REFLEXIÓN EN LA NOCHEBUENA DE 2010

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REFLEXIÓN DE NOCHEBUENA 2010


Creyentes o no creyentes, hoy es día de silencio. Día para recordar lo que fuimos y lo que somos. Aunque no queramos verlo, se nos presenta ante los ojos, esa vida, esa lucha, la fe que poco a poco, fuimos perdiendo.

Mientras unos alborotan, otros rezan y hay quien canta, muchos somos los que evocamos una vida larga. Con sus momentos alegres, otros de tristeza amarga, amistades que defraudan y también amigos nuevos que equilibran la balanza.

La vida es así, un toma y daca. Yo te quiero tú me quieres sino es así, falsa palabra. Es difícil encontrar altruismo hoy…, comprensión o verdad. Es tiempo de Navidades, día de “Paz a los Hombres”, de villancicos, zambombas y gaitas para unos, para otros de solsticios que cambian las horas para alargar los días, es la primavera que aguarda. Pero todos acudimos a la llamada.

Hoy en el mundo creyente, un año más se estrena la Nochebuena, en los no creyentes, fiestas paganas, pero todos acudimos a nuestro interior, a ese espíritu, a esa alma, a ese ser único que somos para analizarnos y encontrar y dar perdón, es lo que el mundo nos reclama, amor incondicional sin esperar nada… sólo debemos entregar lo mejor de cada cual, una sonrisa…, o una lágrima por tanto dolor vivido, por desprecios, soledad, rencores o incomprensiones… ¡qué más da! No vuelvas la espalda, mira al prójimo de frente y te verás a ti mismo en su cara.

Vivamos la Nochebuena con esa idea amorosa, y aunque esté escondido y no salga al exterior, que siga viviendo en el alma el deseo de amistad, de entrega sin esperar nada. La vida es corta por larga que en años se mida y no merece la pena guardar rencores que amargan. Mejor es seguir con la sonrisa en los labios, y en el alma, siempre viva la esperanza. Hoy se estrena una nueva Nochebuena…, vamos a analizar en silencio esta nuestra vida diaria, y poco a poco, con una buena intención, mejorar el mundo en que vivimos. Es la Navidad o el solsticio de invierno, para todos, un momento de interiorizarnos en nuestra alma. MAGDA.


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