared.
Seguramente en algún momento veré asomarse una gota.

Pasan las horas y la lluvia se eterniza. Los últimos vestigios de la luz del día se apagaron y la oscuridad afuera es absoluta. Solo tengo la luz de la vela y me entretengo viendo crecer la aureola que ya tomó todo el techo y casi toda la pared.

Cierro los ojos por unos minutos y cuando los abro… estoy sumergido dentro de una inmensa gota de agua.

Eso es lo bueno de ser escritor y poder canalizar cualquier sentimiento que nos aqueja en unas pocas líneas que siempre, siempre pretenden decir mucho más de lo que aparentemente muestran. Muy bueno como siempre Ricardo. En la simpleza de lo cotidiano también suelen morar las más profundas reflexiones. Un abrazo,
José

Gracias José por la visita.
Un abrazo

Oye, me ha encantado ¡Qué final más bueno! Me gustan estos escritos claros y sencillos que no tienes qe andar interpretando para entender qué quieren decir. ¡Enhorabuena césar! Un beso.

Que honor Xanino tenerte como lectora y que placer que ademas te haya gustado este relato.
Muchas gracias

Es surrealista aunque le falta el contrapeso.
Buena la exploración.

Gracias fede por el comentario.
Podrías decirme a que te refieres con el contrapeso? creo tener una idea sin embargo me gustaría abusando de tu gentileza, me lo aclares.
Gracias amigo.

Gracias Jaime querido amigo, siempre es un honor tenerte de visita por mis escritos.
Un abrazo