ISABEL

ISABEL

Isabel era más loca que un plumero, tampoco era una belleza de esas que te dan vuelta la cabeza ni siquiera se destacaba por ser simpática pero… a mi me gustaba.
Tenia los ojos verdes esmeralda, las patas chuecas y su cuerpo era de los más comunes que podían verse en el club pero… a mi me gustaba.
Y me gustaba tanto, que llegué a enamorarme perdidamente. ¿Que se yo?... Quizá por esa locura que la hacia diferente al resto. Lo cierto es que me tenía atado el pensamiento, obsesionado por conquistarla. Mi vida no tenía otro objetivo que poseerla.

Lejos estaba la posibilidad, porque la minita no me veía aunque estuviéramos solos en una jaula de 2 x 1.
Ella era una muchacha de 14 años… y a los 16 míos… los artilugios seductivos con que contaba, eran menos eficaces que tratar de pelar una mandarina con guantes de box.

La cara de boludo embobado no ayudaba para nada y menos aún el estar pendiente de lo que necesitaba para salir corriendo a satisfacer sus deseos.
En esos términos transcurría mi vida hasta que llegó al club Peter, un apuesto muchacho de 18 años, rubio, de cabello largo, lacio y sedoso.
Isabel no paraba de hablar de él y de lo lindo que era.

Si hasta ese momento mi vida era difícil, cuando apareció este infeliz, se convirtió en un infierno de celos, angustia, dolor y tristeza. En otras palabras... mi ánimo se cayó en el más profundo abismo.

Peter jugaba al basquet y pronto integró el equipo de cadetes donde jugaba yo. Seria sólo por un año, porque después de cumplir los 19, Peter pasaría a jugar la liga con los mayores.

Con el pasar de los días y jugando para el mismo equipo nos hicimos amigos, no por que yo lo quisiera, sino porque el hizo lo imposible para acercarse y ser aceptado ya que seguramente notaba en mi… un evidente rechazo.

Isabel, no se perdía entrenamiento ni partido donde jugábamos. Estaba allí firme como soldado de yeso.
Sin embargo, Peter no la registraba, prefería estar conmigo hablando de basquet y fútbol.

Una tarde tomando una coca después de entrenar, me miró a los ojos, me puso una mano en el hombro y me dijo - yo sé lo que te pasa y lo difícil que es tomar una decisión, sin embargo quiero decirte que no importa lo que pueda decir la gente… Estoy perdidamente enamorado de vos.

Mire usted este Peter, la minita no corría ningún peligro. Además quiero suponer que ya sin el escollo del faquir, la tal Isa... cayó en sus fauces.
Seguramente en la categoría superior, el bonito habrá tenido lo suyo.
Como decía un viejo peluquero de la Avda. Cabildo. " Aleluya, alejuya, cada cual tendrá la suya.

Hombre, pues muy buena oportunidad para el protagonista de probar otros sabores, otras texturas, otros aromas...

Y bueno, aunque el recurso sorpresa ya es bastante viejo, lo sabes disimular tan bien que he caido en la trampa y el final me ha sorprendido. Seguramente por el buen manejo de la narrativa que no insinua en ningun momento semejante final... aunque, hombre, para los tiempos que corren es ya de lo mas normal.

Muy buen trabajo compadre, tan bueno que no despertaste en mi a ese editor que llevo en las venas.

Que no, Poe! Que no se esfumo nadie! El relato es perfecto porque logra su cometido, sorprender. Lo que pasa es que vos sos una romantica empedernida y por si eso no fuera suficiente, sos poeta! Pero bueno, si para vos hace falta algo, pues hace falta.

Bueno, a mi me gustó el relato. No me esperaba ese final. Lo que no me quedó bien claro es a quién eligió el protagonista: Isabel o Peter? Eramos taan pobres..., jajaja.
Un abrazo,
José

Solo diré… ironías de la vida que muestra tres amores no correspondidos.
Gracias a todos por pasar y la satisfacción de haber podido generar distintas incógnitas y puntos de vista.

Ricardo adelantó lo que iba a decir, que queda el desencuentro conque la vida nos entretiene para que cada quien tenga su meta y su infierno sin ir muy lejos.
Técnicamente, el cuento puede ir más lejos si el autor acentúa los sentimientos (el calvario de). Entonces, el final sería menos cómico y más irónico.
Pero no todos los textos tienen veleidades de ser mayores.

Ricardo que placer es leerte y reencontrarte. Me hizo sonreír esta historia adolescente, tan bien narrada.

Un abrazo.

Coincido con Cyn en referencia a los regionalismos. Pero se entiende muy bien y deja una sonrisa doble (por la historia en sí y por la cara del lector al sorprenderse con el final).
Al margen, mas que sonrisa, me estoy riendo porque mientra leía tu historia, estaba escuchando de Carly Rae Jepsen - "Call Me Maybe"

Si algo disfruto de la lectura de tus obras, Ricardo, es la versatilidad (pues pueden dejar un estado mágico, una sonrisa, o una reflexión; pero siempre dejan algo).

Gracias compañeros, si ustedes no estuviesen de ese lado, no tendría razón que yo... estuviese de este.
Un abrazo grande