A QUIEN CORRESPONDA.

Desde esta incomoda posición que ocupo en el mundo quiero levantar mi voz para pedirle a quienes manejan los destinos de la humanidad que:

¡HAGAN LOS INODOROS MÁS ALTOS!

Los viejos tenemos derecho a apoyar con suavidad nuestra humanidad y no dejarnos caer como una bolsa de papas, buscando la tabla con la parte sur de la espada, si… allí donde hasta el orgullo de los reyes queda indecorosamente expuesto.
Además, luego habrá que levantarse, una tarea humillante, manotear como un ahogado cuanto elemento firme tengamos a mano y de manera grotesca incorporarnos soportando los dolores articulares clásicos de los años.

Una vez que salimos de esta posición de tortuga encajada de espaldas en el barro, nos queda pasar al bidet. Artefacto más bajo aun, carente de tapa, frío como un trozo de hielo y con los controles de agua puestos al revés.
Tendremos pues que contorsionarnos como una foca en un balde, para alcanzar los controles y tener la fortuna de acertar con el grifo adecuado para no incinerarnos el ano como calamar en la olla o dejarlo morado como un esquimal perdido en Groenlandia.

Quiero denunciar que estoy cansado de ser rehén de un inodoro.

Estoy hace cuatro horas tratando de levantarme y soportando los olores de mi cuerpo y ni siquiera he podido apretar el botón.

Me pregunto. ¿Quién se va a hacer cargo de la paspadura que seguramente se esta produciendo?

Sin otro asunto más urgente que este pedido de auxilio me despido de quien corresponda.

Un viejo gladiador sumido en la más humillante de las batallas.

Risorio pero muy real y como has dicho humillante...
Buen texto, gracias Ricardo...

Los comerciantes son los únicos que encontraron al "hombre ideal",
para él trabajan y los demás...

Jajajajaja..., Ricardo. Yo no tengo ese problema! Jajajaja..., saludos,
Jose

cosas de la ergonomía, no se de quien pero nunca cuadra con el cuerpo, jaja, buen relato.
saludos
k

Jajaja me he reido de lo lindo con tu relato, por demás por los comentarios que ocaciono.

La altura en realidad no me molesta, aunque me gustaria fueran todos iguales,debido a que te acostumbras al de tu casa y luego la urgencia te pilla en algun lado,y no es facil , la sensacion de vertigo al errarle al calculo de la distancia entre el inodoro y el trasero, es terrible.



Excelente relato Ricardo,como siempre.



Que las hadas te acompañen.



P.D.Jaime al menos por estos lados ya te robaron la idea, muchos domicilios con adultos mayores tiene en sus baños, agarraderas o pasamanos para ayudar en la tan dificl tarea.

jajaja!!! Qué genial!!

Ahora bien, la idea de Jaime, me parece fantástica!!
Habrás de patentarla, claro...!!

Gracias por compartir tu humor sobre una realidad indiscutible,
jaja!!

Un abrazo.


.-

Me mori! Pero debo admitir que me has hecho acordar a mi luna de miel, obviamente 12 años más joven y también mas estúpido. En Hotel Plaza Mayor, no conforme con casi haberme ahogado en la ducha por la presión de agua... confundí inexorablemente los comandos en el bidet... si es humillante pero cierto... pase una tarde divina, sin poder sentarme en ninguna parte...

Comparto contigo este "A quien corresponda" a viva voz.