Disyuntiva
Ensimismada en las penumbras de sus pensamientos, con su corazón como volcán desprendiendo efluvios de tristeza por la noticia recibida en los últimos días vemos a Laura en un atardecer a orillas de la mar, donde el crepúsculo vespertino cubría el firmamento de colores e imágenes sutiles y surrealistas al más puro estilo de Salvador Dalí; todo enmarcado por un esplendoroso arcoíris como símbolo de la majestuosidad de la naturaleza, animado por el revolotear de las gaviotas.
Pero el torbellino de sentimientos que le agujereaban despiadadamente como dardos asesinos que se asentaban en su convulsionado espíritu, no la dejaban disfrutar de ese momento tan maravilloso que la naturaleza le brindaba ya que aún poseía entre sus temblorosas manos aquella carta que su amado, Lalo, le había dejado como especie de confidencia.
Trémula de emoción y conteniendo su respiración en ese instante aciago para evitar un desbordamiento lacrimal más abundante que las mismas aguas del mar, comenzó a leer la misiva por enésima vez:
Apreciada Laura:
No sé cómo empezar para revelarte mi gran secreto ya que tú has sido para mí ese oasis vivificante en el desierto de mi vida por lo que jamás quisiera hacerte daño, pero ha llegado el momento que sepas mi gran verdad que me calcina y carcome el alma a cada instante, es algo que se ha vuelto insoportable, que me revuelve todas la fibras de mis entrañas.
¿Te acuerdas que siempre me preguntabas el motivo de mi extraño comportamiento y la cierta pereza sexual contigo, a la que nunca te di una explicación?
Pues bien, te diré que esa actitud es debido a una cierta atracción que tengo hacia lo masculino, eso lo experimenté desde pequeño cuando tuve mis primeras experiencias.
No quiero seguir fingiendo más, espero me comprendas y que logres conseguir a alguien que te haga feliz ya que lo mereces, ojalá algún día nos volvamos a ver pero en otras circunstancias. Lo siento.
Confundida y sin saber qué hacer, aunque inconscientemente pensando arrojarse al mar para acabar de una vez por todas con su vida, cuando en ese preciso momento cayó un rayo produciendo un campo electro-magnético que la paralizó completamente…
Años más tarde y después de un largo tratamiento físico-psicológico vemos a Laura en un centro comercial caminando desprevenidamente, cuando de improvisto se cruza con su ex amor, Lalo; ella lo mira sorprendida y como incrédula le pregunta:
-¿Lalo?-
Él quedó estupefacto ante su presencia, pero sobreponiéndose de la sorpresa le responde:
-Sí, si soy Lalo; pero dime:
-¿Cómo has estado todo este tiempo?
-¿Cómo crees que podría estar?
-¡De maravillas!
-A propósito-, le dijo ella a continuación:
-Te presento a mi esposo Roberto.
-Mucho gusto, le dijo Lalo, estrechándose mutuamente las manos.
Laura sigue como interrogándolo y le pregunta:
-¿Quién es ese caballero que está contigo y esos dos hermosos niños?
-Ah disculpa, dijo él, te presento a mi compañero Miguel y estos son nuestros dos preciosos hijos, nos casamos…