Visitas, enfermos y conversaciones (segunda parte)

- ¡Che Tito! larga el mate viejo y dame uno que me tenés con el garguero seco.

- Tomá cachito, disculpá es que me quedé pensando en la Marí.

- ¿No me digas que la viste?

- Si, el otro día, hablamos unos minutos, después se tomó un taxi. Estaba más linda que nunca. Tiene una empresa de ropa femenina y le va muy bien.

- Contame, ¿que más sabes de ella?

- Que se casó y el tipo parece que es un vago.

- ¿Cómo que es un vago, no labura?

- Bueno, tiene un laburito que va cuando quiere.

- Pero Tito, la Mari no se merece ese hombre, es como mi mujer, estudio y laburó como una loca toda la vida.

- Viste Cachito, quien entiende a las minas, pudiendo tener un tipo que las merezca se enganchan con cualquiera.

- Pobre Mari, me gustaría tenerlo al marido cara a cara para decirle unas cuantas verdades.

ah,me voy a buscar la primer parte, aunque este pequeño dialogo que dejas esta excelente, casi casi que me acomode al lado de estos dos y les escuhce las voces..el final del dialogo me deja pensando que seguiran "chusmenado "estos dos.

Muy bueno, Ricardo,pero eso en vos ya no me extraña.

Que las hadas te acompañen

BUENO EN ALGO TIENEN RAZON QUIEN ENTIENDE A LA MUJERES JA
TIO SABES QUE ME PASÓ CON ESTE RELATO DIALOGO, QUE ME QUEDO CORTADO, ES DECIR HACIA EL FINAL, COMO QUE ZAS SE CALLARON DE GOLPE Y UNO QUEDA ESPERANDO ESCUCHAR MAS

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El amistad mejora la felicidad y disminuye la tristeza, porque a través del amistad, se duplican las alegrías y se dividen los problemas.

Mateo

como si estuviera escuchandolos,muy bueno Ricardo

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