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 El Legadodel Hechicero - Capitulo 1 (1)

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aldochapa
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MensajeTema: El Legadodel Hechicero - Capitulo 1 (1)   El Legadodel Hechicero - Capitulo 1 (1) Icon_minitimeJue Mayo 20, 2010 12:57 pm


PRIMERA PARTE
CAPITULO I
Centro de Salud Mental “Lourdes Romero”










(1)

Inexplicablemente la luz cedía en el cielo, las fuertes nubes se movilizaban ágilmente cubriendo el edén celeste y en la lejanía una aliciente cuna de centellas daba origen a una feroz tormenta. Los vientos mecían las hojas de los arboles plácidamente en un baile coreográfico que solo la naturaleza puede ofrecer y los pájaros trinaban con vigorosa frecuencia; ese canturreo de canción concordante en el crepúsculo del diluvio.

No tarde, pero ya en la entrada del pueblo se encontraba la tempestad dirigiéndose en dirección al centro de salud mental. Los animales que se encontraban hacia el oeste; donde se aproximaba el aguacero, buscaban refugio desesperadamente y se escuchaba a lo lejos grajear los venados y las bandadas de cuervos, todos, todos huyendo del peligro de la afluencia gris del techo natural.

La administración del centro de salud mental estaba sintonizando la radio, un receptor viejo que solo recibía AM; a un lado, sentado, un veterano de guerrilla se mecía en su silla de escritorio de un lado a otro prestando oído a la difusión, la señal se entrecortaba y los ruidos eran grotescos, no tuvo otra opción que apagar el aparato y sentarse de nuevo, en fin, ya había escuchado la alerta del tifón acercándose a gran velocidad acompañado de fuertes vientos y lluvias torrenciales. Prendió un cigarro y le dio una gran bocanada de humo, encendió el micrófono y apretó el botón con una suma pereza.

Las enfermeras que adentro cuidaban a los pacientes salieron calmadas y las que ya estaban afuera, ayudaban a los enfermos a entrar. Un grupo de ancianos, que caminaba sobre la arena volcánica hacia unas bancas murmuraban las atrocidades de los cielos y el miedo se apoderaba de ellos, no había a excepción de alguien que temiera a las tormentas; las historias del pasado, la oscuridad y agua fría cayendo, todo se asemejaba a una cosa, todo era sinónimo, todo era terror.

La enfermera Susana estaba de pie en las escaleras cerca de la puerta de entrada. Observaba alrededor buscando pacientes y a lo lejos divisó el grupo que hacía falta. Molesta cerró los puños y los puso en su cintura inclinando la rodilla hacia adelante, estos viejitos, no entienden y no se dan cuenta lo grave de la situación, dijo en tono fastidioso. Se encaminó hacia ellos, bajó los cinco escalones para entrar al patio principal, era inmenso y cubierto de pasto africano y Ray-grass Ingles, también atesoraba una fuente de piedra y figuras de jardín, y sus caminos, que conectaban con el fontanal eran de arena volcánica con divisores de borduras de acero corten.

Don Guillermo pasó al lado de Susana con un pañuelo y una pistola de juguete, vestía una bata blanca hasta las rodillas y desabrochada de la parte trasera, se le alcanzaba a ver desnuda la espalda y sus nalgas, cada paso que daba el pobre anciano se jorobaba y tronaba su arma, seguido después de un ¡BANG! ¡BANG! Sonido que hacía con la boca para simular el disparo de su pistola.

Otro paciente más pasó seguido de Don Guillermo, burlándose del arrugado y blanco trasero de su compañero y con un bastón en su mano, su vestimenta era igual pero tenía una pulsera con el numero 27. Sus pisadas eran fuertes, en cada paso hacía sentir su presencia y su espalda erguida lo hacía verse joven a pesar de sus 68 años.

— Señores deben de acompañarme, ya es de noche ¡vámonos!

— Va a aparecer de las sombras, ensortijar su odio a los que lo quemaron, fúnebre por negrura de su corazón y hosco por su maldito odio. Todos vamos a morir… —Decía uno de los ancianos sentados en la banca.

Susana no le prestó atención, para ella todos están locos, y por tal motivo estaban hospitalizados en el centro.

— ¡Diluvio! ¡Diluvio! ¡Se acerca la tempestad! ¡Más muertos y desaparecidos! ¡El ciclo del nacimiento de la nueva bestia ha sucumbido! ¡Es triste, muy… —Decía un viejo en tono de canto dando vueltas y viendo al cielo.

La enfermera también vio el cielo imaginando que pasaría una noche desesperada encerrada en un manicomio. Espero y me dejen salir, mis niños se quedarán solos en casa y le temen a las tormentas, hay mis bebes. Pensaba e ignoraba todo a su alrededor.

— Cállate Juan o te romperé la cabeza maldito loco—Ordenó levantando su bastón.

— ¡Es triste, en la lejanía del horizonte la bestia ha llegado, no se salvará nadie! —Decía temblando y dando vueltas en círculos.

El pobre anciano empezó a sufrir un ataque de pánico, su voz chillona impartió ansiedad y su canto profético ultimó los estribos de Susana.

— ¡Me están volviendo loca! —Gritó. Pero pareciera que hablaba sola, nadie hizo caso a su quejido y el viejo Juan giraba y giraba con su cantal.

Entre tanto carrusel tropezó con una figura perdiendo control de su peso y cayendo de bruces sobre una roca. El suelo se tiñó de rojo rápidamente y la corriente provenía de su cabeza.

La enfermera Dolly gritó frenéticamente desde la entrada, tenía las manos en la boca como si intentara sostener su alma que se le escapaba. Un guardia que ayudaba a un niño de 8 años a entrar al edificio se comunicó por radio con todo el personal, gritando por el micrófono: “Clave 9 Clave 9” repetidas veces.

El cielo ya estaba negro y gotas de agua cayeron ligeramente.

— ¡La bestia ha llegado! —Dijo el viejo Juan en tono llano antes de desmayarse.

Un fuerte estallido se escucho desde arriba, tan impetuoso que las aves que permanecieron a los alrededores se largaron temerosas.

Ya ha iniciado la tormenta.




_____________

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MensajeTema: Re: El Legadodel Hechicero - Capitulo 1 (1)   El Legadodel Hechicero - Capitulo 1 (1) Icon_minitimeMar Mayo 25, 2010 7:54 pm

sigo la lectura.
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