Un Soldado

Él, era un hombre de armas en una sociedad convulsionada por guerrillas urbanas pertenecientes a los distintos carteles de narcos instalados en la ciudad.

Como militar retirado, tenía derecho a portar un arma y teniendo en cuenta la situación reinante donde la vida diaria corría serio riesgo, la llevaba oculta entre sus ropas cuando se dirigía al Ministerio de Seguridad Interior donde trabajaba.

Esa mañana, tomó el micro a las seis treinta como era su rutina. El transporte llegó a la parada casi colmado en su totalidad. Se trepó con la dificultad de un hombre de edad avanzada y buscó en sus bolsillos las monedas para abonar el pasaje.

El tiempo transcurría y el anciano no encontraba el dinero, fue entonces.... que el chofer del micro disgustado por la tardanza insultó al viejo en tono despectivo.

El veterano militar enfureció y pensó en sacar su arma, ponerla en la cabeza del chofer y preguntarle si era a él a quien se dirigía.

Lejos de esa actitud, se hizo el desentendido, pagó su boleto y se tragó la bronca.

Había en el micro muchos inocentes que estarían en peligro si el sacaba el arma y el chofer reaccionaba con agresividad, además hubiera matado a un hombre por el solo hecho de ser mal educado.

Un soldado que se dio cuenta que ya no estaba en sus batallas pero que la fuerza de la costumbre pudo haber convertido ese detalle en una tragedia, creo que el corazón del ser humano se sobrepone a muchas cosas, hasta la de haber sido soldado, con todo lo que conlleva, esas presiones, esas situaciones donde la vida siempre está pendiente de un hilo.

A veces es mejor tomar las cosas de quien vienen, y no darles la menor importancia.

Un escrito excelente amigo, mis felicitaciones y se cuida siempre.


Blanca

Pero es cuestión de tiempo para que todo cambie. Los soldados de antes estaban instruidos para quitar una vida en defensa de la Patria. Hoy las fronteras son muy difusas y el enemigo convive con nosotros. Me acuerdo del pobre Pedro Nadies, un viejo cualquiera.
Un texto sagaz. Es fácil hablar sobre el hecho, lo interesante es hacerlo antes de que ocurra, como vos.

Hombre, que de gracias al cielo el conductor del microbus que el anciano no era Clint Eastwood, ya imagino el popurri de hostias que le habrian caido en toda su desconsiderada humanidad!

Y bueno, lamento no concordar con mi compadre Antifaz. Mientras haya seres humanos habra guerras, odios, muerte y conductores hijos de la gran... mujer que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero.

Buen texto aunque un tanto cuanto corto a mi parecer, en fin, para gustos los colores.

Empecé a leerlo y sentí angustia porque presentía un final como el que estamos acostumbrados a escuchar.
Luego descansé... ufff que tranquilidad.
Ricardo estas sensaciones que dejo aquí descritas, es para decirte que has logrado perfectamente involucrarme como una lectora ávida de la narración.

Mis felicitaciones

Si todos aquellos que están autorizados a portar un arma fuesen idóneos como el soldado del cuento, cuanto más seguros estaríamos los ciudadanos civiles, además de orgullosos de los hombres que visten un uniforme para defender la ley y cuidar al inocente.
Gracias a todos por pasar por mis escritos.
Un abrazo

QUE RARO ME SUENA EL CUENTO,QUIZAS PORQUE HOY POR HOY LA GENTE YA NO TIENE PACIENCIA Y POCOS SABEN AGUANTARSE,ME LLEVE EL CUENTO A MI HOY Y ACA LO MAS SEGURO QUE EL VETERANO LO HUBIERA CAGADO A TIROS AL CHOFER,O SIQUIERA APUNTADO,Y AHI TODO UN DEMADRE DE AQUELLOS.
OJALA SI,TODOS LOS QUE PORTAN ARMAS,O NO,USARAN ANTES LA CABEZA QUE LA FUERZA BRUTA,MUCHOS PIBES,MUCHAS PERSONAS AUN ANDARIAN CONTANDO EL CUENTO.

Así es Mateo sin embargo, no es paciencia sino temple el que se necesita para aguantarse una agresión en salvaguarda de los inocentes y sobre todo cuando el agredido tiene un arma en su poder.
Te mando un abrazote mi querido sobrino

Pensé lo peor, lo cotidiano pero lo remataste con el bello final de prevenir una tragedia.
Besos
Lili