Recuerdo aquel 11 de septiembre, 1973

TESTIMONIO:



Un mes antes del golpe hubo una asamblea de secretarios de células con el compañero Luis Figueroa, Secretario General de la Central Unica de Trabajadores. Dicha reunion se llevó a cabo en el Comite local Manuel Rodriguez que funcionaba en las antiguas dependencias de la Radio Minería en la calle Moneda, a metros del palacio presidencial. Esa noche, Figueroa entregó un informe politico a las celulas del Partido el que, junto con analizar las maniobras golpistas de la derecha y de la correlación de fuerzas conque contaba la clase obrera, concluía que era inminente un golpe de estado y que, en esa circunstancia, no estabamos preparados para defender al gobierno en el plano militar. Alli enfatizó que el gobierno estaba haciendo todos los esfuerzos posibles para darle una salida politica a la crisis y que, para eso, estaba en preparación un conjunto de proposiciones para llamar a un referendum en el mes de Septiembre.



Durante el debate final, el presidente de la C.U.T. tuvo que responder preguntas puntudas, incluso agresivas de los secretarios de celulas presentes en la asamblea respecto a la ausencia de una politica militar de la cual en gran parte era responsable el partido. Encajonados en una linea politica electoral- constitucionalista, teníamos el apoyo electoral de los trabajadores pero nos encontrabamos incapacitados para defender la revolución ante un inminente golpe de estado. Su respuesta no fue ambigua: ni el Partido ni la UP estaban preparados para un enfrentamiento armado con unas Fuerzas Armadas profesionales que como instituciones estaban del lado de la contra revolución y que ademas, contaban con un reclutamiento inmediato de un sector respectable de la oposicion civil de la derecha y del PDC. Ademas, este sector golpista militar y civil tenia el apoyo total e incondicional de los Estados Unidos. Frente a nosotros estaba el fantasma de una variante de la guerra sucia. Si para defender lo conquistado, el pueblo se enfrentaba desarmado contra unas Fuerzas Armadas profesionales, significaría una masacre de trabajadores y campesinos.

La responsabilidad del Partido y del gobierno en esa disyuntiva pasaba por evitar a toda costa el derramamiento de la sangre del pueblo. Por eso Allende llamaría a una consulta popular, un plesbicito, a mas tardar la segunda semana de Septiembre…



Esa noche me desvelé pensando en el informe de Figueroa. Volví a casa con una interrogante que me daba vueltas y vueltas en la cabeza: tendrían la razon el Comite Central del Partido, la dirigencia de la UP y Salvador Allende de insistir en la via

no militar frente al golpismo descarado de la oposición y con ello evitar una guerra civil entre chilenos; acaso nuestros dirigentes no aprendieron nada de la lección de la dictadura de Gonzalez Videla?…Repasando paso a paso mis vivencias como funcionario de la Cámara de Diputados y como militante de izquierda, recordaba los pormenores vergonzantes, incluso criminales de las maniobras que utilizó en el Parlamento la derecha politica para impedir que Salvador Allende asumiera la Presidencia de Chile. Luego, las dificultades que tuvo el gobierno para reformar la Constitucion y asi darle fuerza legal a la Nacionalizacion del Cobre y para crear nuevas leyes, como la Ley de la Nacionalizacion del Cobre, la ley que profundizaba la Reforma de la Tierra, la Nacionalizacion de los Bancos, la Industria ineficiente, etc, etc., y para implementar su programa de gobierno teniendo una minoría parlamentaria en ambas Cámaras y una burocracia apernada en las instituciones publicas en su mayoria Democratas Cristianos que tiraban para atras el carro de los cambios. Durante el ultimo ano del gobierno de la Unidad Popular todos fuimos testigos de que la derecha y la DC estaban en guerra contra nosotros y que por uno u otro medio la CIA, la ITT, y la derecha economica financiaban a escondidas la contra revolución, la campaña del terror, del desabastecimiento, del mercado negro, de la distorcion informativa en prensa, radio y television controlada por ellos y la violencia conque impunemente actuaban los grupos paramilitares de ultra derecha como Patria y Libertad y sectores ultras de la juventud DC. Solo días atras habian baleado el camion en que traiamos parafina para el Comite de Abastecimiento del barrio y tuvimos que tapar los hoyos con tapones improvisados para evitar que se desangraran los tambores. La evidente movida golpista por parte del ejercito del coronel Viaux le dio el corage y el impetu que los civiles necesitaban para dar la cara. En el Parlamento utilizaron la Constitución de la Republica para acusar constitucionalmente uno detras de otro a Ministros de Estado, paralizando de esta forma el trabajo de los Ministerios y por este medio haciendo imposible que el Ejecutivo pudiera gobernar. Las salas de sesiones y de comisiones de la Cámara y del Senado fueron transformadas en un circo por los parlamentarios de oposición, quienes llegaron al extremo de usar el Congreso Nacional como refugio de los transportistas que con su “huelga” lograron paralizar el país. Con estos mismos ojos con que leo lo que estoy escribiendo, vi, fui testigo de que a cada “huelguista” le entregaban diariamente una jugosa colacion tres veces al dia, regalo solidario de restauranes y negocios del centro y de llapa, los Viernes a mediodía llegaba un cargamento de cajas que contenian sobres con nombres y apellidos, y dentro, un bono en dinero que iva a compensar el sacrificio de dormir, comer y complotar contra la Democracia, en su propio templo, para destruirla…



La mañana del 11 de septiembre amanecí haciendo la guardia nocturna en el Comite Local del Partido. Aparentemente todo estaba normal a esa hora temprana. Salí despreocupadamente a la calle Moneda y corte en dirección al trabajo. De pronto me di cuenta que tocaban marchas y daban comunicados militares por la radio de un quiosco de diarios. En otro quiosco, escuché las noticias del golpe por la radio Magallanes. Volvi corriendo al Comite Local con la noticia, pero ya era todo un caos porque los viejos trataban de evacuar toda documentacion que individualizara o comprometiera a la militancia. En el Congreso, el personal estaba de brazos caidos; espectantes de las noticias que llegaban por las radios. En los pasillos de la Cámara me tope con un par de parlamentarios socialistas con los que intercambié algunas impresiones las que por su parte no eran en ningun caso alentadoras. Estaban palidos, como sonámbulos daban instrucciones a los secretarios del Comite de su Partido.



Apenas firmé tarjeta, le pedí al jefe de turno que me destinara a repartir oficios

a los Ministerios. Lo hice con el fin de tener movilidad suficiente para contactar al Partido y pedir instrucciones. Allí todo seguía en el mismo cáos. Mientras ayudaba en parte a evacuar registros, me dejaron en claro que entrabamos a la clandestindad y que cualquier instrucción posterior la recibiría por los canales correspondientes. Luego, por razones obvias, me dirigí a entregar cartas y oficios al Ministerio de Defensa. En el camino me detuve para escuchar el discurso de despedida del presidente Allende. En la Defensa me paró la guardia y con caras de pocos amigos me despacharon de vuelta. En medio de la confusión, circulaba de boca en boca, ( la radio Magallanes habia sido silenciada por la Fuerza Aerea ), la noticia de que tropas leales, al mando del general Prats, estaban mobilizandose para parar el golpe y que la guardia de Palacio estaba en armas para defender la Moneda. En la plaza Bulnes, a los pies del monumento de O’ Higgins, se formó un grupo que gritaba consignas de apoyo al Gobierno y ví varias banderas partidarias y de la UP. Mi curiosidad por seguir los acontecimientos la pagué con una zarta de garabatos conque me mando a cambiar una tropa de milicos con pañoletas naranjas amarradas al cuello que de pronto aparecieron corriendo agazapados en uniforme de combate. Venían en pie de Guerra: soldaditos tercer mundistas disfrazados con su uniformito, casquito, botitas, todo muy familiar, como pelicula de Hollywood y con patente internacional U.S.A. Llegaron por la Avenida Bulnes y venían armados hasta los dientes. Surgieron de improviso, corriendo a tomar posiciones en la plaza Bulnes. Luego, arrastrandose a punto y codo, tomaron posiciones de combate entre los escombros del Metro en construccion donde instalaron las ametralladoras en dirección a la Moneda. A quienes hipnotizados presenciabamos el despliegue de la tropa nos daba vueltas si estos soldados eran leales al gobierno o eran los golpistas. Entre especulación y especulación, que estos son; a lo mejor no son, a los cientos de transeuntes, manifestantes y mirones nos agarro de sorpresa la balacera con la que el ejercito comenzo a atacar la Moneda. La Guerra sucia que Allende habia tratado de evitar, habia comenzado. Metido en un mar humano que huia de las balas, sin saber como y sin alma en el cuerpo, terminé refugiado en el subterraneo del edificio de la Contraloria General de la Republica. Dicho edificio esta casi al llegar a la esquina de Teatinos con Moneda, frente al edificio presidencial que horas despues sería bombardeado por la Fuerza Aerea. Las horas, los incidentes, el olor a polvora, los silencios, las explosiones, los sentimientos encontrados que esa manana viví en el comedor del personal de la Contraloría, jamas las olvidaré, como nunca olvidaré el cobarde cinismo de clase personalizada en el Contralor General de la Republica quien, aparte del resto, sentado en un un sillon Imperial improvisado y rodeado de su Corte de lambe botas esperaba el llamado telefonico de la Comandancia del Ejercito…; cuando colgo el telefono, les dijo con voz elegante, con la expresion de un Cesar Romano que ha vencido y reconquistado su Imperio: ‘El presidente acaba de suicidarse’…



Afuera del recinto quedaban el eco del traca-traca de la punto 30 que disparaban desde el edificio conlindante; el zuuummm… de los a chorro que terminaban en un virtual terremoto con la explosion de las bombas; y luego… la humareda negra, que como una sombra fatidica se desprendía de las llamas de la Moneda, giraba sobre la Plaza de la Constitución y se elevaba ennegreciendo lentamente el cielo de Santiago y con las horas terminaría por envolver a Chile entero. Con estas imagenes impregnadas en mi alma he vivido el resto de mi vida.





Sergio Bustamante.

Sheffield, 11 de septiembre, 2009.

Vaya, impactante. Ojala decirte que las cosas serán diferentes, pero no puedo. Un abrazo Sergio, la fuerza radica en esto, en que gente con estas experiencias nos las transmita, para tomar la estafeta.

Un gran abrazo.

Ojala, Manuel. Tengo mis esperanzas -de una hola liberadora de Latinoamerica- puestas en Venezuela, en Ecuador, en Boliva, en los puieblos que estan unidos en el ALBA, y en jovenes inquietos, como tu, companero.
Un abrazo frater.
Sergio

Experiencias que sin duda marcan, y que no olvidarlas es menester para que las generaciones futuras puedan saber donde pisar.
Un abrazo fuerte.


Que las hadas te acompañen.

Ufa!!.. tremendo Sergio!!
He leído con atención todo este reporte y bueno... he quedado impactada,
sin embargo como tú, no pierdo la esperanza de que llegue el día en que
todos los pueblos logren la tan anhelada paz.
Y... no soy una pobre ilusa.
Lo creo fervientemente, Sergio.

Un abrazo amigo.

Queridos amigos.
Mi certeza es que estamos hermandos en una maravillosa esperanza.
Fraternalm'
Sergio