“EL VAGABUNDO AMANTE Y LA DAMA DE LA NOCHE”
PROLOGO
Las
estrellas son el cayado luminoso que noche tras noche van guiando con
firmeza mis pasos, que mucho tiempo atrás dejaron las huellas del Sol
para seguir los senderos lujuriosos de la Luna ¿Un borracho? no, no lo
era, bebía lo justo para calentar mi alma en un leve embeleso de licor,
pero nunca bebía para perder el equilibrio o el sentido ni mucho menos
para desconectar mi conciencia de mis actos. Tampoco soy un alma
alucinógena que se arrastra químicamente sin emociones reales.
Simplemente por voluntad propia deje de ser un ser viviente diurno para
serlo nocturno… Y aunque más de una mujer que conoció mis manos me
dijera que era un vampiro, lo único que chupaba era la esencia de la
noche en lechos femeninos que se me entregaba en noches favorables,
auténticas vampiresas que seducía y me dejaba seducir en un juego que
hacia arder mi alma por unos momentos en la ínfima eternidad. Juegos de
amor de una sola noche, no esperaba algo más, ni sembraba para recoger
otro fruto que el placer absorbido en un solo, pero, delicioso trago.
Alto,
Delgado, fuerte y con una mirada penetrante como la misma noche en
donde vivía. Me llamaban el vagabundo amante, nadie conocía mi paradero
ni nunca nadie lo sabrá, sencillamente aparezco como un elemento
nocturno más, para escurrirme por las callejuelas, acechando, esperando,
deseando el delicado cuerpo de alguna mujer para amarla, cubrir su
necesidad con todo mi mundo de seducción y terminar arrancando un gemido
de su alma en el momento en que sus muslos se mojaban por mi pasión. No
había promesa, no había presentaciones, no había hipocresía, recibíamos
los que todos anhelamos a través de nuestro cuerpo de sangre caliente.
PASIÓN.
Este era yo y está mi filosofía, un poco de engreimiento y
un mucho de confianza en mí mismo. No miraba atrás ni miraba adelante,
mi pasado se lo trago la noche, mi futuro se lo guardaban las estrellas
que me guiaban y mi presente eran los sentimientos que entregaba cada
noche…
La luna era mi abrigo, aunque nací en cuna de oro nunca
fui una engreída, aprendí que el dinero no lo compra todo y por esa
razón decidí ganarme el sustento solita, luchando no me aproveché de las
influencias de mi familia si no que trabajé duro, estudiaba de día y de
noche trabajé en una boîte de bailarina, el local se llamaba la dama de
la noche, era en honor a mí, claro, es un secreto que está bajo siete
llaves, pues siempre en mis presentaciones estoy enmascarada, nadie ha
visto jamás mi rostro, sin embargo todos los hombres del lugar cuentan
sus historias y aventuras sobre mí, pero, en realidad eso, sólo yo lo
sé.
Soy alta piernas largas y contorneadas, abundantes pechos,
ojos verdes como la esmeralda y piel canela nunca necesité del sol, y
siempre doy aspecto de bronceada, soy hija de madre mulata y padre
gringo; aprendí que se puede tener todo lo que se quiere en la vida si
lo deseas con todas tus fuerzas y si luchas por obtenerlo, soy muy
testaruda y orgullosa, y me encantan los desafíos, por lo general,
siempre consigo lo que quiero. Soy irresistible y ninguna persona puede
pasar por mi lado y permanecer indiferente.
Soy muy intuitiva
enigmática y a la vez muy tímida; cuando alguien me provoca algún
sentimiento trato de evitarlo y siempre estoy a la defensiva, no me
gusta sufrir, así es que utilizo todas mis armas para defenderme de lo
que comúnmente llaman “AMOR” no creo en él y no me voy a enamorar nunca
porque para mí todos los hombres son iguales, simples cazadores que solo
quieren su presa y luego que la tienen es para mostrar que según ellos
son los mejores… Filosofía barata a mí con eso, no…
CONTINUARÁ...
Rosana Vera Vidal y Miguel Ángel Muñoz
Obra registrada en Safe Creative
Código: 1107049597740
Fecha 04-jul-2011 1:39 UTC
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