CON LA PERA PEGADA AL PECHO

CON LA PERA PEGADA AL PECHO

¿Pero que le pasa a la gente? De pronto descubro que ninguno mira el paisaje. Si… ya se que estamos en la ciudad y que no hay tantos verdes ni ríos ni horizontes con amaneceres pintorescos ni nada que se le parezca, sin embargo, tampoco es para andar con la pera pegada al pecho, esquivando bultos mirando por el rabillo del ojo.

Esta ciudad… mi ciudad es como el resto de las ciudades del mundo, cambia, muta permanentemente, siempre hay algo interesante que nos llama la atención… y no me refiero sólo a lo edilicio, también tiene un gran atractivo en sus personajes que a diario circulan dejando una incógnita para el que los observa, aunque sea fugazmente.

El mundo según mi punto de vista es lo que nos rodea y sobre todo el circulo más cercano; ese donde nos movemos físicamente donde nuestros sentidos, vista, tacto, gusto, olfato y oído percibe lo que nos llegan naturalmente. Por esa misma razón, me llama la atención tantas personas ajenas al medio ambiente a donde pertenecen.

Sigo caminando al trabajo y entonces… descubro la razón por la cual sus peras permanecen pegadas a sus pechos. Sus miradas están fijas a una pequeña ventana, una célula de un mundo virtual que los saca de la realidad y los sumerge en un universo inmenso.

Continúo mi camino y me doy cuenta que mi ciudad y mi mundo según lo veo… son cosas del pasado.

UNA EVOLUCIÓN HACIA EL ENCIERRO EN SI MISMO, UNA EVOLUCIÓN QUE APUNTA A UNA RAZA DE MUTANTES AUTISTAS,AJENOS A LOS OTROS,MILLONES DE UNIVERSOS INCIERTOS EN UN UNIVERSO Y SIN EMBARGO,NADIE VE LAS ESTRELLAS A SU ALREDEDOR.
ME DIO UN POCO DE LASTIMA ESTE ESCRITO

Pero Ricardo, que anticuado. Vos sos de los que aun miran el mundo a ojo pelado, sin blackberry? Bueno, te comprendo porque yo soy del mismo regimiento. Y hasta soy tan loco que me gusta mas lo real que lo virtual. Muy buen escrito, amigo. Un abrazo,
Jose

Una triste realidad de las grandes y no tantas, ciudades...Sabes amigo que mucha veces "junineado" (paseando por la peatonal Junín de Corrientes) me preguntaba lo mismo. A parte de ir "con la pera pegada al pecho"...no hay sonrisas, no hay brillo en las miradas, son autómatas que corren por llegar...dónde? vaya uno a saber.
Un excelente trabajo, con la observación de lo cotidiano al que ya nos tiene acostumbrado.
Abrazos!!!

Excelente observación la tuya, amigo...
"Sigo caminando al trabajo y entonces… descubro la razón por la cual sus peras permanecen pegadas a sus pechos. Sus miradas están fijas a una pequeña ventana, una célula de un mundo virtual que los saca de la realidad y los sumerge en un universo inmenso. "
Parece que tendremos que aceptar que este presente, se distancia velozmente del pasado, reciente todavía. Parece un galimatías pero no es más que la realidad.

Una interesante mirada sobre los que no miran, besos

ME ENCANTA este artículo porque describe la cotidianidad de la existencia, el mundo circundante, la forma cómo hemos cambiado mientras nos domina la rutina asfixiante. Felicitaciones.

TRINA
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Pera, el término me sonó a fruta, muy buena fruta, pero luego me di cuenta de a que pera se referia el escrito, la gente se compra el mundo para llevarlo en la mano, el mismo paisaje que pueden ver alzando la carita, la ven en la pantallita.
texto para reflexionar.

Ya es malo andar mirándose el ombligo, pero peor es que nos pongan un televisor ahí.
Ya en los años sesenta los hombres se quejaban de que las mujeres estaban estupidizadas por las telenovelas (culebrones). Luego las maquinitas atraparon a los chicos (ese mundo virtual que hoy tiene gráficos espectaculares, y que como en aquellas películas de Disney -Bambi, por ej.- proponen un paisaje ideal donde todos queremos estar).
Luego Matrix no inventa nada, propone que estamos soñando la vida y va más lejos, hay quien sabiendo la verdad, prefiere soñar que vive.
"Somos el sueño de Dios" dijo un gran escritor, hace mucho tiempo.

Por eso me da tanto trabajo escribir "Daniel", mi cuento más antiguo. Sé todo del cuento pero no logro ponerlo por escrito, algo me bloquea.

El hombre solo, sin mirarse en los ojos de un semejante, me recordó a los viajes que solía hacer diariamente en metro al trabajo, cuando todavía no teníamos ni idea del mundo virtual que nos proponen hoy los celulares.

Solos en un gentío extremadamente apretado donde ninguno tenia la osadía de mirarse a los ojos y esbozar una sonrisa amigable. Osadía… digo bien, por que, si se encontraban por casualidad las miradas la tensión resultaba casi una agresión mutua (¿y este que carajo mira?)

Ya para ese entonces, aquel descendiente de los grupos primitivos donde la mirada era el principal medio de comunicación con el otro y el mundo, se estaba perdiendo. Metía su cabeza en el periódico, miraba la oscuridad del túnel, leía un libro o escuchaba radio por los auriculares.

Hoy la posibilidad de evadirse de lo que nos rodea esta mucho más facilitada.
El hombre está logrando hacer lo que nunca quiso… estar en soledad, sin embargo no esta con el mismo buceando en su interior, esta perdido en un mundo al que no pertenece y donde su humanidad se pierde en el infinito.

Gracias a todos por comentar y dedicar su valioso tiempo en leer mis escritos.

Cocho, lo hemos hablado. Es inadmisible!
Puedo comprender el mundo virtual pero, no soportar como tantas veces he visto, llegar a un restaurante dos o tres parejas. Ellas lindas muchachas, ellos jóvenes apuestos y a la tercera palabra comienzan a inundarse las manos con pantallitas a las que le pasan las yemas como tactando una erupción.
Ni al mozo le dan bola.
Igualmente se los ve felices, por lo menos sonrientes de lo que ven en esos aparatitos.
Aveces me pregunto ¿se amarán por celular o se trampearan entre ellos por ese medio?
Además, los podés mirar insistentemente, en ningún momento se percatan porque el alrededor no existe. Solo ellos con sus pedorros cachivaches a batería.
No niego ser un veterano pero me parece que la cosa es bastante grave.
¿qué pensarán ellos de los que no hacen lo mismo?
Un abrazo Cochito.