El árbol roto. +++DESTACADO DICIEMBRE DE 2010+++

Última edición por antifaz el Miér Oct 27, 2010 10:37 pm, editado 1 vez

DESTACADO

De alguna manera, mi hermana siempre ha estado conmigo. Porque mi
memoria nació con ella y porque no hubo una tumba para que se fuera.

Al principio fue una muñeca orgullosa cuyos caprichos nos mantuvieron
en vilo. Pero conforme pasó el tiempo, supimos que eso nunca cambiaría.
Físicamente no tenía nada, simplemente había nacido con la mente
extraviada. Esa fue la sentencia a la que debimos resignarnos.

Lo peor es que no hablaba. La media lengua con que nos empecinábamos
terminó por aburrirnos y pasamos a la interpretación gestual que tampoco
dio resultado. Finalmente, nos limitamos a fantasear metafísicamente sus
necesidades.

Mientras tanto, aprendí a ser reservado. A ver a mis amigos en la escuela
y a los del barrio en la calle. A decir “bien” cuando me preguntaban por ella.
Simétricamente, yo también era uno afuera y otro en la intimidad.

Sus dominios eran la casa entera y permanecíamos en constante vigilia,
muchos peligros estaban a su alcance. Fue así que escuché lo que no debía,
el árbol genealógico de mi madre y la conducta social de mi padre.

Recién cuando perdí mi medallita en la calle tuve noción de lo que
significaba extraviado. No es que no existiera, es que yo no sabía adónde.
Recuerdo haber soñado varias veces un lugar desconocido, muy hermoso,
por donde caminaba con mi hermana.

Cuando ya no hubo motivos para ir al médico, cada quien orbitó como
pudo. Mi padre trabajando muchas horas para costear los gastos, mi madre
atendiéndola permanentemente y yo siendo muy chico para comprenderlo.
En tanto, Gabriela era feliz o lloraba sin importar lo que hiciéramos.

Talvez salí a mi padre o quizás cualquiera hubiera hecho lo mismo en mi
lugar, lo cierto es que resulté culpable en algo que no quedó muy bien
establecido. A la desgracia siempre la habita el fantasma del reproche.

Pero enfermó y el médico dio el diagnóstico como si el remedio estuviese
en otro planeta. Es decir, cumplió con su obligación sin que fuera asunto
suyo resolverlo. Gabriela no podía vivir en la ciudad, necesitaba un ambiente
sano y tranquilo.

Ese fue el final de la vida tal como la conociéramos. Se vendió hasta la
ropa nueva. Todo lo que tenía algún valor material se destinó al enganche de
una chacra en el confín del mundo.

A cambio recibimos un paisaje muy agradable para ir de visita en otoño o
primavera y por un par de días. Nunca habíamos perdido tanto, sólo nos
quedó el sueldo básico de mi padre. Los empleados públicos se pueden
trasladar en caso de salud grave.

Gabriela no se dio por enterada, su mundo iba con ella. Sólo mi madre se
sintió aliviada, como si el haberlo perdido todo lo simplificara. Y de mi última
lección escolar recordé la sorpresa que causa el agua de un vaso cuando se
vuelca en un plato.

Mi padre pasó a vivir en el pueblo más cercano con oficina de trabajo y
venía fin de semana de por medio con un surtido de comestibles. Y mis
manos antes sucias de jugar o estudiar lo estuvieron de trabajar. Empecé
como peón de limpieza, fui ascendido a ayudante de cocina y terminé
haciendo una quinta que sólo produjo el nombre. Mi salario fue tener madre.

Un día, después que se fuera mi padre, mi madre dijo que tenía otra
mujer. ¡No!, le grité. Se nota que ya no soy yo quien lo atiende, me sonrió.
Pero es lo mejor, ¿no te parece?

Fue un verano sofocante, no bien calmaba la tarde paseábamos a
Gabriela para que gastase energías. Empezamos por los alrededores en
caminatas cada vez más largas. El campo engaña, las cosas parecen
cerca pero no lo están y nunca hay un destino definido. Era como pasear a
un perro grande sin collar de ahorque. Nos llevaba a buen paso y de repente
se detenía sin motivo a contemplar un punto que podía estar muy lejos o a
nuestros pies, pero en el que nunca encontramos algo que interpretar. En
todo caso, a mi madre y a mí nos hicieron mucho bien esas salidas.

Así descubrimos el arroyo a unas quince cuadras de casa. En especial un
árbol volcado sobre el agua que parecía un puente roto. Era un viejo sauce
llorón al que le había tocado vivir así. Mi madre y yo nos echamos a
descansar como si desensillásemos del camino, porque esa vez, habíamos
llegado a buen trote. Era evidente que Gabriela lo había hallado mucho antes
que nosotros y desde entonces no paramos hasta llegar.

El paseo al árbol se convirtió en rutina, como toda decisión suya era
irrevocable. Gabriela lo subía sin dificultad y se instalaba en una horqueta
siempre en la misma posición y con la vista fija. Su majestuosidad le confería
un aire de mujer esperando al marido. Mientras tanto, con mi madre tuvimos
largas conversaciones que me reservo.

El arroyo era ancho y manso, casi sin correntada. Reflejaba el monte
donde cantaban las aves y las hojitas de sauce flotaban como barcas en
puerto sereno. Varias veces lo crucé en diferentes direcciones para estar
bien seguro. Sólo para Gabriela significaba otra cosa.

Nunca la veas como una mujer, no pienses en montarla. Me lo dijo como
si hablara de los cardos florecidos o de los yuyos urticantes. Con el mismo
tono habitual pero a alguien diferente. Ya no era un niño aunque no me diera
cuenta. Obligado, debí reconocer que ella tampoco era aquella mujer
impecable, que el campo nos había amarronado como a otro animal
cualquiera.

Ya no fue necesario ir los dos, conmigo bastaba. Desde que Gabriela se
instalara en el sauce sus hábitos fueron más previsibles y la convivencia se
facilitó. Mi padre me había provisto de cuatro libros muy antiguos, tres de
estudio y una novela. También llevé una caña de pescar que quedó donde la
clavara. Tampoco dio resultado la red que extendí en el cauce mayor. Aquel
arroyo, como mi hermana, no tenía nada para darme. Leía hasta que las
aves volvían al nido.

Ver a Gabriela en el árbol me dejaba la sensación de que no estaba. Era
como si hubiera estacionado el cuerpo para continuar sin él. Recordé mis
viejos sueños en que íbamos juntos por lugares desconocidos. Si yo
intentaba subir hacía un berrinche y ella sólo bajaba una vez para orinar sin
tapujos.

Un día sentí la necesidad de provocarla. Me desnudé y entré al agua
chapoteando ruidosamente. Luego me tendí al sol y hasta tuve una erección.
Me sequé sin que me viera ni una sola vez. Continuó en la distancia, donde
el arroyo desembocaba en los pajonales de la playa. Nunca quiso ir ni
tampoco a otra parte. Pero la idea de que se ahogara me seguía
atormentando, porque si ella lo decidía, yo nada podría hacer para evitarlo.

Llegaba marzo y el verano no se daba por aludido. Es más, parecía tan
empecinado como Gabriela. Día tras día un cielo denso amenazaba
desplomarse sobre la tierra agrietada y el arroyo se había reducido a unos
hilos entre las piedras lodosas. Cuando la lluvia fue inminente, no salimos
más de casa.

Gabriela hacía guardia en la ventana como si en el árbol estuviera. Hacía
mucho tiempo que ya no dependía de nosotros y se dejaba alimentar o
higienizar pasivamente. Definitivamente se había ido, todo lo que podíamos
mostrarle lo había visto ya.

El calor era bochornoso y nos derretíamos donde nos habíamos dejado
caer. A media tarde un trueno nos sacudió los huesos y el agua se descolgó
furiosa. Un martilleo atronador sobre el techo de chapa, sobre la tierra
engrampada incesantemente. La puerta estaba abierta pero el agua la
cerraba a la vista con gruesos chorros. Recuerdo haber sacado una mano y
como me dolió. También el aroma de la tierra mojada y el aire húmedo y
refrescante que nos revivió.

Gabriela continuaba en la ventana extrañamente impertérrita aun para
ella. Yo prendí el farol para leer, mi madre se adormiló en el sillón. El diluvio
dejó de arreciar para convertirse en una lluvia cualquiera. No sé cuando me
dormí. Despertamos a un tiempo en medio de la noche. Había dejado de
llover. Gabriela no estaba, el árbol tampoco.

Compañero,son casi las 4:35 encomencé a leer y no pude detenerme hasta el final.
Muchas sensaciones o mejor dicho m emociones me trasmitió el relato, emocionesque fueron evolucionando con el personaje.
Una narración impecable, que nos muestra varias vidas entrelazadas, conun denominador común: Gabriela.
Un niño que va aprendiendo, creciendo, madurando junto con lasituación y es quien va marcando de forma magistral el tiempo del relato.
Un comienzo abrupto que nos introduce de lleno en la acción, un narradorpersonaje que le da un carácter más intimo al relato, haciendo que ellector se comprometa con la lectura.
La acción o acciones se van desarrollando con total soltura que hasta ellector lo toma como algo naturalmente inevitable.
Casi sin descripciones, con detalles mínimos pero claros quepermiten que quien lo lea acomode el relato, coincidiendo perfectamentecon la narración.
Un final, que no se puede clasificar de abierto, pues sabemos ya desde elprincipio cual es, sólo nos deja un pequeño margen para imaginar a Gabriela caminando hacia su árbol.
Excelente Antifaz, y con mucho más para decir, pero debido a la hora, yacasi ni veo las teclas, (además que debo dejar preparada algunas cosas paramañana)
Si me dieran a elegir entre todas tus producciones, me es difícil, perosin duda este relato ocuparía uno de los primeros lugares.

Que las hadas te acompañen

Un excelente relato, Antifaz. Excelente de verdad. Al contrario de Poe, yo lo lei fresquito en la mitad del dia y si hay algo para agregar, es que, en mi caso, me quede con las ganas de que hubiese podido ser un poquitito mas extenso. Un verdadero placer leerlo. Saludos,
Jose

TODO EL RELATO ME GUSTO Y ME CONMOVIO,Y HASTA ME LA IMAGINE A GABRIELA,PERO HAY ALGUNAS ORACIONES QUE ME DEJAN PENSANDO, QUE ME SACUDIERON.

Porque mi
memoria nació con ella y porque no hubo una tumba para que se fuera.

ACA,PORQUE ME MUESTRA COMO LA VIDA DEL CHICO ESTA CONDICIONADA A GABRIELA,ELLA ESTA DE ANTES,Y LA VIDA DE EL, COMIENZA CUANDO SU MEMORIA COMIENZA A REGISTRAR A GABRIELA.
HAY CASI COMO UNA ETERNIZACION DE GABRIELA,NO HAY UN LUGAR A DONDE ACUDIR ,SIEMPRE ESTA EN LA MEMORIA.
ME ANTICIPAS EL DESENLACE,PERO TAMBIEN ME DESPIERTA CURIOSIDAD .

el árbol genealógico de mi madre y la conducta social de mi padre.

ACA ME DAS ANTECEDENTES QUE BIEN PODRIA ASOCIAR CON LA PROBLEMATICA FISICA DE GABRIELA PERO POR EL CONTRARIO LA ASOCIO CON TODO EL AMBIENTE FAMILIAR, CON LA SITUACION QUE HAY EN ESA FAMILIA Y QUE EL CHICO EMPIEZA A ENTENDER.

Mi salario fue tener madre.

ESA FRASE,ME LLEGO DE SOBRE MANERA, TIENEN MUCHO,MUCHO SIGNIFICADO Y VALOR.

Definitivamente se había ido, todo lo que podíamos
mostrarle lo había visto ya.

ESTO NO LO ENTENDI MUCHO,A NO SER QUE SEA UN RECURSO DEL AUTOR PARA IR ADELANTANDO EL FINAL DEL CUENTO.PERO MUCHO NO LO ENTENDI

EL FINAL, CREO QUE EL PERSONAJE BUSCA EL MENOS DOLOROSO, EL MAS POETICO PARA PODER SEGUIR CON SU PROPIA VIDA, QUE HASTA ENTONCES DEPENDIA DE GABRIELA, SI ELLA DESAPARECE ,SUS VIDA TAMBIEN

ME GUSTO EL CUENTO,ME ENTRISTECIO,Y POR MOMENTOS SUPE DISFRUTAR DE UNA RELATIVA FELICIDAD QUE SE SIENTE EN ESOS PASEOS.

_________________
El amistad mejora la felicidad y disminuye la tristeza, porque a través del amistad, se duplican las alegrías y se dividen los problemas.

Mateo

No tengo los instrumentos como para hacer un analisis detallado,mi impresión va como lector.
Una historia, que entra al lector, donde las emociones fluctuan desde lo enternecedor, a lo doloroso de la ausencia.
mucha ausencia,es lo que senti al leerlo.
Por otro lado el personaje muestra cierta desolacion al no poder dar fin a esa historia.
Excelente relato, que cumple con todos los requiscitos de un texto literario.

_________________
En busca de la Fortuna.
Marioes.

dos vidas tan antagonicas y unidas por la misma ausencia.
Excelente cuento o historia.

Que preciosura de historia.Encuentro en ella tantos elementos del romanticismo,hay una cierta melancolía en la voz del narrador , hay una vida tan incierta y misteriosa tanto para el personaje como para los lectores, tiene imagenes de gran lirismo poético.
Me gusto, y mucho, conzco una Gabriela, y más de una vez al verla sonreir mirando a la nada, me pregunto que bello lugar estara y hasta me da un poco de envidia no poder estar en el mismo.
Un final que alude a una muerte, aunque el autor prefiera hacernos pensar que simplemente gabriela y ese árbol estan en ese mundo fantastico que ella creo.
Analogia precisa entre árbol y vida.

Bueno yo lo disfruté, se lee con un ritmo suave y minucioso donde el autor invita al lector a adentrarse en la historia para terminar sintiendo sensaciones íntimamente ligadas al personaje.
Me gustó mucho como está escrito.
Ojala pudiera yo trabajar un texto de esta manera.
Un abrazo

Me preguntaba al terminar de leer, por el titulo.
¿ a quien representa realmente ese árbol roto?, creo u que al personaje .
Excelente escrito
Tenemos entre los que andan por aquí, una chica que tiene una hermana "Gabriela", y es así, toda la vida de los demás funciona en torno a ella.Turnos entre los padres para vigilar en la noche, acomodo de horarios de trabajo o liceo para que alguien este con ella de continuo, una hermana menor que más de una vez renego de esa "gabriela".
Cada vez que le preguntamos a ella por su hermana responde igual:Sonrie, todo el tiempo sonrie,o grita si algo le molesta, eso es todo.

Tu texto me recordo a mi amiga y su hermana .Muy bien descrito

A la gran!!! No sabía que podías llegar a ser tan sensible. Muy humano y universal tu texto.

No pude evitar lanzar un "¡Ouh!" al terminar de leer un cuento muy bien hilvanado, con la inteligencia que da el talento. Un final imprevisto que coronó el relato.

"De alguna manera, mi hermana siempre ha estado conmigo. Porque mi memoria nació con ella y porque no hubo una tumba para que se fuera." Con este comienzo, ya el lector se adentra en un mundo de analogías interesante.
A lo que han dicho, agrego tal vez que es destacable, además de la narrativa impecable, el contenido universal y profundo que se despliega en el relato: (ej: "Recién cuando perdí mi medallita en la calle tuve noción de lo que significaba extraviado. No es que no existiera, es que yo no sabía adónde... A la desgracia siempre la habita el fantasma del reproche... Gabriela no se dio por enterada, su mundo iba con ella. Sólo mi madre se sintió aliviada, como si el haberlo perdido todo lo simplificara...El campo engaña, las cosas parecen cerca pero no lo están y nunca hay un destino definido. Era como pasear a un perro grande sin collar de ahorque... "
Felicitaciones! Un relato para destacar y recomendar en su lectura. Realmente, un lujo.

Invitado

Antifaz me fue grato leer semejante relato, ese arbol y gabriela eran uno solo, les toco estar ahi, asi, implacables e impasibles ante el tiempo que no cesa de mostrarnos su tic-tac . Ahi se encontraron y ahi mismo se disolvieron...saludos.

Gracias por esta distinción, para mí especial, porque no me caracteriza la calidez sentimental a la hora deescribir. Es uno de los motivos que tienen congelados a “Daniel”, una idea que ya cumplió treinta años y que desde entonces está terminada y sujeta a revisión correctiva.

Le contesto ahora a Mateo lo que no le pude decir en su momento para no privar a los demás compañeros de la libre interpretación:

“Porque mi memoria nació con ella y porque no hubo una tumba para que se fuera.”
Esta frase es al revés de cómo la razonas. Debe entenderse por memoria los recuerdos. Los primeros recuerdos del protagonista son cuando nació la hermana.

”…el árbol genealógico de mi madre y la conducta social de mi padre.”

Gabriela requiere mucha atención, de los padres y del hermano. Por eso el protagonista escucha cosas que no debe (impropias a su edad): las recriminaciones mutuas del matrimonio sobre quién es responsable de la anomalía de la hija. El protagonista, un niño de seis años por entonces, comprende “que hay un hipotético culpable”. Este hecho no es menor, para los niños el mundo es normal hasta que escuchan las quejas de los adultos (que el padre es alcohólico o mujeriego, que la madre es abandonada para los quehaceres domésticos, etc.)

“Definitivamente se había ido, todo lo que podíamos mostrarle lo había visto ya.”

Significa que ya nada podía aprender de su familia, que estaba en “su propio mundo”. Si lo hubiera dicho por lo claro, la narración hubiese sido fría. En cambio, lo que le da su aire de “autenticidad” al relato, es el particular punto de vista del protagonista. Los hechos están presentados u omitidos a partir de los recuerdos del protagonista, lo que le da al relato esa calidez imprescindible para motivar el por qué leerlo.

El que no halla aparecido el cadáver de la hermana, es lo que explica el primer párrafo con que el protagonista abre los recuerdos.

Y sí, tal como dices, hay tristezas y alegrías como en cualquier vida.

Después de leer el extenso texto,lo que más me gusta aparte de la riquea que tiene de palabras, y lo que más me atrae es su humanidad que se manifiesta a lo largo y ancho y con que delicadeza está escrito un tema delicado.
Lleno de sensaciones ,y de gran sentimiento que transmite muy bien y llega.
Mi más sincera enhorabuena antifaz!!Muy bueno.

¡¡Abrazos de pétalosdeseda!!

Impecable. Trasmutas nuestras mentes a los ojos y percepciones de ese hermano, con trazo tan fino y limpio , que cada uno elabora como propio ese paisaje; circulando por las letras , los espacios... y ese vacío que produce lo insondable.
Magníficooooooooooooooooooooo.
Muyyyyyyyyyyyyyyyyy merecido todo reconocimiento.
Un abrazo. mariví

Profundamete entrañable amigo antifaz. Me ha absorbido su lectura. Yo la califico como una hermosa y desgarradora prosa poética. ¡Enhorabuena! MAGDA.

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