LA TÍA JUANA ( 1)

LA TÍA JUANA.

En realidad no era tía mía, no. Era tía de mi madre pero ella, mi madre, simpre nos la presentó como “la tía juana”.

De ella aún tengo una imágen siendo yo niño, apenas con 6 años: una mujer gruesa de andar pausado, tez ligeramente morena aceitosa con pelo gris siempre peinado con una coleta en la parte de atrás de su cabeza. Nunca la oí hablar, nunca, salvo en una ocasión y fue para dirigirse a mi, un niño de 6 años, y contradecir una orden tajante de mi madre la cual fue muy sencilla y escueta: jamás nunca entres en la habitación de la “tía Juana”.

La tía Juana fue la hija menor de mi bisabuelo Juan que había heredado unas tierras de su padre que al mismo tiempo fue una entrega administrativa del Rey Fernando VII por su contribución en la batalla de Ayacucho ( Independencia de Indoamérica ). Esta mujer, la “ tía Juana” desde muy pronto descubrió el placer de lo que significaba tener, no dinero, porque en ese tiempo y aquí en las colonias -al Oeste de África- casi nadie lo tenía, sino “propiedades” que venía a ser lo mismo que tener dinero y poder para comprar incluso voluntades políticas: hablo de finales del siglo XIX que fue cuando esta mujer ya era una joven con talento y muy guapa.

La tía Juana nació en una cueva, como todas sus hermanas ( y la mayoría de la población canaria de aquéllos años ); su padre, Juan, fue un hombre que tuvo “teneres” que es como se denominaba a las propiedades de entonces y que es como hoy sería, por ejemplo, las “acciones en Bolsa”; de ahí le vino su riqueza y también su poder y soberbia social. Muy joven, apenas con 18 años fue esposada – sin su consentimiento como era natural en aquellos años del colonialismo español en Canarias – con el cacique de la zona, un hombre 48 años mayor que ella y que nunca imaginó que aquella mujer, la “tía Juana” era demaciada mujer para él hasta el punto que le llevó a la muerte.

A poco de casarse con él, ella comenzó a ejercer en toda la zona norte de la isla como auténtica “reina” de la zona haciendo entender e imponiendo sus criterios sobre las personas incluso muy por arriba del que era su “marido”. Esa mujer, hermana de mi abuela llegó a tener un poder casi político en el norte de la isla y lo que ella hacía o decía se respetaba incluso por autoridades tan emblemáticas como la mismísima Iglesia Católica.

Teknarit, África.

LA TÍA JUANA (2)


Me contó mi madre, siendo yo ya mayor, que en una ocasión su madre, mi abuela, hermana de la Tía Juana, le dijo a mi madre que ya para la edad de 9 años ya trabajaba cuidando un niño en una casa de los “señores” de la zona, que al pasar de vuelta para la cueva pasara por la casa de la tía Juana y le pidiera algo de comer, gofio ( arina de trigo tostado) higos, pan, fruta, algo de lo mucho que siempre sobraba en la casa de los ricos...
Mi madre cumplió la orden y pasó por la casa de la tía Juana y ésta al escuchar lo que mi madre le pidió le preparó una bolsa con algunas cosas que, segú ella, no necesitaba para comer: el caso es que tras darle lo que sobraba, como si de una limosna se tratara y al salir mi madre de la casa resultó que la tía Juana llamó a mi madre y le dijo: “ ¡¡ espera, dame eso que te he dado, Carmelita; resulta que hoy aún no le he dado de comer a los cochinos !!, y le quitó a mi madre lo que de buen seguro tenía ese día para comer ella, sus padres y hermanos prefiriéndo darle de comer a los cerdos antes que a su propia familia, eran los años del hambre tremenda en las Islas Canarias.

Esto me lo contó mi madre cuando yo tenía 27 años; siempre fue una gran oradora y con una memoria impresionante. Así era la tía Juana. Una mujer que cuando descubrió que lo mas rentable para ella era quitarse de encima a su marido comenzó a hurdir un plan y estrategia para llevar a cabo su idea.

Comenzó por hacer creer entre la sociedad alta del lugar que su marido no la satisfacía sexualmente ( estoy hablando de una sociedad de principio del siglo XX y ademas colonial ); con lo cual aquél hombre comenzó a perder credibilidad y además a ser el bufón del lugar; luego aquella mujer ya mandaba y tenía poder en las instituciones de la época tal era así que siempre se contaba con ella – y cada vez menos con su marido que ya había sido apartado por ella del Poder-.

De repente y un día ocurre que su marido no llega a la hora de comer como era costumbre. Tampoco a la hora de cenar, ni al día siguiente... Se creó una alarma social y al cabo de un tiempo la noticia era ¿dónde estaba aquél hombre que había tenido tanto poder?. En Canarias, y hasta hoy, principios del siglo XXI, el agua es un poder económico y social y mas en unas islas en que por las escacez de agua y dado que la agricultura ejerce tambien un poder toda persona que tenga agua de lluvia estancanda en embalses y que se use para la agricultura tiene un terrible poder; el marido de la tía Juana tenía muchos embases. Un año después de la desaparición de aquel hombre coincidió en que el invierno no fue lluvioso, y que los barrancos no corrieron y por lo tanto los embalses no sólo no se llenaron sino que muchos se secaron.

En uno de éstos, propiedad de aquél hombre, apareció él con una enorme piedra atada el cuello: se había suicidado o era lo que se pensó.

Teknarit, Africa.

LA TÍA JUANA ( 3)


Ocurrió, o así me lo contaron, que a partir de descubrise este hecho y según las leyes vigentes en aquellos años, la viuda no tenia derecho a nada de lo que el difunto esposo había tenido.Esto significaba que aquella mujer que lo había tenido todo, poder, propiedades, teneres y mucho mas pues que lo había perdido todo.

Para entonce ya habían pasado muchos años. Mi madre se había casado y vivía en una casa ( años mas tardes, yo ya con 30 años me enteré que esa casa era llamada “La casa verde” - título de mi primera novela en la que narro estos hechos pero también se da el caso de que con ese mismo título Vargas Llosa – escritor peruano- tiene también una novela ). El caso es que mi madre, aquélla niña de 9 años que fue insultada por la tía Juana cuando le quitó lo poco que tenía para comer aquél día años atrás, le dio refugio en su casa para que no muriera abandonada en la calle debido a la pobreza y miseria en que había ido a parar.

De ahí la advertencia de mi madre a aquél niño de tan sólo 6 años: “ ¡¡ nunca entres en la habitación de la tía Juana !!. En aquella casa, inmensa, también vivía la tía Chona, hermana de la tía Juana ( aún vive, con 106 años; su marido, Salvadorito, estuvo en la revolución cubana del 59 ).

Un día la tia Juana, en ausencia de mi madre me cogió por un brazo y me introdujo en su habitación; recuerdo que me sentó en su cama y los pies me colgaban; me mostró una guitarra que estaba en lo alto de un ropero de su habitanción, la guitarra me pareción tan grande que recuerdo que siempre pensé que aquello no era una guitarra, sino un guitarrón. Mi madre nunca supo, hasta muchos años después que se lo conté, que yo estuve en la habitación de la tía Juana incumpliendo su orden.

Un jueves,siempre recordaré que fue jueves, y a las cinco de la tarde comenzó a llover tremendamente. Vivíamos a las faldas de un volcán, volcán de Ajódar en el norte de la isla de Gran Canaria; las calles aún en aquel entonces eran de tierra y tampoco aún había luz electrica en las calles. Llovió durante tres días seguidos, y el desastre fue total: murieron muchos animales de granjas, se abrieron todas las calles, muchas casas se hundieron y hubo pobreza porque mucha gente perdieron lo poco que tenía.

Unos días después de que las lluvias habían parado la tía Juana decidió salir a la calle. No volvió a casa. Tuvo una caída debido a lo mal del lugar por donde pasaba a causa de las lluvias y de allí mismo fue “volteada” en una camioneta y llevada al hospital en la capital, a 30 kms del lugar. Años después aún se recordaba los alaridos de aquella mujer debido al dolor que sentía al partirse la pierna.

A las semanas la volvieron a traer a casa, a la casa verde. Desde entonces fue conocida como la “mujer que tenía un hierro en la pierna”; lo que hoy se una protesis. Unos meses mas tarde la tía Juana muere. Todos, incluido yo, creíamos que había muerto debido al accidente y asi lo reflejé en la novela “ La casa verde”; años después, casi 35, me enteré que no murió del accidente.

Teknarit, África.

LA TÍA JUANA ( Y 4 )


El día que la tía Juana murió mi madre no sintió nada, me lo dijo años después. Recuerdo que yo tenía 9 años y mi madre me había pedido que no anduviera por la habitación de la “ausente”. Ese día, mas bien, aquélla noche la casa se llenó de gente; recuerdo que fue una noche de luna llena y un cielo llenos de millones de estrellas. Yo, alterado por la emoción de ver la casa llena de gente me pasé todo el tiempo de un lugar a otro de la casa visitando incluso la parte de atrás de la casa donde teníamos animales: perros, gallinas, conejos, cabras, palomas y patos...

Recuerdo que en una habitanción de la casa, una casa de campo grandísima, habían muchos hombres cantando y acompañados de guitarras y tambores tomando anis con café y galletas al mismo tiempo que en la otra continua estaba la difunta acompañada de muchas mujeres todas ellas vestidas de negro absoluto las cuales daban terribles gritos y esperridos de llantos dedicados todos a la difunta; ésta ( logré verla en un descuido de mi madre ) estaba en una caja rudimentaria de madera gris, en el centro de la habitanción, sobre su cara y callendo del techo le ilumibaba la cara un bombillo que desde el techo y por medio de un cable largo casi le llegaba hasta su cuerpo: tétrico. El bombillo tenia como ciento de miles de “cagadas” de moscas con lo cual apena alumbraba y hacía que todo fuera aún mas macabro.

Recuerdo un hecho: mi tío abuelo Salvadorito aquella noche le dio a una mujer un dinero y ello originó una discusión. Años después descubrí el motivo: aquellas mujeres que lloraban no eran parte ni miembros de la familia sino mujeres “alquiladas” para llorar a la “ausente”; eso se hacía cuando la difunta no tenía familiares o nadie que la llorara en su caja. El caso es que no hubo acuerdo en la cantidad a pagar y las mujeres se fueron todas dejando la casa en un extraño silencio.

Al día siguiente, día en que se iban a llevar a la muerta en la caja, yo estaba en la azotea de la casa; mi madre me había dicho que subiera arriba para no ver ese momento. Pero yo no hice caso del todo y desde arriba vi cómo unos hombres se cargaban aquella caja a sus hombros. En un momento dado en que salían de la habitación de la difunta debió ser y ocurrir que uno de los hombres no debió tener la caja bien calzada sobre su hombro y al hacer un gesto de colocar la caja correctamente la caja se movió; ése gesto, ése movimiento a mí, un niño de 9 años, me dio la impresión de que la tía Juana estaba viva dentro de la caja: ése fue el primer momento en mi vida en que tengo certeza de haber conocido el miedo. Desde ese día jamás pude por las noche pasar por delante de la habitación de la tía Juana sin sentir un terror terrible.

A los años después descubrí por una conversación que la tía Juana no murió por los efectos de la caída y rotura de su pierna. Este hecho lo vine a saber hace ahora 5 años. Una mujer de nombre Guillermina y amiga de toda la vida de la familia de mi madre y que aún está viva me comentó cómo y de qué murió la tía Juana.

Resultó que debido a aquella caída la tía Juana debio medicarse durante un tiempo, entre sus medicamentos estaba recibir inyecciones y a falta de un médico en la zona ocurrió que las inyecciones se la ponía su hermana Chonita. Dicen que la venganza es dulce y se sirve en bandeja de plata. Bien, la tía Chonita, su hermana, esperó toda una vida para vengarse de los abusos de su hermana con todos ellos. Ella fue la encargada de “pincharla” y lo que ocurrió fue que no la pinchaba sino que con la jeringuilla la acuchillaba todas las noche que tenía que introducirle la penisilina para su enfermedad: le generó una herida pues siempre la pinchaba en el mismo brazo lo cual le produjo cangrena. En su momento nunca se supo, sólo lo supieron tres personas: Chonita, su marido y Guillermina, de los tres aún dos están vivos con 106 y 98 años.

Esta es la Historia de parte de mi famila y que está reflejada en esa novela...es la historia de un niño de 6 años que aún tiene esos recuerdos en su memoria...

Teknarit, África.

Es todo un gran placer leerte,eres un gran escritor y espero y deseo que llegues muy ,pero que muy lejos porque lo vales y te lo mereces.
Como bien dice Nachito es un gustazo leerte.

¡¡Abrazos de flores de miles de colores,cargaditos de fuerza y energia...!!

La historia, Nacho, es fácil de contar porque está aún fresca en mi memoria, en mi interior y porque fueron unos años de mi vida que aunque relativamente ya casi lejanos no lo son tanto por cuanto aún los recuerdos y lo sientos aparte de que también marcaron un poco el principio de mi personalidad.

La memoria - si es escrita aún mejor - es algo que deberíamos dejar aquí como fianza certificada de nuestro paso por la Tierra, todos algún día deberíamos mirar atrás y recordar qué fue nuestra juventud, nuestra niñez y qué cogimos de ésta para ver qué dejamos cuando ya no estemos...dejar lo mejor de nosotros, de nuestra enseñanza.

Tek, África

Gracias, Pétalosdeseda, por tus palabras cargadas de emotividad. La cuestión no es ser un gran escritor, y lo sabes; la cuestión es saber y más aún poder transmitir las convicciones que uno lleva dentro, ésa y no otra es la primera y diría que única misión de las personas que escribimos, o lo intentamos.

Un abrazo...

Teknarit, Africa.