EL CUENTO DE LA MARIPOSA.

Al leer este cuento me vino a la memoria el recuerdo de una persona que en su afán de querer ser y aparentar lo que no necesitaba demostrar se equivocó en su vida. Confundir pobreza con humildad es un grave error que cuesta entender, asimilar y más aún aceptar: la pobreza es una circunstancia de la vida; la humildad es una aptitud frente a ésta.

Teknarit, África.

EL CUENTO DE LA MARIPOSA.

Cuentan que un hombre, mientras paseaba por un campo cercano a su casa, encontró un capullo de mariposa y se lo llevó a casa para poder ver cómo nacía. Un día se dió cuenta de que había un pequeño orificio en el capullo, y entonces se sentó a observar, durante varias horas, cómo la mariposa luchaba para poder salir de allí.

Vio cómo se esforzaba para poder pasar su cuerpo a través del pequeño orificio. Hubo un momento en el que parecía que ya no progresaba en su intento. Daba la sensación de que se había quedado trabada. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y, con unas tijeras pequeñas, hizo un corte lateral en el orificio para agrandarlo y facilitarle la salida. Así fue como la mariposa vió la luz. No obstante, tenía el cuerpo muy hinchado y las alas pequeñas y dobladas.
El hombre continuó observando, esperando a que, en cualquier momento, las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar el peso del pequeño cuerpo de la mariposa. Nada de eso sucedió, y la mariposa sólo podía arrastrarse en círculos, con su cuerpo deformado y las alas dobladas... Nunca llegó a volar.
Lo que en su ignorancia no entendió el hombre, inmerso en su espíritu salvador, es que la restricción de la abertura del capullo, y la lucha de la mariposa por salir a través del agujero diminuto, era la forma en que la naturaleza forzaba a los fluidos de su cuerpo a ir hacia las alas a fin de que se hicieran grandes y fuertes para poder volar.

La libertad y el vuelo sólo pueden llegar después de la lucha y el esfuerzo. Y al privar a la mariposa de su lucha, ayudándola a salir del capullo, también le privó de su libertad y de su capacidad de llegar al cielo.

Extraido del libro: "Aplícate el cuento", de Jaume Soler y M. Mercé Conangla

Bonita lección de vida la que con este ejemplo nos cuentas, Tek. Digna de reflexión.

Hermoso en escencia, triste por la mariposa que no pudo realizar su vida a plenitud...

Reflexivo escrito con una gran enseñanza de vida, gracias Manuel, por compartir.

Teknarit, verdaderamente esta lección que por algún lado me la habían referido, de la que tengo esta reflexión que te dejo, porque se ajusta a "aplícate el cuento", verdaderamente da motivos para pensar que la vida nos reserva a todos. La oportunidad de ser nosotros mismos. Que no está en las palabras que nos dan consejos que estimulan, que pueden hacernos un bien y ofrecernos algo de luz para el camino; porque, si somos conscientes de lo que tenemos, de lo que podemos dar u ofrecer a nosotros mismos, por lo que viene implícito en nuestro ser a través de lo que se desconoce de nosotros por los otros y que, por alguna razón cada individuo lleva encima, como parte igualmente de una herencia espiritual inherente a su ser; como puede ser la misma herencia genética, pero en este caso es un valor más puro, más virgen como la veta de un mineral en la roca. Riqueza en bruto y sin pulir. Es un valor interior, espiritual e importante que se desarrolla o desenvuelve más lentamente o progresivamente, e incluso desde el inicio de su vida; el que puede dar claves para el éxito u otra proyección significativa, siendo parte de un futuro mejor y menos incierto, por cómo y de qué forma él/ella, facilitan a su realidad aquello que les va a beneficiar, porque lo van descubriendo, les va dando resultados poco a poco y por lo tanto la certeza y seguridad de estar en el camino cierto, por los recursos natos que acumulan. Allí reside su fuerza. Que, por alguna razón igualmente providencial, descubren de sí mismos o estaba allí en el camino para ofrecer todo cuanto se pueda desear y manifestar positivamente; y que está al servicio de su destino o un bien común, que no siempre se comprende en esta sociedad si se utiliza de forma egoísta; no entendiéndose que es así, que debió ser o que no pude ser de otra forma y no, como suele decirse cuando se cree reunir aparentemente, todo aquello que un ser humano necesita, encaminando su vida a esa posible 'felicidad' sin complicaciones y escollos, sensibles de ser diferente cambiando la vida de los beneficiados. ¡No, lo que está por ser como es, no puede ser de otra forma, viene derecho y sin torcerse! Pero lo que sí es cierto es que la verdadera inteligencia cuando se manifiesta entre algunos seres humanos, es un bien común a todos y necesariamente aprovechable para una proyección positiva de la humanidad y, en otros casos ayuda a que la vida de quienes nos rodean les haga pensar mejor y más positivamente, por la gestión y la ayuda de quienes están 'iluminados' en cualquier circunstancia por prestarle a la sociedad el fruto positivo de su esfuerzo. Esto es lo que nos regala un bien y un valor reconocido y ejemplar, aunque sólo sea visto en el núcleo de un entorno reducido.

No puede ser Tek, de otra forma, no podemos darle vueltas a las cosas que por alguna razón, a pesar de unos pocos y buenos resultados o intenciones, que favorecen la existencia dentro de tanto malo que rodea, pasa y nos pasa, para bien o mal, creernos que por esto u lo otro que pensemos o nos recuerden y hasta se nos reproche y lo contrario, hemos fracasado en una u otra forma por culpa nuestra o de otras circunstancias, porque nos creemos mejores o dignos de obtener nuestra parte del queso en lo que sea; o por pensar que tenemos también suficientes recursos espirituales y materiales para ser reconocidos o 'triunfadores' y, por lo tanto medianamente felices. Quizá hay cosas alrededor de la vida que por imperceptibles que nos parezcan, no les demos importancia. Quizá esas cosas sean 'las tijeras' a destiempo que han abierto "el capullo" de nuestra dimensión interior, donde aún se agitaba la mente natural, el pensamiento, los recursos que favorecen ese crecimiento que no estaba del todo formado para resistir el destino fuera, nuestras verdaderas alas que necesitaban un perfecto acabado.

Sí, compañero de Letras, siempre hay algo que precipita las cosas, que puede 'castrar' la realidad o el futuro de los seres humanos en este lado de la Vida, para el bien y el mal del resto como de nosotros. Pero la reflexión está, en cómo siendo como una mariposa 'castrada' por una circunstancial intervención, ajena o propia a su su naturaleza en su proceso de desarrollo, puede resultar que sea capaz de proveerse de recursos para subsistir en medio de la misma, sin ser parte efímera de otra necesidad, entre depredadores en su medio o los efectos del mismo, además, de no hacer daño al equilibrio por sus limitaciones por todo lo que le rodea. Esto también se puede considerar un recurso positivo, para buscar ser mejor a pesar de no estar completado. Es posible que también esto venga implícito en el mismo mensaje interior hacia quienes observan.

Así es como por entonces me tomé esta bella lección por entonces.

Un abrazo. Elisa.

Totalmente de acuerdo contigo, gracias.

Tek, África.