Aqui tienen todos los ganadores...
CONCURSO DE POESIA SOBRE ECOLOGÍA
GIGANTES CAÍDOS
Tarde gris
Hermosos gigantes de vientos y sombras,
que gritan silencios en horas de agobio,
las manos del hombre matarán tus hojas,
tus ramas y troncos por afanes propios.
No saben que lloras y duele profundo,
el fin absurdo de impía destrucción,
profanan tu esfinge, coloso del mundo,
que inerte ya mueres brotando el dolor.
Se ufanan felices saqueando el derecho
que tienes de vida, por ser poblador,
las raíces no pueden cuidar del techo,
que ha sido de ellas y sollozan clamor.
Hermosos gigantes que esperan el arma,
que habrá de llevarse la vida que dan,
en cada pedazo de tronco que matan,
regalan veneno al ambiente mortal.
Tu llanto me duele y la tierra se seca,
la mano que corta no escucha tu voz,
te apagas despacio y en tu historia bella,
quedará el recuerdo, tu vida sin flor.
UN DIOS ENANO
El Condhe
¿Cuando el mundo triture en los umbrales,
del Arcano sus míseros despojos?
No tendrás mas conciencia, que tus ojos,
ni tendrás más clemencia, que tus males.
¿Cuando veas por fin, como has dejado
al planeta que Dios, puso en tu mano
y descubras, “que en todo ser humano”
hay culpables de todo, lo dañado?
Pedirás a los cielos, por tus hijos.
¿Pero el Cielo? Jamás dará respuesta,
Y verás como si, “será molesta”
“la inconsciencia”, que tanto se te dijo.
“Cuida siempre hasta el agua, que ha caído
¿La razón que te escuda?... ya es muy poca”.
Mas, ¿Cómo olas que chocan en la roca?
Hay mil ruidos que afectan en tu oído.
Y a otras vidas, no diste la importancia
que lo mismo que Tú, tenían derecho
mas como hombre “que piensas”, das por hecho
Que no deben juzgar a tu ignorancia.
Será el tiempo, quien cobre la factura
cuando cerca por fin, sientas la fosa
y en un vuelo de frágil, mariposa
dejaras tu grandeza y tu estatura
No escuchaste. Y por fuera de lo humano
Te sentiste “aquel” dios, del universo
Y si fuiste ese dios, pero perverso
Un remedo de Dios… “un dios enano”
¡LA TIERRA SANGRANTE CLAMA!
Zeltia
¡Tierra sangrante, no mueras!
Soy consciente de tu situación.
Y tú Hombre, ¿no te juegas
por defenderla de corazón?
Talas bosques con sordidez;
urdes incendios forestales.
Los daños por tanta avidez,
pagamos todos los mortales.
Lluvia ácida y polución.
Al agua echas contaminantes.
Hombre… ¿Nos darás solución?
¿Quedará todo como antes?
Animales que ya fueron…
Otros, pronto dejarán de ser.
Dime… ¿Qué culpa tuvieron
para la extinción merecer?
Fauna, flora, tierra y agua,
todo se vende, mata o daña.
Montes de basura fraguas
y en mares tóxicos te bañas.
Solo apilas inmundicia
entre rapiña y devastación.
Atesoras con codicia
frutos del saqueo y la traición.
Y a ti mismo, ya te engañas;
asolas con crueldad, sin razón.
Guerras, xenofobia y sañas,
eres AS de muerte y perdición.
Primera mención ECOLOGIA
Mariana
Simbiosis absoluta de la vida,
perfecta asimetría de las cosas;
por ti pervive el oso en su guarida,
y adornan el rosal todas las rosas.
Tu savia es nacimiento y es partida
detrás de aquel umbral donde reposas.
No existe yermo sin que brindes vida,
ni hay el ser vivo exento de ser cosa.
¡Qué triste es ver mancharse tu tarea
con mácula durísima y mezquina
dañando tu talante equilibrado!
Dañando tu talante equilibrado
el hombre enajenado compadrea
impávido a la vuelta de la esquina.
Segunda menciónLOS ECOS LÓGICOS DEL ALMA
Jotacé
Entre bosques y rìos
entre soles y lunas
entre rosas y lirios
entre sombras y brumas.
Entre la vida y la muerte
nuestra fiel naturaleza,
se debate y se defiende
protegiendo su belleza.
En gritos desgarradores
ècos lògicos del alma,
que retumban en las flores,
y sus pètalos desarman.
En ocèanos armònicos
de delfines y corales
o en jardines pletòricos
de jazmines y nogales.
Un ombù me susurraba
que ya se sentìa viejo´
y sus canas se mojaba,
en el lago cuàl espejo.
Y las aves que cantaban
entre ciervos que corrìan
eran voces que rogaban,
eran gritos de agonìa.
Si escuchàramos los ecos
salpicados de dolor
ecos lògicos del alma
ecos lògicos de amor.
CONCURSO DE NARRATIVA SOBRE ECOLOGÍA
LA VIEJA HOGUERA
Jaime Olate
Arturo y Elisa llevaban un par de años casados cuando lograron comprar una casa con un sitio grande.
El terreno detrás de una vetusta construcción estaba abandonado, lleno de malezas y algún raquítico arbolito frutal que moría por falta de riego. Abrazados por la cintura contemplaron el desolado panorama.
—Amor, ¿Qué te parece si arreglamos este terreno con plantas, flores y árboles? —dijo ella, mirando hacia arriba a su marido, fornido y muy alto—. Claro …, hay que reparar la vivienda también.
—Seguiremos separando la basura y aprovecharemos todos los elementos orgánicos para rellenar —sonriente y divertido el joven esposo estrechó más a su linda mujer—. Eres tan inteligente y hermosa, mi amor, que no concibo la idea de haberme casado con otra que no fueras tú.
Planificaron en detalle el huerto y seguían juntando basuras de origen orgánico que echaban a pequeñas excavaciones y tapaban con tierra. Con gran habilidad mezclaron el composto orgánico, un poco de arena y salitre natural.
Mojados por la lluvia invernal, con sus ropas evaporando por el calor del esfuerzo en sacar piedras y picar la tierra mojada, hasta que lograron sembrar todo aquello que habían acordado. Arturo la sorprendió pensativa.
—¿Qué? ¿Nos falta algo?
—Arturo, mi amor ¿Recuerdas a mi abuelita Elvira que me relataba sus cuentos debajo de un gran árbol?
—¡Sí, tienes razón … me contaste que era debajo de una gran higuera!
Al día siguiente ella dio un gritito de alegría cuando Arturo llegó con un feo arbolito, retorcido, sarmentoso y sin hojas, metido en una bolsa con tierra.
—Nuestra higuera, querida —y la besó.
El abono orgánico que habían formado durante un tiempo, fue echado al fondo del hoyo en medio de la huerta donde plantaron la higuera. Cuando estaban juntos, después del día laboral de él, se entretenían mirando como la huerta brotaba con fuerza; sin embargo tenían preferencia por la pequeña higuera que ya tenía hermosas hojas. Durante el verano Elisa tmostraba varios meses de embarazo y su principal actividad la vaciaban en el huerto; agua fresca en los atardeceres y el humus que obtenían de las cáscaras de frutas lo aplicaban a los pies de las hortalizas que ya consumían y en pequeñas canales que rodeaban a los arbolitos. Todo esto en medio del perfume de bellas flores; tenían su propio jardín del Edén.
Pasaron años de alegría con los hijos que nacieron. Árboles y sus propias simientes crecieron.
Hoy, una anciana con un bisnieto arrullándolo en sus brazos, sentada debajo de una gran higuera.
Una de sus manos acaricia suavemente la corteza del tronco.
—Amor … me dejaste sola muy joven …, creo que tu alma me acompaña desde esta vieja y vigorosa higuera .
Y la sombra del amor vive con ella, debajo del árbol más grande del bello huerto.
UN CUENTO FANTÁSTICO
Mateo
Don José es un veterano de esos de barrio, cara seria de pocos amigos, con ojos que recuerdan otros tiempos.
Una vez, lo escuchamos sin querer, hablar de un mundo fántastico, que según él conoció.
Hablaba entre dientes, sólo, aunque creo que en el fondo sabía que estábamos espiándolo como siempre y quería que escucháramos aquella extraña historia de un mundo que seguramente el se imagino.
-Había mucho verde-decía mientras con una navaja sacaba punta a un palo- tanto verde que la vista no alcanzaba a abarcarlo todo, el cielo era de un azul intenso, casi como un océano, nada que ver con este gris humo de ahora. Miles de pájaros te despertaban en la mañana…
-¿pájaros?-nos reiamos por lo bajo era imposible que Don José hubiera vivido en la prehistoria, y conociera esos voladores de los libros….
…pues sí, continuaba ajenos a nosotros. Había ciento de pájaros multicolores, y flores que tapizaban los campos, donde abejas y mariposas hacían una danza todas las primaveras…porque había cuatro estaciones ehh.y el mar?, un paraíso de vida azul, ballenas, delfines, cangrejos…comíamos de los frutos del mar….
Ya a esta altura la historia nos parecía muy descabellada, a no ser por la piscina climatizada y cerrada, no conocíamos otro lugar donde refrescarnos de este sol casi permanente….¿frutos del mar?, ¿ comería zapatos viejos, botellas de plástico y otras porquerías que no sirven y ahí van a parar….?
Don José era un personaje atipico,la persona más triste del 2015,algunos dicen que está loco, otros que es un sobreviviente de otrora, único testigo de un mundo que jamás conocimos.
Yo creo que está loco, y lo comprobé, cuando al descubrimos espiándolo en lugar de enojarse
Nos miro con esos ojos de ayer y nos dijo:-Perdón, nuestra fue la culpa.Mateo
TARDANZAS
Poesiacarnivora
Camina sola, cada vez más despacio.
Arrastra tras de sí todo el verde, casi marchito y cada paso le duele más.
Nadie la ve, nadie escucha su grito retumbando desde las entrañas, sacudiendo su cuerpo antiguo, cansado.
Nadie bebe sus lágrimas, ni su suspiro de huracán .No ven su frio, su calor, ni el fuego de impotencia que escupe desde su interior.
Se va sola, le pesa el verde, el azul lleno de peces muertos. Deja tras de sí un reguero de plumas y pétalos marchitos, sin vuelos.
Nadie la oye…más cuando se abran los ojos, se destapen los oídos...ya será tarde para los lamentos.
Primera mención
LA VECINA RECICLADA
Fobio
Mientras tendían la ropa sobre las sogas que corrían paralelas en el fondo de sus casas, alambrado de por medio, y con el fuentón de ropas estrujadas a sus pies, las dos vecinas de aquel pueblito rural cotorreaban de lo lindo, aprovechando aquel recreo coloquial de media mañana, donde ésta particular tarea hogareña, siempre era coincidente para ambas.
- ¿Ha visto usté comadre el cartel que han puesto en el almacén de la Porota? – preguntó, como al pasar, una de ellas.
- Si...Chachita. Ese acerca ‘e la charla sobre ecología pueblerina d’esta noche - ¿Usté va’ ir?
- Y..., tengo que..., pa’ acompañar al Ernesto. El me dice que le interesa mucho la charla sobre reciclaje, donde van a mostrar un porrón de ginebra que vienen usando desde 1936, pa’ demostrar que con el mismo envase, lavao y reyenao, ya han embotellao más de tres mil litros de aguardiente. Pero entre nosotras, comadre..., - Agregó en voz baja, girando la cabeza hacia uno y otro lado, como para asegurarse que no la oiría nadie más - estoy convencida de que el baboso va por la Porota, que va’ dar la charla en persona...
- Ahh...¿Y usté cómo se lo sospecha, Chachita? - Preguntó la otra, entusiasmada por dejar atrás la cháchara general y adentrarse en el chusmerío más prometedor y jugoso.
- Bueno..., pa’ casi nadie con medio seso es secreto que la Porota está reciclada.
- ¿Reciclada...? – Preguntó la otra sin comprender
- Claro, se reyena el sostén, dos medidas más grande, apelmazando briznas de alfalfa tierna en las tazas, comadre...
- Síí..., y se dice que en la capital se consiguió dos bolsas de agua caliente pa' los bebés, que usa dentro de los calzones pa’ aparentar tener las nalgas más redondas.
- Ahá..., y también comentan que últimamente se la ve más delgada, no porque haya perdido peso, sino porque usa una faja tan ajustada, que apenas si la deja respirar. Fijesé que siempre anda como sonrojada y medio falta ‘e resueyo.
- ¿Pero usté acaso ha visto como tiene el pelo? Si parece quemao con cal viva, de puro chuzo y quebradizo. Además, mire Chachita, si esa loca es rubia natural, yo soy la reina ‘e Java...
- Y lo que más me da inquina, es que’l Ernesto siempre anda alabando su sonrisa grandota y blanca. Lo que pasa es que’l abombao nunca la vió ‘e cerquita. La chiruza se pone entre los labios y los dientes una cáscara ‘e mandarina dada vuelta. Ojalá que le agarre acetona, mire...
- Ojalá...
Con marcada ofuscación, alimentada mutuamente por tantos dimes y diretes, las dos vecinas se dieron los buenos días, para dirigirse estoicamente a continuar con la injusta falta de glamour de sus respectivos quehaceres domésticos. La comadre, con dos palitos de la ropa en la comisura de los labios, acomodándose un rebelde mechón de pelo negro que le caía sobre la frente. Y la Chachita, restregándose furiosamente las manos en su gastado delantal floreado.
Segunda mención
EL OTOÑO
xanino
Se tornó en rojo púrpura, como un milagro. Junto a sus ramas, otras hojas competían en colores ocres, amarillos y marrones. Al otro lado, cruzada la carretera, un grupo de árboles de hoja perenne, mostraba con arrogancia su verdor. El rincón otoñal me seducía. Mis paseos eran tan frecuentes como se me permitía. Me alejaba de los edificios, del cemento duro, inhóspito, en pasos rápidos hacia lo que yo llamaba “bosque”. Un grupo de verdes variados, de copas picudas o redondeadas, de ramas extendidas o más pegadas al tronco cual si tuvieran temor a la separación. Sauces llorones con sus lágrimas de hojas verdes en lluvia oculta sobre la superficie del lago. Más allá, los pinos con sus troncos dibujados de blanco y marrón, jugaban al escondite mientras sus agujas mecidas por el viento, cubría el suelo con alfombra dorada. Abedules esbeltos asomaban sus cuellos níveos, allá a lo lejos, donde no se sabía qué era…, sólo tierra, llanura, bosque y árboles… siempre árboles.
En el centro de la rotonda, como si descansara en un trono, se encontraba el castaño de mis sueños. Un hermoso árbol viejo, de grueso tronco, cuyas raíces sobresalían del suelo para mostrar a los observadores la profundidad de su arraigo. ¡Si hasta necesitaba mostrar sus entrañas porque tanto amor interno en la tierra, no le permitía expandirse lo suficiente! Era necesario salir al exterior. Mostrar los raigones retorcidos de dolor por el hombre inconsciente, ausente ante la belleza natural regalada por el universo. Pero yo sí lo amaba. Era mi árbol, mi castaño. Todavía cubierto de hojas pardas, caían una tras otra mientras despojaban de su vestido natural a las ramas extendidas para abrazar al hombre ingrato. El suelo, transformado en manta crujiente bajo los pasos… Me abracé a su tronco imposible de abarcar por la enormidad de su circunferencia. Sentí el calor de aquella madera añeja, de su olor intenso, de su savia viva que corría desde el principio de sus raíces hasta la última pequeña punta de la rama amarilleada por el otoño… No le iban a dejar tiempo suficiente para despedirse de su tronco, ni siquiera podría decir adiós mientras se dejaba caer lenta hacia el suelo en adoración perenne a quien la sustentó… Mojé con mis lágrimas su corteza dura. El hombre se acercaba con sus herramientas, iban a cercenarlo. En su lugar edificarían un templete de cemento y hierro para organizar bailes y fiestas, la gente quería divertirse. El árbol… era ya muy viejo, decían…