EL REENCUNETRO (7)

Marina la miraba con cara intrigada.

-Se que debería habértelo contado hace mucho tiempo Marina, pero no sabía cómo hacerlo. Tenía miedo de contártelo…

-¿Miedo por qué Ale? ¿Qué es lo que guardas tan en secreto?

-Prométeme que cuando te lo cuente no saldrás corriendo.

-Me estas preocupando Ale. ¡Suéltalo ya!

-Está bien ya voy.

Por la cabeza de Alejandra pasaban muchas cosas. Todos sus temores de antaño volvieron a su mente. Sabía que decirle a Marina que era lesbiana podía separarlas. Pero llevaba mucho tiempo ocultándoselo, y por respeto a su amistad tenía que contárselo.

Marina miraba a Alejandra impaciente y preocupada. ¿Qué sería lo que le ocultada su amiga? Alejandra tenía la mirada ausente, distante, mantenía la mirada fija en la ventana. Se la veía pensativa, preocupada.

Tenía que ser algo serio pensaba Marina, sino Alejandra no estaría tan preocupada. No le gustaba verla así. Deslizó su mano sobre la de su amiga, y se la estrecho con cariño.

-Dímelo Ale, no voy a salir corriendo. No me voy enfadar, ni te voy a dejar de hablar. Mírame a los ojos… Confía en mí…

Alejandra sintió que su cuerpo temblaba al sentir la mano de Marina sobre la suya. La miró a los ojos, y se armó de valor.

-Está bien Marina, te voy a contar. Sin rodeos.

Alejandra pensaba una manera más suave de decírselo, pero sólo se le ocurría una. La directa.

-Soy lesbiana Marina. Carlos lo descubrió, me amenazó con decírtelo si no me alejaba de ti.

Marina sonrió sin soltar la mano de Alejandra, que no podía dejar de mirarla.

-Que eres lesbiana ya lo sabía Ale, siempre lo he sabido.

-No lo puedo creer... ¡Tú ya lo sabías y yo intentando disimular!

-Lo supe yo creo que antes que tú misma. Lo que no entiendo es porque no me lo contaste nunca, ¿por qué has esperado hasta ahora?

-Tenía miedo Marina, temía que si te lo contaba te alejaras de mí. Que no volvieras a hablarme. Siempre fuiste lo más importante de mi vida, no quería perderte.

-¿Y crees que por eso me ibas a perder? Creía que me conocías mejor Alejandra.

Marina se hizo la ofendida, pero no sabía disimular.

-No te hagas la ofendida Marina por no sabes disimular jajaja. Tarde, pero ahora que te lo he contado me siento mucho mejor. Me he quitado un gran peso de encima que llevaba cargando muchos años. ¿Y tu porque no me dijiste nada si ya lo sabías?

-Pensaba que si me equivocaba podrías ofenderte y hacerte daño…

-Vaya dos…

-Si jajaja. Y ¿por cierto? ¿Porque te amenazó Carlos?

-Me pillo una carta que te envié, la leyó. Se enteró de todo y me llamó para decirme que te lo contaría todo si no me alejaba de ti. Fui una cobarde, lo sé, ¿pero qué podía hacer? Estaba muy lejos de ti y no me podía defender. Tenía miedo, dejé correr el tiempo esperando armarme de valor, pero, se paso el tiempo y el resto ya es historia.

-Pero ¿Qué decía la carta para que actuara así? ¿Para qué te alejaras de mí?

Alejandra se tensó, temió esa pregunta. Podía mentirle, inventarse cualquier cosa. O podía contarle la verdad y quitar los fantasmas de en medio. ¿Qué hacer? Retiró su mano de la de Marina, y apartó un mechón de cabello del rostro de su amiga. La miró a los ojos, y decidió que no podía callarlo más.