ASCENSO AL ABISMO

Uno al lado de otro como palotes de carbonilla, sin espacio, sin miradas, en resignado y tenso silencio. Allí  mezclan su aliento.

Las paredes los oprimen en un viaje compartido a la rutina que los vaciará de sueños.

Casi no se pueden mover, un ding dong y se abren las puertas, algunos son remplazados.

Se elevan hacia el abismo donde la naturaleza muere en las manos de la robótica, se diluyen en el movimiento mecánico, electrónico, sensibles a lo insensible e insensibles al sentimiento.

Han dejado sus almas en el umbral de esta caja metálica igual que tantos otros que como ellos, alimentan esta monumental estructura vampiresca.

Pronto no sabrán quienes son, las puertas del ascensor se abrirán en las oficinas del último piso.

creo que gracias a los ascensores termine sintiendo claustrofobia, para tener en que pensar, a cuantos se ha visto, a cuantos no se volvera a ver
saludos
k

Como siempre,la brevedad de la excelencia,un gusto leerte.