CONFORMISMO.

A bordo del buque de guerra norteamericano "Jamestown", visitó el reverendo Charles W. Thomas en 1856 Gran Canaria y Tenerife, islas ambas del archipiélago de las Canarias situado al oeste de África ( insisto siempre en este dato geográfico porque aún hoy y con los medios que hay al alcance hay personas que, obtusamente, insisten en situar a este país oesteafricano en españa y más aún: en Europa ).

Recorrió varias localidades de estas islas y subió al pico más alto del archipiélago situado en la isla de Tenerife, el Teide. Cuando se marchó, llevaba escrita en su diario estas impresiones sobre nuestros antepasados mas cercanos y directos:

"...La destrucción de los restos del feudalismo español en esta tierra infundiría una nueva vida a estos campesinos impróvidos y amantes de la tranquilidad y coronarían esas provechosas colinas de continuas cosechas. Sin embargo, su futuro no promete tal cambio, ya que han aprendido por resignación y sometimiento a conformarse con la degradación e incluso están contentos y alegres con su posición de esclavos ante hombres de su misma sangre y otros que vienen de lejos. Hay un conformismo que es como un vicio, ya que implica el estancamiento del progreso, moral e intelectual y arrastra a la sepultura las mas ricas y nobles aspiraciones de nuestra naturaleza humana..."

Ésto de aquí arriba fue escrito hace más de ciento cincuenta años y deja constancia de una realidad y de una situación de sometimiento hacia un pueblo al que se le quitó la libertad por medio de una guerra de exterminio en el siglo XV y que hasta ahora por parte de la madrastra españa, causante de los hechos, no sólo no se ha pedido perdón sino que se ufana de darnos y regalarnos la vida y la nacionalidad como si ésta fuera, en las circunstancias en que nos la impusieron, un título nobiliario. De ahí nos vienen todos los lastres que arrastramos, lastres que nos impiden ponernos de pie y exigir con dignidad y orgullo el respeto que nos merecemos como Pueblo sometido.

De ahí, de esa incapacidad nos viene parte de nuestra historia de sometimiento, de vergüenza; de ahí nos viene que desde esos tiempos no hayan habido hombres, salvo excepciones, que pudieran escribir nuestra Historia para saber de primera mano qué ha ocurrido aquí. De ahí nos vienen todas las mentiras, las historias marginales, los absurdos, las vergüenzas y sobretodo personajes que aún se atreven a poner en duda qué hechos se han dado aquí y que se atreven a discutirlos.

Hoy, como hace mas de ciento cincuenta años, hay y siguen habiendo hombres, tantos de aquí como fuereños que se sienten legitimados para dudar de la verdad negada; hombres e instituciones que se creen, por derecho divino, a saber más que los que aquí hemos sufrido para simplemente sobrevivir como pueblo sometido y perseguido aún hoy y por extraño que parezca seis siglos después. Todo ello es producto del conformismo de hombres que como los de ayer pero en otras circunstancias prefieren vivir ociosamente mediante la esclavitud de otros, de sus ignorantaciones impuestas por unos y asumidas por otros. Hoy conformamos una sociedad de castrados y castradores donde los primeros al ver su incapacidad de superar sus miedos y su cobardía tan sólo desea con odio profundo que el resto de la sociedad les sigan en sus desgracias. Así es que aparecen tantos y tantos iluminados lectores de tantas mentiras y tanta mierda bien impuesta en el mercado para que los Pueblos no se levanten y prosigan arrodillados. Así es ver cómo este poder una vez ignoranta a la juventud la requiere para lo que ahora estamos viendo: para que sirvan en un mercado laboral donde lo que impera, e imperará en el futuro, será la esclavitud asumida; una juventud carente de personalidad propia pero arrogante, estúpida y decidida a hablar con jactancia de lo que ignora no por incapacidad sino por pura rebeldía; una juventud que una vez sepa, vea y compruebe que ha quedado a la cola del sistema productivo ella misma verá que sólo le queda un camino a ejercer en esta sociedad que ellos con su ignorancia ampara y fortalecen: ir como borregos al redil que significa servir al ejército o en el mejor de los casos a policías para servir de escudos al mismo sistema que los empobrecen y embrutecen

Sí, conformismo. Conformistas ayer y conformistas hoy porque para más no dan, salvo pena.

Teknarit, África.