La Rubia y la Monja

Estaba anocheciendo y una monja iba caminando por la calle. De repente, una rubia muy guapa detiene su automóvil y se ofrece a llevarla.

Muy agradecida la monja aceptó y se subió al automóvil, una reluciente Ferrari roja con asientos de cuero, equipo de sonido Alpine y muchísimos extras más.

- Que bello auto tiene usted - comentó la monja - debe haber trabajado mucho para poder comprarlo, ¿Verdad?

- No, no fue así en realidad,hermana. La verdad, éste me lo regaló un empresario que se acostó conmigo durante algunos meses.

La monja no dijo nada. Mirando hacia el asiento de atrás, vió un bellísimo abrigo de visón y le pregunta nuevamente a la rubia:

- Su abrigo es muy bonito, le debe haber costado una fortuna...

- En verdad no me costó nada. Me lo regaló un jugador de fútbol por haber pasado con él un par de noches.

La monja tampoco dijo nada y ya no habló más durante todo el viaje.

Al llegar al convento, se fue inmediatamente a su cuarto y se acostó. De pronto, alguien tocó suavemente a la puerta.

- ¿Quién es? - Preguntó la monja.

- ¡Shhhhhhh...! Soy yo, el Padre Martín.

- ¿Sabe qué Padre...? ¡¡¡Se puede ir a la mismísima mierda con esos caramelitos de chocolate ...!!!

Gracias Xime. Saludos,
Jose