EL CARPINTERO

El aroma a madera estaba impregnado en el ambiente.
Sus manos tenían las huellas del trabajo duro y afanoso con que cada día se ganaba el sustento.
En el lecho de muerte, los ronquidos de su compañera daban cuenta del final.

Ella, mantenía apretada en su mano la imagen de Jesús y sus ojos vidriosos estaban fijos en un punto del cielorraso.
El lugar estaba sumergido en penumbras, solo afilados rayos de sol se filtraban entre las tablas que conformaban las paredes de aquella humilde casa.

Él, solo era una sombra de pie junto a la cama, los recuerdos de la traición retorcían su mente. Nunca pudo olvidar aquello de su juventud y ahora justo ahora, se hacían presentes esas imágenes con más fuerza que nunca.

Pasaron las horas y todo quedó en silencio.

Al amanecer del otro día el cadáver de una mujer yacía en el interior de la habitación y en el calabozo de la comisaría un hombre rezaba sosteniendo en sus manos la imagen de Jesús.

Un buen texto, aunque no me cerro al final.No me parecía un asesinato la imagen descripta.