La vida es cruel aveces

“Se me está muriendo la familia”. Esas palabras retumbaron en mi cabeza y en la retina quedó la imagen del Gallego tan solo y desamparado como un niño huérfano.

Lo vi llorar por primera vez y mi alma desesperó por salirse del cuerpo y abrazarlo.
La vida es cruel a veces, nos deja ser inmortales en la adolescencia y luego, nos vamos desengañando con el tiempo viendo como la muerte se hace presente quitándonos los seres queridos.

Recordé entonces que me había pasado lo mismo sin embargo, una sustancial diferencia marcaba nuestras vidas.
Los dos formamos una nueva familia. Esposa y dos hijos, un niño y una niña que a la postre nos darían nietos pero, él seguiría sintiendo que se quedaba solo después que su madre muy anciana y su hermano gravemente enfermo dejaran de existir.

Supe en ese instante que aun estando rodeado de esposa, hijos y nietos se puede estar solo si el sentimiento, eso que llamamos amor no esta presente.
¿Una mala elección de la pareja, un ser padre presente aunque sin el compromiso del limite por temor al desapruebo?
¿Quien tiene el derecho a juzgar la vida del prójimo?

Lo abracé en silencio mientras mi corazón, bombeaba su sangre.

¡Qué bello, y horrible, a la vez, es tu relato! Es muy emotivo cómo lo cuentas. Además, con una reflexión muy buena, ¿Quién da la orden de vivir o morir?, siendo muy cruel.

Un saludo de Samuel.

Lo importante es que le bombeaste el alma, sí se piuede estar solo rodeado de gente y a veces literalemente solo te sientes pleno, cada cual con lo suyo.
Besos
Lili